La Villa Internacional Aguas Claras, cambió su rutina desde el pasado 23 de marzo, cuando empezaron a arribar a la instalación cubanos residentes en territorio nacional que se hallaban en otros países en calidad de viajeros o de moradores.
Los mismos pasarán aquí 14 días de cuarentena para descartar un posible contagio, en consonancia con las medidas dictadas por el gobierno cubano para evitar la propagación del COVID-19.
El licenciado en enfermería Daniel Díaz Marín, cuadro de la Dirección Provincial de Salud al frente del centro de aislamiento, explicó a nuestro equipo de prensa que actualmente se alojan en el sitio 51 personas, procedentes en su mayoría de Estados unidos, pero también de otros destinos como Nicaragua, Alemania, Rusia, Venezuela, México y Jamaica.
“Hemos estructurado cuatro equipos integrados por un médico y dos enfermeros. Trabajan 24 horas y descansan 72. Su misión es reconocer a cada paciente tres veces al día, tomarles los signos vitales y llevar un registro de su estado de salud. En caso de que debutaran con síntomas, se les remitiría inmediatamente al hospital León Cuervo Rubio, donde están los casos sospechosos y positivos de la provincia”, sostuvo.
“Tenemos todo un protocolo para la atención de estos huéspedes. Tienen prohibido salir de las cabañas o recibir visitas y se les exige el uso del nasobuco. A diario limpiamos sus habitaciones y consumen las respectivas comidas: desayuno, merienda, almuerzo, merienda y cena”, agrega Daniel, a quien el ajetreo de los últimos días, no le ha permitido disfrutar a la nietecita recién nacida que lo tiene enamorado.
Me cuenta esto durante la visita de los medios de prensa pinareños al centro que tiene bajo su responsabilidad. Es él quien nos recibe a la entrada y vela porque nos lavemos las manos y limpiemos las suelas de los zapatos sobre una frazada mojada de hipoclorito. Nos ayuda además a colocarnos las batas verdes de mangas largas, los gorros y los nasobucos. Un calor molesto nos invade al principio, luego va pasando. Por un par de horas experimentamos lo que estos profesionales de la salud sienten durante todo un día de servicio.
“Una termina extenuada, pero contenta de haber hecho algo bueno. Desde que elegí mi profesión me comprometí a ayudar a los otros en cualquier contexto y circunstancia y aquí estoy”, dijo Zoila Concepción Pulido, enfermera habitual de Aguas Claras que en estos momentos de crisis no se detiene.
Roilán Acosta Rivera, operario de mantenimiento de la villa, nos habló en nombre de los trabajadores de los servicios, quienes complementan con su imprescindible labor, la gestión del personal médico.
“Estamos de siete de la mañana hasta que haga falta. Al principio de trabajar en esto me sentía preocupado, pero luego recapacité y quise brindar este apoyo. Mis compañeros y yo somos cuidadosos con las medidas de seguridad. Hemos recibido una buena capacitación de parte de los doctores y todas las mañanas nos recuerdan el procedimiento, aun cuando lo sabemos de memoria. Aquí no pude haber errores”, aseguró.
Por último conversamos con los hermanos Juan Carlos e Isandra Leyva Díaz, quienes cumplen su período de cuarentena después de haber arribado desde la ciudad de Miami.
“Tengo más confianza en la medicina de este país, que en la de ninguna otra parte. Eso me trajo hasta acá, además de las ganas que tengo de estar con mi familia en un momento tan difícil.
“Allá en Florida se está viviendo un caos. Mucha gente no puede guardarse en sus apartamentos y debe trabajar para pagar los billes”, relató Juan Carlos.
Isandra, por su parte, agradeció los servicios de calidad recibidos y el cariño con que la obsequian todos los trabajadores, lo que le ha permitido sentirse como en casa.
Los pacientes refieren sentirse a gusto en la instalación