“Nuestra región y el mundo necesitan la paz, para concentrar toda su capacidad, inteligencia y recursos, en enfrentar a los verdaderos enemigos de nuestra especie: el hambre, la pobreza, el cambio climático, el analfabetismo, las enfermedades, el agotamiento de los recursos naturales y la creciente marginación a que está sometida la inmensa mayoría de la población mundial”.
El Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, fue el orador que abrió la ceremonia oficial que dedicó la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en su VIII Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno, para conmemorar el décimo aniversario de la proclamación de la región como Zona de Paz, firmada por los 33 estados miembros en La Habana, durante la II Cumbre del mecanismo regional, realizada en 2014 bajo el liderazgo del General de Ejército Raúl Castro Ruz.
Intervinieron, junto a Díaz-Canel, la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, quien asume en esta reunión la presidencia pro témpore de la CELAC; el presidente de Colombia, Gustavo Petro, que encabezará la Comunidad en 2025; el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, anfitrión del encuentro y quien encabezó el mecanismo en 2023, y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
“Es muy joven nuestra Proclama, pero es, sin dudas, un hito histórico en la igualmente joven historia de la CELAC”, decía al inicio de su intervención el presidente Díaz-Canel.
“La Proclama significa —expresó— esperanza para millones de personas, cuya principal preocupación es la supervivencia de los suyos en un mundo convulsionado por la violencia y las guerras”.
La paz —añadía— “no es solo un derecho legítimo de todos los pueblos y de cada ser humano. Es una condición fundamental para el disfrute de todos los derechos humanos, en particular, el derecho supremo a la vida”.
“Apoyar la paz es defender el derecho de cada pueblo a escoger libremente su modelo político, y su propio camino hacia el desarrollo económico y social”, afirmó el mandatario cubano.
Y, enfatizó, “para avanzar en la integración de América Latina y el Caribe, es esencial la paz”, que nos permite “escucharnos para entendernos, aproximarnos en lo que nos une y debatir de manera civilizada y respetuosa las diferencias”.
“Ante las diferencias, diálogo. Ante los retos, cooperación. Ante la diversidad, más unidad. Ante la guerra y la violencia, ¡Defendamos la Paz!”, expresaría Díaz-Canel al finalizar su discurso.
Con “un fuerte abrazo al valiente y noble pueblo de la Patria Grande de América Latina y el Caribe”, inició sus palabras en la ceremonia de celebración de la Proclama de Paz, la presidenta Xiomara Castro.
“Después de una década y a pesar de todas las dificultades que vivimos —expresó— hemos logrado mantener nuestra costumbre histórica de ser una zona libre de conflictos armados y bélicos, y hoy debemos de ratificar nuestro compromiso de que nunca un país de América Latina y el Caribe usará la violencia contra un país hermano”, enfatizó.
“Los problemas y las diferencias de los países de este bloque —señaló la Presidente hondureña— deben de ser resueltos entre nosotros y nosotras mismos, sin intromisiones o presiones externas; con el diálogo como herramienta y pensando siempre en el bienestar regional y la autodeterminación de los pueblos.
“La paz —conceptúo Castro de Zelaya— no solo es la ausencia de La paz, es también justicia. Es memoria. Es verdad. Es el derecho de los niños y niñas de ir a la escuela. Es combatir la pobreza. La paz es terminar con el hambre, que es la peor de las violencias.
“La paz en América Latina y el Caribe —subrayó— debe de estar basada en el respeto a los principios y a la no injerencia en los asuntos internos de cualquier Estado y los principios de soberanía nacional, la igualdad de derechos y la libre determinación de los pueblos”.
El presidente colombiano, Gustavo Petro, destacaría por su parte “los peligros que esa paz en América Latina y el Caribe tienen”, el primero de los cuales, dijo, es el incremento de la violencia y la guerra en el mundo, algo muy vinculado también —añadió— al principal problema que hoy tiene la humanidad: la crisis climática. Una crisis climática, denunció, “que es producida por un sistema económico, y le vamos a poner el nombre que es: el capitalismo”.
