Aun de las mayores calamidades aprendemos. La pandemia, en pleno desarrollo, nos enseña, y cuando pase el vendaval se nos habrán ido algunos, nos lamentaremos, pero difícilmente olvidaremos los peores momentos e indudablemente sacaremos las valiosas experiencias.
A la amalgama de escépticos, agnósticos y descreídos, siempre se les va por encima los optimistas que al unísono asentirán: ¡ganamos!
En todos los sectores aparecieron soluciones, unas fruto de la elaboración, otras de la noche a la mañana; muchas en pañales todavía pero se fueron favoreciendo poco a poco con el aporte de la gente… y como dijo el poeta, se hizo camino al andar.
Incluso, lo más difícil a modo general fue la reubicación de personal, pero pocos protestaron y se dio la mejor utilización; la colaboración sincera de los empleados y los deseos de cada cual ofrecer su iniciativa.
Las tecnologías de la información y la documentación se lucen todavía, al fin fueron comprendidas por la mayoría; los morosos le ven la utilidad y las pusieron en uso; acercaron los puestos de trabajos, facilitaron los trámites, agruparon las familias y como la orden fue “quedarse en casa”, la tarea se sacó del puesto de trabajo y se cumplió. Lo digo en tiempo pasado, aunque no hemos terminado, para demostrar que, a medias, pero sí está cumplido.
No lo descubrimos nosotros. Las tecnologías desde su origen fueron creadas para eso. Los celulares no son para saludos y besos, especialmente los de última generación, esos llamados “inteligentes” son una computadora en el bolsillo. Y las computadoras de escritorio, laptop, tabletas y otros terminales son oficinas, puestos de dirección, centros de docencia, producción y servicios, son –en fin- armas de táctica y estrategia para usarlos bien.
A pesar de las dificultades, la tecnología nos facilitó la vida. Ahora una mayoría pensará diferente y los que la tenían en su centro de trabajo y casa como artículo de juegos o reproductores de música, sabrán que es el progreso al alcance de la mano.
Si conversamos con cada pinareño tendrá al menos una historia que contar. Las mayores vivencias las encontraremos en el sector de la Salud, por ser mayoría dentro de los valientes que arriesgaron la vida; pero también serán muy válidas la del Transporte, las Comunicaciones, Comunales y… para qué seguir, si ustedes saben mucho más.
Este es un libro abierto, todos deben escribir, el epílogo está muy lejos… o más cerca si lo hacemos bien.