La provincia tiene actualmente más gastos que ingresos. Revertir tal situación implica una respuesta inmediata del sector empresarial con el incremento de las producciones.
Por mucho tiempo la excusa fue que las trabas burocráticas impedían el desarrollo de alternativas. Ahora la erradicación y flexibilización de tales impedimentos es una realidad, a partir de las medidas aprobadas que ampliaron las facultades, oportunidades de negocios dentro y fuera de fronteras, así como el manejo de los recursos financieros y humanos, pero falta creatividad en los directivos para la implementación.
El cambio de pensamiento es una urgencia, no ha de seguir siendo un llamado o reclamo hacia quienes desde sus puestos deciden el futuro del municipio, la provincia y la nación.
Las carencias materiales que hoy enfrentamos solo tendrán respuesta a partir de la generación de bienes, porque solucionar los problemas de liquidez de una entidad enfocándola hacia la prestación de servicios, muchas veces asumiendo el rol de intermediario y encareciendo los productos, tributa a la inflación monetaria: es como intentar detener un sangramiento con una tirita.
Entre las escaseces a contabilizar es imprescindible incluir las iniciativas, porque la ausencia de las mismas se convierte en un agente multiplicador de privaciones.
En la última sesión del Consejo Provincial Evelio Herrera Padrón, director de Educación en la provincia, enumeraba el conjunto de talleres e instalaciones de que disponen en escuelas con capacidad productiva que podrían emplearse a través de convenios con las empresas y tributar a la formación profesional de los futuros técnicos y profesionales.
Este es un ejemplo de potencial desaprovechado, pero también hay innovaciones por generalizar, materias primas por utilizar o diversificar su explotación como el indeseable marabú que en otros lares no solo se convierte en carbón, sino que es la madera con la cual realizan diversidad de muebles.
Estudios de mercado, proyecciones abarcadoras y trabajo en equipo son primordiales para dinamizar la economía y en ello desempeña un rol muy importante el adecuado manejo de la autonomía municipal.
Calex González Chill, director provincial de Economía y Planificación, señaló que no cuentan con ninguna propuesta de inversión a partir de las posibilidades de financiamiento que ofrece el uno por ciento de la contribución territorial.
Algo lamentable y si bien es cierto que desde el primer trimestre de 2020 y hasta la fecha los esfuerzos se han centrado en contener la pandemia, también es una verdad, tan grande como un templo, que ya llevan más de un año en vigor las medidas aprobadas para el sector empresarial y que todo el tiempo se ha insistido en la necesidad de preservar la vitalidad de las actividades que generen ingresos.
La prosperidad no cae del cielo, es fruto del trabajo, está ahí, agazapada, a la espera que le cedan el paso el inmovilismo y la incapacidad. Se estimula el emprendimiento en los privados, pero no es algo exclusivo para ese segmento y mucha falta nos hace en aquellas entidades con administración estatal, sobre las que recae el mayor peso de la economía del país.
“Hay que abrir la mente, flexibilizar el pensamiento”, es una frase reiterada en cualquier espacio donde se analicen o debatan los problemas y proyecciones del empresariado, pero el timbre sigue sonando y no hay respuesta.
Evadir ese llamado es no atender al reclamo de un pueblo que apuesta por preservar la obra de la Revolución, desligada de la cultura de sobrevivencia, con bonanza y bienestar que harían resplandecer más aún la justicia social.
Hay obstáculos reales, cuyo impacto es nada depreciable, como el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos a Cuba, la crisis mundial generada por la COVID-19, la obsolescencia tecnológica y otras más, pero es inadmisible que una nación presuntuosa del ingenio y resiliencia que la distingue se autodestruya por pobreza de pensamiento. El municipio y la provincia son inicio, no final, de la cadena productiva que nos urge eslabonar.