Maestro de ceremonias;
Querido hermano, amigo y compañero Presidente Hage Geingob;
Estimados Vicepresidente Mbumba, Primera Ministra Amadhila y Viceprimera ministra Nandi-Ndaitwah;
Estimada Primera Dama Monica Geingob;
Distinguidos dirigentes del Parlamento, del Gobierno, autoridades locales, partidos políticos, líderes religiosos tradicionales y de otras instituciones de Namibia;
Héroes y heroínas;
Sisters and brothers of Namibia:
Permítanme transmitir un caluroso saludo del Partido Comunista de Cuba, del Gobierno y el pueblo cubanos al heroico pueblo de la República de Namibia, al que nos unen lazos de hermandad indestructibles.
Soy también portador de un afectuoso saludo para todos ustedes del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Líder de la Revolución Cubana.
Agradezco la invitación del entrañable compañero presidente Geingob no solo para realizar una visita oficial a Namibia, sino para en nombre de Cuba participar como invitado especial en esta importante conmemoración del 26 de agosto, Día de los Héroes de Namibia.
Hoy, junto a ustedes, rendimos emocionado y merecido tributo a los héroes y heroínas de este país, quienes con el sacrificio de sus vidas abonaron el camino a la definitiva independencia de su patria. Un especial reconocimiento al Padre fundador de esta nación, el Doctor Sam Nujoma, querido amigo de Fidel y de todo nuestro pueblo (Aplausos).
«Namibia es la tierra de los bravos», dice su hermoso himno, de ello pueden dar fe los internacionalistas cubanos que compartieron trinchera con los combatientes de la SWAPO en los difíciles días de la guerra en Angola.
Ustedes lucharon contra la injusticia en el campo de batalla y en la mesa de las negociaciones, y Cuba se honra por haberlos apoyado. No había camino más honorable a la independencia de este hermano país.
A partir del 21 de marzo de 1990 Namibia se convirtió en un símbolo de la resistencia en el África Sudoccidental, y con su victoria cavó definitivamente la tumba del oprobioso régimen del apartheid, que como un virus mortal se había extendido desde Sudáfrica hasta estas tierras.
Ese día terminó la barbarie y terminaron los sufrimientos del pueblo namibio, en cuya memoria quedan las huellas de episodios dantescos como la masacre de Cassinga. Allí se develó la entraña cobarde y genocida de los racistas sudafricanos, capaces de acribillar sin piedad a mujeres y niños refugiados en un campamento de la SWAPO.
Rescatados por internacionalistas cubanos, niños sobrevivientes de la matanza encontraron familia, hogar y escuela en nuestro país (Aplausos). Allí Fidel los acogió como hijos, no solo para que estudiaran sino para curarles del espanto vivido.
Sé que algunas de aquellas víctimas se encuentran hoy en este acto. A la memoria de sus familiares caídos y a la digna resistencia que les permitió a ustedes sobrevivir al horror, rendimos sentido tributo hoy (Aplausos).
Estimados compañeros:
Desde 1990 Namibia ha logrado ser un ejemplo de paz y concordia como nación, valores que irradia a la región y al mundo.
Con la misma firmeza con que se negó a seguir siendo colonia, Namibia exhibe hoy una admirable verticalidad de principios contra las injusticias de este mundo y en defensa de las causas de los pueblos.
Nuestras naciones marchan juntas en el arduo camino al desarrollo. Con ese fin miles de nuestros compatriotas han laborado en este país y lo siguen haciendo en la salud, la educación, la pesca, el transporte y la construcción (Aplausos).
Los cubanos que combatieron en Angola por Namibia en cumplimiento del sagrado deber internacionalista, pueden sentirse satisfechos, porque su sacrificio contribuyó decisivamente a la independencia de una nación que enorgullece a sus hijos, y Cuba ganó para siempre el respeto y el afecto de un aliado firme, valiente y honesto (Aplausos).
Sisters and brothers:
No es un secreto para nadie y menos para quienes siguen de cerca la realidad del país, que Cuba atraviesa por una difícil coyuntura socioeconómica que tiene como causa principal la persistencia, por más de sesenta años, del bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos de América, que ha escalado en los últimos tres años a niveles de presión sin precedentes, con efectos muy visibles en el nivel de vida de nuestro pueblo.
El cerco es tan brutal que ni siquiera durante el difícil periodo de la pandemia de COVID-19 el gobierno de ese país escuchó la demanda mundial de que se redujeran o aliviaran las medidas coercitivas unilaterales contra Cuba.
Si a lo anterior se suman también los nocivos efectos de las diferentes crisis globales que están impactando fuertemente en el precio de los alimentos, el acceso a los combustibles y en el cambio climático, se comprenderá la gravedad de los desafíos que enfrentamos.
Por eso agradecemos muy sinceramente al gobierno de Namibia por promover cada año en la Unión Africana la adopción de resoluciones contra el bloqueo a Cuba, y por hacer escuchar su voz desde el podio de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas y mantener un consistente apoyo a favor de las resoluciones sobre el tema en ese órgano (Aplausos).
Maestro de ceremonias;
Querido Presidente Geingob:
Estar en Namibia en el día en que honra a sus héroes y heroínas, en que agradece a sus veteranos y exalta el honroso aporte de todo el pueblo en la lucha por una patria libre e independiente, nos trae a la memoria una canción que toda Cuba canta en días de honrar a los héroes y que fue siempre una de las preferidas de Fidel. Concluyo mis palabras con una de sus más populares estrofas:
»A los héroes/ se les recuerda sin llanto, /se les recuerda en los brazos, /se les recuerda en la tierra; / y eso me hace pensar/ que no han muerto al final, /y que viven allí /donde haya un hombre, /presto a luchar, /a continuar».
¡Gloria eterna a los héroes y mártires de Namibia! (Exclamaciones de: «¡Gloria!»)
¡Viva la eterna amistad entre nuestros pueblos! (Exclamaciones de: «¡Viva!»)
¡La lucha continúa, la victoria es cierta!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos! (Exclamaciones de: «¡Venceremos!»)
(Ovación.)