La paralización por el impacto de la COVID-19 y roturas imprevistas de fábricas productoras de cigarros como la Lázaro Peña, de Holguín, donde se concentra el 60 por ciento del plan nacional, y la no llegada a tiempo al país de insumos, han provocado bajos niveles de disponibilidad de ese renglón en el mercado interno.
Consultados por la Agencia Cubana de Noticias, José Liván Font Bravo, vicepresidente primero de Tabacuba, y Raúl Hernández Ferrer, director de Industria de este grupo empresarial, explicaron que al cierre de septiembre la producción se ejecuta al 81 por ciento, y recordaron que ya desde finales de 2020 también la falta de financiamiento venía impactando en la compra de papel de envoltura, marquillas y piezas para las fábricas de esa línea económica.
Tales dificultades ocasionaron atrasos en las entregas de cigarros al Comercio Interior, pero hoy la situación empieza a revertirse al contarse con cierto nivel de financiamiento y gracias a la paulatina recuperación de las entidades afectadas por la pandemia, entre ellas también la Ramiro Lavandero, en Ranchuelo, Villa Clara, y Segundo Quincosa, en la capital.
Font Bravo aclaró que difícilmente en lo que quede de año se recuperen todas las producciones, aunque sí para el primer trimestre del 2022 se espera contar con la necesaria estabilidad.
El director de Industria a modo de ejemplo señaló que en la fábrica Lázaro Peña, de Holguín, entre julio y septiembre sus niveles de entregas han estado por debajo del 50 por ciento del plan, a causa de que gran parte de su personal enfermó de la COVID-19, en tanto la de Ranchuelo por igual motivo estuvo paralizada durante 24 días en dos momentos del año.
A ello se añadieron la no llegada a tiempo de los insumos que pudo comprar el país, es decir, no fueron todos debido a las medidas restrictivas impuestas por el bloqueo norteamericano contra Cuba, y también roturas imprevistas que condujeron a paralizaciones temporales de empresas como Juan D. Matas Reyes, de Trinidad, y Segundo Quincosa, en La Habana.
Hernández Ferrer puntualizó que aspiran a cumplir los planes hasta diciembre, y paulatinamente recuperar algunos niveles de los meses transcurridos hasta ahora, pues los propios colectivos han expresado su disposición de lograrlo extendiendo las jornadas de trabajo y laborando los fines de semana.
Asimismo se priorizan los pagos de los recursos imprescindibles con vistas a garantizar las producciones de cigarrillos, además de que para los próximos años se cuenta con la materia prima necesaria, es decir, el tabaco en rama, aseguró el entrevistado.
Si de ahora en adelante se estabiliza en las cuatro fábricas del país la producción diaria por encima del millón 400 mil cajetillas de cigarrillos, en la red de comercio minorista comenzará a verse de manera paulatina una mejor presencia de este renglón, pero no suficiente aún, aclaró.
Según estudios demográficos y de mercado, en Cuba se consumen mensualmente más de 40 millones de cajetillas de diversas marcas, y solo para la capital haría falta destinar en cada jornada unas 400 mil cajetillas de Criollos, la marca preferida por muchos de sus consumidores, explicó a la ACN el director de Industrias de Tabacuba.
(Tomado de ACN)