Al cabo de 62 años del inicio, el 14 de enero de 1962, de las series nacionales, la pelota honra a su fiel afición con la final de la II Liga Élite, en la cual un irredento elenco de Artemisa desafiará el poderío de la favorita Matanzas. Desde mañana, ambos equipos comenzarán una disputa inédita en los clásicos cubanos de beisbol.
La Liga, es cierto, ha tenido sus altas y sus bajas, en su trayecto hasta el pináculo de su calendario, que comenzará por el Victoria de Girón yumurino, pero otra vez ha desbordado los pechos en las gradas, como la marea roja matancera, llena de la pasión de sus entusiastas aficionados. Allí se jugará mañana y el miércoles, siempre desde la 6:30 de la tarde.
Luego, durante viernes, sábado y domingo, la plaza será el 26 de Julio de la capital artemiseña, que le debe a sus parciales el crecimiento de su aforo, porque ese equipo ya ha echado a andar, y está entre los principales animadores de las justas beisboleras del país. Si hiciera falta más, y ojalá que así sea, se regresaría a Matanzas, para definir el miércoles 24 y el jueves 25 de enero.
Cuba se llena de alegría con su patrimonio cultural, engalana sus estadios y crece en las provincias sedes el amor por el terruño. Pero también se llena de orgullo toda la nación, al ver en las plantillas protagonistas a sus ídolos, como Yordan Manduley, Yadián Martínez o Rusney Castillo, holguinero, mayabequense y avileño, por ese orden, vestidos con las franelas de la Atenas de Cuba; o Raúl González, Luis González, Denis Laza o Frederich Cepeda, avileño, camagüeyano, mayabequense y espirituano, con Artemisa.
Que la pelota no se quede solo en el terreno; que llegue hasta el pueblo, a sus casas, a las afueras del estadio; es el jit decisivo de esta final, para que sea la fiesta grande de Cuba.