El gobierno estadounidense insiste hoy en su política de sanciones contra Cuba al aplicar nuevas medidas contra tres altos funcionarios de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y el Ministerio de Interior (Minint) del país caribeño.
El Departamento del Tesoro incluyó en su lista de restricciones a Roberto Legrá Sotolongo, segundo jefe del Estado Mayor General y jefe de la Dirección de Operaciones de las FAR; Andrés Laureano González Brito, jefe del Ejército Central; y Abelardo Jiménez González, titular de la Dirección de Establecimientos Penitenciarios.
Al amparo de la Ley Global Magnitsky, esos ciudadanos fueron incluidos en la lista de los llamados Nacionales Designados Especialmente (SDN, por siglas en inglés), a quienes se les congelan los activos y no podrían viajar a Estados Unidos.
La justificación para la adopción de esas medidas es supuestamente violar los derechos humanos durante las ‘manifestaciones pacíficas’ del 11 de julio, aunque vídeos difundidos en redes sociales mostraron actos vandálicos y atentados deliberados contra los agentes del orden y la propiedad estatal.
Se trata de la cuarta ocasión en que la administración de Joe Biden emite disposiciones de ese tipo luego de los disturbios de hace más de un mes, denunciados por el gobierno de Cuba como parte de los planes para la desestabilización interna en la isla.
Las autoridades cubanas consideran esas restricciones irrelevantes desde el punto de vista práctico, pero con implicaciones políticas, porque son parte de la escalada agresiva impulsada desde Washington, que incluso ha presionado a terceros países para que se pronuncien contra Cuba.
La nueva ronda de sanciones coincide con un encuentro este jueves del secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, con miembros de la comunidad cubana en Miami, Florida, que apoyan y promueven esos planes desestabilizadores.
Casi siete meses después de asumir la presidencia, Biden mantiene vigentes las 243 medidas coercitivas adoptadas durante el mandato de Donald Trump que refuerzan el bloqueo económico destinado a asfixiar al pueblo cubano desde hace seis décadas.
Biden prometió un cambio de política hacia la nación insular durante su campaña presidencial, pero algunos electores de origen cubano residentes aquí prefieren respaldar esa postura hostil con la cual el demócrata espera ganar votos en futuros comicios, consideran analistas.
Muchos de los que votaron por él bajo el compromiso de eliminar las sanciones, dicen sentirse traicionados al observar una estrategia distante del acercamiento y la normalización, mucho más dura que la de Trump.