No recuerdo exactamente los nombres de los niños, pero sí sus rostros, su forma de hablar, la timidez propia de los muchachos del campo, y también que nos comentaron sobre lo que pensaban estudiar en el futuro. Uno médico, otra maestra… así dijeron cada uno.
Eran pocos alumnos, estudiaban en una escuelita multigrados de un intrincado camino de esta provincia y frente a ellos un maestro maravilloso, de esos que le hacen a cualquiera entender el porqué del magisterio.
Lo cierto es que al paso de los años estoy segura de que, si se empeñaron, hoy cada uno de ellos es matrícula de las universidades de esta provincia o del país, porque no importa el lugar de nacimiento o residencia: todos los niños cubanos tienen ese derecho.
En Cuba, y por supuesto en Pinar del Río, se le da atención a las zonas montañosas e intrincadas y la Educación no escapa a esta prioridad. Por eso, en el año 2020 el sector logró el cumplimiento de todos los objetivos propuestos para el Plan Turquino.
Según un informe de la Dirección Provincial de Educación, la mayoría de los indicadores educacionales en estas zonas se encuentran por encima de la media provincial, lo que evidencia la importancia que se le da al tema.
Se habla de satisfactorios porcentajes de asistencia a clases, de retención escolar y del ciclo, de índice de aprobados, pero también de que son referentes en los resultados en los exámenes de ingreso a la Educación Superior, en las que por ejemplo, el centro Nguyen Van Troi, de La Palma, obtuvo cerca del 97 por ciento de aprobados en las tres asignaturas.
Estas cifras se leen y nos parecen algo muy natural, porque la mayoría de los cubanos de hoy nacimos o nos educamos después de 1959 y no sacamos cuenta ni nos remitimos a la memoria histórica y nos olvidamos muchas veces de la verdadera situación en que vivían los habitantes de esos lugares.
El analfabetismo era lo que predominaba, sin embargo, en la provincia en el Plan Turquino existe en la actualidad una red escolar que cuenta con 112 escuelas, de ellas ocho centros mixtos y de las 88 primarias, 14 tienen de uno a cinco niños, una alternativa que garantiza que ningún infante se quede sin estudiar, aunque resida en lo más intrincado de la montaña.
La matrícula de estudiantes en las diferentes enseñanzas es superior a los
8 175 alumnos, los cuales poseen una cobertura laboral completa con más de 1 395 educadoras, maestros y profesores, todos calificados, incluso el 83 por ciento con preparación universitaria.
También en esas zonas pinareñas son atendidos cerca de 4 100 infantes de la primera infancia, fundamentalmente a través del programa Educa a tu hijo, así como los niños, adolescentes y jóvenes con necesidades educativas especiales.
El Plan Turquino es un programa fundado por el Consejo de Estado de la República de Cuba el dos de junio de 1987, con el propósito de lograr un desarrollo integral y sostenible de las zonas montañosas y de difícil acceso del país, y por supuesto, la Educación es uno de los derechos y preocupaciones fundamentales.
Al mirar las estadísticas frías tengo la remembranza de la cara de esos niños y de su maestro: quizás alguno sea educador en estos momentos y tal vez haya quien se decidió por una de las especialidades de la enseñanza politécnica, incluso, relacionada con el trabajo en la tierra, pero lo cierto es que ellos tenían en sus manos, desde pequeños, un futuro alcanzable, sin importar su lugar de nacimiento: y eso es lo importante.