Un eclipse lunar total adornará los cielos nocturnos el fin de semana, proporcionando emociones más largas de lo habitual para los observadores de estrellas del continente americano.
El evento celeste ocurrirá del domingo por la noche hasta la madrugada del lunes, y en él la Luna se cubrirá con los reflejos rojos y anaranjados de los atardeceres y amaneceres de la Tierra durante cerca de hora y media, uno de los eclipses totales más largos de la década. Será la primera “Luna de sangre″ en un año.
Si las condiciones meteorológicas lo permiten, los observadores que se encuentren en la mitad oriental de América del Norte y en toda América Central y del Sur tendrán asientos privilegiados para ver todo el espectáculo. En África, Europa y Oriente Medio se podrán ver fases parciales del eclipse. Alaska, Asia y Australia quedarán fuera.
“Esto es realmente un eclipse para el continente americano”, dijo Noah Petro de la NASA, un geólogo planetario especializado en la Luna. “Va a ser una delicia”.
Lo único que se necesita, señaló, son “paciencia y ojos”.
Un eclipse total se produce cuando la Tierra pasa directamente entre la Luna y el Sol, y proyecta una sombra sobre nuestra constante compañera cósmica. La Luna estará a 362.000 kilómetros (225.000 millas) de distancia en el momento cumbre del eclipse, aproximadamente a la medianoche en la costa este de Estados Unidos.
“Este es un evento gradual, lento y maravilloso que usted podrá ver, siempre y cuando el cielo esté despejado donde se encuentre”, dijo Petro.
De no ser así, la NASA ofrecerá una transmisión en directo del eclipse desde varios lugares, al igual que la red Slooh de observatorios.
En noviembre ocurrirá otro eclipse lunar total de larga duración, en el que África y Europa volverán a tener suerte, pero no el continente americano. El siguiente no se producirá sino hasta 2025.
Lanzada a fines del año pasado, la nave espacial Lucy de la NASA que busca asteroides fotografiará el evento del fin de semana desde una distancia de 103 millones de kilómetros (64 millones de millas), en un momento en que los controladores en tierra continúan sus labores para reparar un panel solar suelto.
Jessica Watkins, astronauta de la NASA y geóloga, planea programar su despertador para que suene temprano a bordo de la Estación Espacial Internacional.
“Con suerte, podremos levantarnos a tiempo y estar en la posición correcta en el momento adecuado para captar un buen vistazo», dijo a The Associated Press esta semana.