Este sábado concluyó el segundo juicio a Donald Trump en el Senado por haber estimulado una violenta arremetida contra el Capitolio de Washington.
Allí se exhibieron videos que demostraron escenas atroces que incluyeron cinco muertes.
Una opinión pública internacional observó estupefacta los daños causados por esa turba y se dispuso a escuchar este juicio que se inició el martes pasado.
Tal asombro se multiplicó cuando fue decretada la absolución de Trump.
Nunca en la historia de los Estados Unidos había tenido lugar un espectáculo semejante.
Al comentar lo sucedido, la Associated Press (AP) escribió, este sábado, que el juicio evidenció “la fragilidad de las tradiciones democráticas del país y dejó a una nación fragmentada en cuanto a la violencia desatada por su derrota en las elecciones presidenciales”.
La votación fue de 57-43 a favor de condenarlo y siete republicanos rompieron con su partido al hallarlo culpable.
Esa agencia noticiosa reflejó que muchos senadores no revelaron su voto hasta el último momento, particularmente republicanos que ahora continúan en su estatus de minoría.
Por su parte, los demócratas mantuvieron un control apretado.
La AP considera que este proceso ofreció una narración sombría y explícita de esos hechos y sus consecuencias para la nación.
La mayoría de los senadores tuvieron que salir huyendo y ponerse a salvo ese día.
Puntualiza que los fiscales demócratas alegaron que el grito de guerra de Trump formó parte de una retórica violenta y denuncias falsas que desataron a la turba.
Subraya asimismo que senadores, al ver los videos, manifestaron que comenzaron a entender lo peligrosamente cerca que estuvo el país del caos.
¿Podrá Estados Unidos continuar posando como ejemplo para la democracia en el mundo?
¿Cómo bastión de las elecciones libres, de la libertad de expresión y derechos humanos sobre el planeta?
Luego de este colofón resulta imposible pensar que Donald Trump sea también absuelto por la historia.