Llegar a casa de Humberto Hernández (El Negro) en la ciudad Pinar del Río es como estar rodeado de cielos. El olor a acrílico sobresale entre los lienzos que se han adueñado de las paredes de su sala. Una y otra vez vuelve a ellos, a mejorarlos, a completarlos, a redefinirlos.
Durante este tiempo en que la Covid-19 se ha empeñado en apartar a los artistas de los escenarios convencionales, los procesos creativos se concretan desde la tranquilidad del hogar, y para este artista, aunque ha sido un etapa crítica para la concreción de importantes proyectos con su casa taller, ha dedicado más tiempo a piezas que necesitaban continuidad, terminación.
“No pierdo el tiempo, esta ha sido la etapa en la que más me he comprometido con mi obra. Me siento feliz, satisfecho, realizado.
“A pesar de que ya estoy en la tercera edad y tengo problemas de salud trato siempre de participar en todo lo que tenga que ver con ayudar a la Revolución. En todo lo que pueda representar luz, belleza y transparencia, ahí está El Negro”.
En medio de una tertulia amigable entre colegas de los medios de comunicación y autoridades de la Cultura en la provincia, alguien le pregunta por la recurrencia de los cielos en su arte. Vemos de pronto cómo destapa el acrílico y pincel en mano va demostrando como logra más o menos profundidad en los tonos, o como construye esos paisajes tan sui géneris que distinguen su obra.
“En realidad los cielos son muy complicados, cambia alguna tonalidad, pero no el pensamiento ni la vista, trato de ver en ellos algo de mejoría, y eso me ayuda a transformar mi propio cielo.
“Siempre encuentro algo: pájaros que vuelan, ojos que miran, tormentas que en realidad no son tormentas, sino la fuerza interna que me lleva a que quien vea una pieza mía pueda participar de ella y sugerir.
“Mis cielos no se parecen a ningún otro, trasmiten espiritualidad que es lo esencial que necesitamos, pero no hay tiempo aún para el descanso, ahora es el momento de trabajar.
“Mi obra no es política sino que responde a tradiciones afrocubanas, culturales, que expresan sentimientos. Mis casas viejas tienen postes de luz que iluminan la tierra, el cielo y el espíritu. Como siempre digo ‘Ashé para ustedes y pa’l Negro”.