Cabellera de Plata es el aula perteneciente a la Cátedra del Adulto Mayor que en el hogar de ancianos Carlos Castellanos Blanco acoge a todos aquellos que deseen apostar por una longevidad satisfactoria.
Allí se reúnen una vez por semana un grupo de ancianos, en un espacio que han hecho suyo, y a las puertas de la quinta graduación, ya son más de 50 los egresados.
Argelio Valdés González, una suerte de monitor en el aula, se encarga de coordinar los horarios, de citar a los alumnos, incluso de establecer disciplina, pues la mayoría de las actividades que realizan exigen de ellos participación, y hasta el uso de medios tecnológicos, para muchos, un recurso nuevo como herramienta de aprendizaje.
Así lo confirma la máster en Ciencia Bárbara Lina Licor Lavastida, profesora del departamento de Extensión Universitaria de la universidad de Pinar del Río Hermanos Saíz Montes de Oca, miembro de la Cátedra Universitaria del Adulto Mayor (CUAM), coordinadora y profesora del aula.
“El diagnóstico inicial me reveló que ese grupo de adultos mayores sentía la lejanía familiar y se esforzaban por hacer y consolidar diariamente la familia fracturada por disímiles motivos; de ahí que todas las actividades educativas, científicas, culturales, recreativas y sociales que se generan del intercambio dentro del aula manifiestan una vida activa, dinámica, impulsada por motivos que den sentido a su existencia”, señala la profesora.
Al respecto, Valdés González aseguró: “Aquí aprendemos, rompemos la monotonía, hemos resuelto dificultades con el vestuario, al aula ya se viene correctamente vestido, empleamos la tecnología, la profesora siempre trae un material audiovisual que no solo entretiene, sino que enseña a vivir a los adultos mayores, enseña a dejar de pensar en el pasado y vivir el presente y hacerlo con salud y alegría.
“Aquí se han resuelto relaciones sociales entre ancianos, aquí se canta, se baila, se lee, se toca guitarra, aquí se gana el certificado viniendo y aprendiendo, no hacemos tesina porque no tenemos las condiciones para ello”, precisó quien es fundador de la cátedra y ha realizado esfuerzos ingentes para hacerla crecer todos estos años.
El doctor Adalberto Lemus Rosa, jefe de departamento de Asistencia Médica del Hogar de Ancianos, apuntó que el objetivo es mejorar su calidad de vida y elevar también el nivel cultural, para lo que reciben visitas de especialistas que dan conferencias sobre diferentes temas.
Al respecto, Marlenys Martínez, licenciada en Rehabilitación Social y Ocupacional y quien tiene a su cargo toda la parte de terapia ocupacional que comprende modalidades tanto deportivas, de recreación y actividades culturales, acotó que están asociados a la biblioteca de Pinar del Río, una institución con la que tienen convenios.
Aclaró, además, que el aula está abierta para todos, incluso para aquellos que llegan desde la comunidad a recibir en el centro algún servicio de fisiatría y quieran insertarse.
UN ESPACIO PARA EL DISFRUTE Y APRENDIZAJE
La profesora Bárbara Lina Licor Lavastida conduce el aula desde su creación.
“La diversidad de actividades los hacen crecer afectiva y cognitivamente. En el aula, en función del intercambio generacional, hemos compartido con pioneros, estudiantes de la FEU y representantes de la UJC. También con trabajadores jóvenes del centro. Ellos realizan buenas prácticas culturales en las que manifiestan sus mensajes pictóricos y un ejemplo es cómo en junio pasado el anciano Moisés Montano recibió el premio extraordinario en la modalidad de plástica, en dibujos que hizo sobre medio ambiente”, dice.
Puntualiza la profesora que han participado en peñas en la Uneac; han desarrollado talleres científicos y visualizan videos cortos con temáticas de interés para la tercera edad. “Han hecho conversatorios sobre cómo mantener una buena salud y se han tratado temas de podología, higiene personal, medicina natural y tradicional, nutrición, ejercicios físicos en la tercera edad, sexualidad y el cuidado del medio ambiente”.
Rogelia Dolores Lima Betancourt, Lola, para todo el que la conoce, tiene 81 años y hace más de tres integra la cátedra. Ya es graduada, pero sigue asistiendo: “Aquí hay mucho amor y uno se siente bien. El aula me da tranquilidad. Siempre extraño a la familia, pero estoy contenta y muy agradecida de todos los trabajadores aquí”.
