Tal vez el vocablo “martirio” pueda resultar exagerado al hacer alusión a algo supuestamente tan simple como extraer dinero de un cajero automático. En realidad, es un procedimiento que de acuerdo con la intención con que fue habilitado nos hace la vida más fácil, incluso es sabido que nuestro patrimonio monetario se encuentra más seguro.
Aunque las colas ya son habituales en Cuba, no por ello dejan de ser molestas, y eso de que a todo se adapta el ser humano no es cierto, cuando además de esperar horas para alcanzar algún producto también haya que hacer fila para adquirir con qué comprarlo.
Durante los primeros días del mes resulta imposible para muchas personas de varios sectores acceder al salario devengado, a no ser que estemos dispuestos a madrugar frente a cualquier entidad bancaria para así “llegarle” al cajero.
En las largas hileras no hay distingos: lo mismo jóvenes que ancianos, de pie o al sol deciden someterse al necesario martirio. Si la economía familiar te ayuda a esperar un poco, optas por regresar después del día 15 o incluso en horario nocturno. Pero en eso también hay sorpresas, pues muchas veces los aparatos están fuera de servicio o simplemente no tienen efectivo.
Pienso en el resto de los municipios de la provincia en los que no existen cajeros y que como dijera un colega hay prácticamente que dormir en el portal de Cadeca o del banco para coger un turno.
Por si fuera poco, las operaciones con tarjetas magnéticas, a tono con la necesaria evolución del comercio electrónico, demandan de trámites que solo son efectivos a través de las instalaciones bancarias. ¿Por qué entonces destinar solo a una persona para estos fines? Si existen varias cajas para transacciones con efectivo, ¿cómo no garantizar más personal para agilizar procesos que tienden a incrementarse?
Y no es exageración, hay quienes amanecen en el banco para solicitar o recoger una tarjeta magnética y aún a las dos de la tarde permanecen sentados en el portal, sin nada en el estómago o con infinidad de asuntos pendientes que resolver.
Muchas veces son personas mayores las que esperan en una cola para ser atendidos o para acceder a sus ahorros o jubilación, individuos que hacen su mayor esfuerzo para ir a la par de la tecnología, y es muy difícil cuando no existen las condiciones para retribuir ese esfuerzo.
En un reciente espacio de la Mesa Redonda, representantes del Banco Central de Cuba explicaron que se han emitido en el país más de dos millones de tarjetas magnéticas si se compara 2020 con 2021.
El presidente del Banco Metropolitano, Orlando López Garcés, apuntaba que el 70 por ciento de las operaciones del sistema bancario hoy son electrónicas, que se han emitido más de 11 millones de tarjetas con los diferentes actores económicos y con los distintos productos y servicios asociados: salario, ahorro, fondos, entre otros.
Reconocía el funcionario que aunque el objetivo es disminuir la curva del pago en efectivo, la mayor dificultad radica en la cantidad de dinero en papel que demanda la población para poder ejecutar los pagos en la vida cotidiana. Nada más cierto, pues aunque se apuesta por impulsar el pago electrónico, desafortunadamente las plataformas de comercialización creadas para ello aún no son del todo efectivas.
Por otro lado, si tenemos en cuenta el elevado índice de envejecimiento poblacional de la provincia, resulta más complicado aún acostumbrarse a ello. Eso sin contar que entre personas naturales todavía existe resistencia a las transferencias electrónicas, precisamente provocado por todo lo anterior.
En la citada Mesa Redonda los especialistas se referían a las grandes dificultades con los cajeros: de los 890 instalados en el país, sin contar los de La Habana, solo hay presencia en 55 municipios del país, más la cantidad que presentan problemas diariamente. Lo peor es que no hay a la vista una solución para instalar nuevos equipos, por lo que se trabaja en la industria nacional para reparar los averiados.
Algunos paliativos podrían ser que una mayor cantidad de establecimientos introduzcan pagos electrónicos o como se lleva a cabo a través del proyecto Caja Extra, que da la posibilidad de extraer efectivo de las tarjetas en algunos establecimientos comerciales.
Si existen dificultades con los cajeros automáticos, si son insuficientes o generan tantos problemas, ¿por qué seguir emitiendo grandes cantidades de tarjetas magnéticas?
Se supone que las nuevas tecnologías nos hagan más fácil el camino y no que causen el efecto contrario. La informatización de la sociedad y el comercio electrónico requieren de plataformas que sostengan el gran volumen de usuarios y operaciones que ahora mismo cargan sobre sus estructuras.
Esas horas de “martirio” pueden parecer exageradas pero consumen tiempo, causan malestar y se suman a la larga lista de problemas que ya tenemos. Por lo pronto, trate usted de dejar el angustioso momento para otro día y que así no se le amargue el fin de año.