El mandatario denunció el enorme desafío a la paz que representan las actuales guerras y el incremento del poderío militar de los países imperialistas, que, “como no pueden sostenerse sobre las relaciones internacionales civilizadas, sobre el derecho internacional construido sobre la Segunda Guerra Mundial, sobre los escombros de los nazis, entonces aprietan los botones de las bombas”, como están haciendo en Palestina, denunció.
Petro calificó la violencia como otro gran peligro a la paz en América Latina y el Caribe, “la que tenemos que reconocer y sobre la cual tenemos que actuar”, afirmó. Nosotros somos «la región más violenta del mundo; más aún que regiones donde se desarrolla la guerra directa, incluso el genocidio».
“Nosotros —agregó— hemos vivido un genocidio de un millón de latinoamericanos en el último medio siglo. La mayoría de esos muertos aún son colombianos, pero cada vez más son mexicanos, brasileños, venezolanos, centroamericanos, suramericanos.
“Esa violencia —añadió— ha producido incluso un éxodo, que se cuenta ya por millones, de los pueblos del Sur hacia el Norte», donde, sin embargo, alertó, les esperan “las rejas, las cárceles y las ametralladoras, y muchos mueren en el camino”.
Y otra tercer amenaza, enumeró el Presidente colombiano, es la militar. «Suena ingenuo pensar que vamos a ser una zona de paz si nos estamos alineando a los grandes bloques de poderes militares en conflicto por razones comerciales o de negocios”, expuso.
Petro llamó así a sus colegas latinoamericanos y caribeños a «pensar en una autonomía militar de seguridad, de defensa». ”Es hora —enfatizó— de profundizar los mecanismos en donde nuestros ejércitos, nuestras policías, nuestra fuerza pública y sobre todo las armas que hay en Latinoamérica, se pongan en función de objetivos políticos comunes de América Latina y del Caribe con una política autónoma dentro del mundo”.
El primer ministro sanvicentino, Ralph Gonsalves, subrayaría en su discurso la complacencia que le ha dado celebrar en la VIII Cumbre, bajo su liderazgo, el décimo aniversario de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada en Cuba en 2014.
No obstante, alergó que ”la paz y la seguridad de nuestra región está siendo socavada por la exportación de armas que llegan a las manos de criminales que matan, roban y aterrorizan a nuestros ciudadanos; y esas armas y balas —acusó— vienen en su mayoría de los Estados Unidos de América”.
“Ellos, con la defensa del derecho de sus ciudadanos al porte de armas, tienen sus propios valores, pero quieren que esos valores se manifiesten en nuestra región sin nuestro permiso, y por eso estoy contento de que el gobierno de México haya adoptado la iniciativa de tomar acciones contra las fábricas de armas en Estados Unidos (…). Y me complace que las cortes de ese país hayan aceptado la queja; y todos estamos esperando que se tomen este tipo de acciones. Esa es una iniciativa muy buena para ayudar a mantener la paz y seguridad en nuetra región”.
“Habiendo dicho esto —añadió Gonsalves— me parece también que está claro para cada persona madura, que el imperialismo y las hegemonías son los enemigos naturales de la paz. Pero la paz —conceptuó— es antiimperialista y antihemonía”.
Cualquiera de nuestra región que quiera apoyar la guerra, de forma objetiva está apoyando al imperialismo y la hegemonía. Y no tenemos que ir por ese camino. La justicia, la prosperidad, la vida civilizada son los medios de la paz”, expresó Gonsalves.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, el último orador de la ceremonia de celebración por el X Aniversario de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, expresaría por su parte que la región «han mostrado que la unidad para la paz es posible y hace la diferencia», aunque alerto de las muchas amenazas que penden, coincidiendo con todos los mandatatrios que le atencedieron.