Atento también a todo lo que ocurre en la cátedra está Miguel Contreras Alonso. Llegó al Hogar en octubre del año pasado, cuando su esposa, ya enferma, falleció por complicaciones asociadas a la Covid. “Me atendieron muy bien una hermana y mi sobrina; hablaron aquí y me trajeron. Llegué moribundo y mira cómo estoy; así que me siento muy agradecido de los profesores y de los compañeros, aquí encontré a una familia”.
Y como en el Hogar uno no deja de sorprenderse con las historias que encuentra, tenemos a Norge Cabrera Fernández, un señor que sabe de memoria el alegato de Fidel La historia me absolverá. Sin mirar el libro lo dice sin equivocarse en una sola palabra. Lo aprendió en los tiempos de la Covid, pues es uno de los lectores más destacados.
Frente a él están Estrella Madera Hernández y Ambrosio José Govea, un matrimonio que este jueves oficializaron su relación, después de mantener un noviazgo desde 2015. Ella se encarga de cuidarlo, pues las condiciones de salud de Ambrosio demandan que alguien lo acompañe y asista. Estrella, además, es integrante del aula y también compite en las actividades deportivas que promueve el centro de conjunto con otras instituciones de Salud.
Resalta la profesora que los cursistas han escalado peldaños en el conocimiento que les favorecen la calidad de vida, las relaciones interpersonales, sociales y familiares. “Han expresado la seguridad de que ante algunas pérdidas materiales y desgastes físicos propios del envejecimiento que hay en la vida, a su edad hay otros bienes y valores espirituales y culturales por cultivar”.
Otras actividades que realiza la Cátedra en el “Carlos Castellanos” han sido recibir en el aula a otros adultos mayores de la comunidad para el intercambio de conocimientos. Esto fortalece en ellos las relaciones interpersonales y se propicia el juego de roles, facilitando en este caso el funcionamiento del aula.
“También han participado en excursiones a diferentes sitios de la ciudad como al Patio de Pelegrín, al museo Tranquilino Sandalio de Noda, al jardín botánico, y una vez que regresamos al aula, con técnicas participativas de la memoria y con láminas, expresamos los lugares que visitamos, las emociones recibidas.
“Este tipo de clase excursión a ellos les gusta muchísimo y fue muy práctica en los tiempos de pandemia cuando ya nosotros no podíamos viajar, salir y entonces hacíamos técnicas participativas para que desarrollaran esos procesos cognitivos. Valoramos de muy positivo los resultados de esta quinta graduación que vamos a efectuar en la segunda quincena de enero”, concluyó Licor Lavastida.
ROL DE LA INSTITUCIÓN
En la actualidad 233 ancianos de toda la provincia residen en el hogar Carlos Castellanos.
Según explica el doctor jefe del departamento de Asistencia Médica, allí reciben una atención médica multidimensional, desde las especialidades y perfiles de Geriatría, Estomatología, Rehabilitación, Nutrición y Podología. Además, cuentan con una guardia médica las 24 horas y disponen de interconsultas de Psiquiatría, Cirugía, Urología, Angiología, entre otras, a partir de las relaciones que establecen con los policlínicos y la atención secundaria.
Agregó Lemus Rosa que en el centro se hace una dispensarización y el personal de Salud de la institución se encarga de administrar los medicamentos.
Todas las atenciones, asegura, están encaminadas a mejorar y elevar la calidad de vida de los pacientes.
Lilian Rosa Pacheco Hernández, licenciada en Rehabilitación Social y Ocupacional, atiende Trabajo Social en el centro. Precisa que para poder acceder a la institución los pacientes deben tener más de 60 años: “No tienen que tener necesariamente amparo filial, pueden tenerlo y, sin embargo, presentar una situación determinada y necesitar nuestro servicio, y el otro requisito indispensable es que el abuelo quiera estar en la institución”.
Quienes aquí permanecen tienen aseguradas seis comidas diarias, y, además, realizan ejercicios físicos, juegan dominó, duermen, ven televisión o se sientan en la terraza en los horarios que deseen.
Los que necesitan ayuda para hacer sus actividades diarias tienen un asistente, y son fundamentalmente aquellos que permanecen en la sala de postrados.
El hogar ofrece una nueva casa para aquellos que peinando canas siguen apostando por la vida y también nuevas oportunidades para quienes deseen aprender, innovar, crear.
Al referirse al aula Cabellera de Plata, Argelio destaca la perseverancia de los cursistas y el apoyo que han recibido: “Este teatro se construyó para nosotros, siempre nos han dado una atención tremenda, un apoyo desde la dirección importante.
“Y lo que es esencial: hemos aprendido a vivir la vejez y a comprender que no tiene que ser el final de la vida, no hay por qué estar pensando que me voy a morir, aquí nadie piensa en eso, aquí estamos viviendo el día a día. Aquí estamos viviendo el presente”.