Los demócratas completaron este miércoles una barrida de los dos escaños del Senado de Estados Unidos en juego en la segunda vuelta de las elecciones en Georgia, lo que le dio al partido el control de la Cámara alta y aumentó las perspectivas de la ambiciosa agenda legislativa del presidente electo Joe Biden.
El demócrata Jon Ossoff obtuvo un 50,3% y el republicano David Perdue un 49,7% con el 98% de los votos esperados, según Edison Research.
Eso llevó la ventaja de Ossoff más allá del margen necesario para evitar un posible recuento, y Edison dijo que esperaba que la diferencia siguiera creciendo.
El reverendo Raphael Warnock derrotó a la senadora Kelly Loeffler, convirtiéndose en el primer demócrata negro elegido al Senado del Sur. Y Jon Ossoff, el director de 33 años de una compañía de producción de videos que nunca ocupó un cargo público, derrotó a David Perdue, quien recientemente completó su primer mandato completo como senador.
Ambos demócratas ahora lideran a sus oponentes republicanos derrotados por márgenes que son mayores que el umbral requerido para desencadenar un recuento bajo la ley de Georgia. Ganaron gracias a márgenes abrumadores en las ciudades de Georgia, victorias decisivas en los suburbios y debido a la deslucida participación del martes en los condados rurales que ahora conforman la base republicana.
Las victorias de los demócratas -reporta The New York Times- remodelarán el equilibrio de poder en Washington. Aunque tendrán la más mínima de las ventajas en la Cámara y el Senado, donde la vicepresidenta electa Kamala Harris romperá los empates 50-50, los demócratas controlarán los comités y la legislación y las nominaciones llevadas a la sala. Esa ventaja allanará el camino para al menos algunos elementos de la agenda de Biden.
Las consecuencias políticas del mandato de Trump ahora son claras: su único mandato en la Casa Blanca concluirá con los republicanos habiendo perdido la presidencia, la Cámara y el Senado bajo su mando.
El resultado se da en momentos en que la policía del Capitolio del país respondió desenfundando armas y lanzando gases lacrimógenos cuando una multitud de manifestantes irrumpió para tratar de obligar al Congreso a desestimar la derrota electoral del presidente Donald Trump.