La radio en Pinar del Río cumple hoy 94 años. Aplaudimos esa larga historia con el testimonio de una de sus protagonistas en la etapa más reciente
Doris Céspedes Lobo es la modestia personificada. Por eso, escucharla presumir de ser la primera musicóloga de la radio en Pinar del Río representó para mí una confirmación del alto valor que ella concede al medio de comunicación.
Y en efecto, fue ella la primera egresada de la especialidad en el Instituto Superior de Arte que, recién graduada, tocó a las puertas de la emisora provincial Radio Guamá, interesada en aportar a la programación musical desde su formación.
La conversación se pone aún más interesante cuando una conoce que es santiaguera de nacimiento; que llegó a la Musicología luego de un riguroso examen que le realizara el mismísimo Argeliers León, padre de esa ciencia en Cuba; que fue el amor de un “guajirito pinareño” quien la arrancó de los alrededores de la Sierra Maestra y la sembró en las vegas de tabaco para siempre.
En Vueltabajo, la obra investigativa y docente de Doris ha sido fundamental en la formación de nuevas generaciones de músicos, así como en la preservación del patrimonio de esa manifestación artística en la provincia.
La entrega del Escudo Pinareño y otros reconocimientos refrenda la trascendencia de su buen hacer en las diversas instituciones y funciones por las que ha transitado durante más de tres décadas. De todas, la única invariable ha sido la radio.
“No he podido abandonar la radio en ningún momento. Aquí llegué en 1986 y manifesté mi intención de colaborar. Entonces, Juan Antonio Rodríguez Mesa, que era el coordinador de la Redacción Musical de la emisora, me abrió todas las puertas. Comencé a escribir de inmediato para la radio.
“He podido hacer muchas cosas. Escribí durante un tiempo el guion del programa Concierto, dedicado a la música académica; el del programa Música es, que también es muy complejo; por más de 20 años he compartido un comentario especializado… Hay varios programas que han obtenido premios.
“Pero yo, sobre todo, estoy muy agradecida del esfuerzo y el apoyo de la radio para que pudiese impartir por esta vía mis clases de Apreciación Musical para estudiantes de la Escuela de Arte durante la pandemia de Covid-19. Fue una experiencia extraordinaria: seleccionar la música, escribir los parlamentos de modo que no resultaran tan técnicos, para que llegaran a los estudiantes, pero también al oyente habitual”.
Desde la Musicología hay mucho que aportar a la radio. Y al musicólogo, ¿qué le puede ofrecer este medio de comunicación?
“La radio ha sido una gran escuela en materia de redacción para adiestrar a uno en cómo exponer tus ideas de manera que resulten atractivas, cómo adaptar el vocabulario técnico. En ese sentido, hasta hoy, sigo aprendiendo con cada emisión.
“Pero, además, he encontrado en la radio la manera de ver el resultado de mi obra artística, como el compositor la tiene en la canción o el artista plástico en un cuadro. Escuchar un programa que yo he pensado es la realización de mis sueños, de mi obra artística. Esa satisfacción no la paga ningún premio, la recompensa el hecho de saber que estás contribuyendo a la formación de un público y a la difusión de nuestro patrimonio musical.
“También es una satisfacción que te escuchen, que tu colectivo de trabajo aprecie lo que estás haciendo, hacerse de un grupo de amigos y compañeros en el que, igualmente, están los oyentes que te siguen y escuchan con frecuencia”.
¿Qué valoración tiene del papel de la radio en la labor de promoción de la música, en especial la de autores e intérpretes del territorio?
“Grande. Imagina que la primera vez que se cantó un tema tan exitoso como Nosotros, de Pedro Junco, fue en una radioemisora pinareña. La radio ha tenido un papel importante en la difusión de obras, pero mucho más en la conservación de un patrimonio musical. Eso es algo que no se valora lo suficiente.
“En las fonotecas de las radioemisoras hay grabaciones únicas, que nunca se recogieron en un disco o en ningún otro soporte y que garantizan ese patrimonio de épocas completas. Es una pena que algunas no se hayan digitalizado a tiempo, o que estén en riesgo de echarse a perder. Lamentablemente, hay algunos artistas que no valoran lo suficiente la promoción que garantiza la radio, su papel en la popularidad y la difusión de la obra musical”.
¿Cuánto más pudiera hacerse desde la radio en materia de educación estética en estos tiempos de tantas tendencias musicales?
“Siempre se puede más, lo creo, no es una frase banal. Se puede hacer más en la variedad de los conceptos de la programación musical, conseguir mayor presencia de la diversidad de formas y expresiones de la música.
“También pienso que el sistema de la radio en el país debiera proyectarse por una actualización de sus fondos y flexibilidad en sus políticas musicales. La única manera de combatir la obra de escasos valores artísticos es ofreciendo al público opciones de otras variantes de música agradables, atractivas, actualizadas. Y las hay, hay muchos jóvenes haciendo buena música, que aún no ha llegado a los archivos de la emisora”.
¿Te podemos llamar “una mujer de la radio”?
“Así me siento. No sé si el público o mis colegas me consideran así, pero esta es mi casa, mi familia. Cuando vengo aquí me siento realizada y se me olvidan los problemas de la vida cotidiana. Este es mi mundo”.