China organizó hoy nuevas prácticas alrededor de Taiwán en respuesta a la visita de cinco congresistas de Estados Unidos a la isla, considerada una injerencia y también un agravante de las tensiones.
Wu Qian, vocero del Ministerio de Defensa, dijo que se tratan de nuevas maniobras de combate del Ejército Popular de Liberación (EPL), que involucrarán ejercicios por aire y mar, y servirán de disuasivo a las provocaciones y confabulación de Washington y Taipéi.
Mencionó los planes de EPL de “entrenar y prepararse tanto para la guerra como para eliminar cualquier forma de secesión e injerencia” en la isla, al prometer medidas enérgicas y necesarias en defensa de la soberanía nacional, la paz y estabilidad en la zona.
“La cuestión de Taiwán no admite interferencia extranjera. Alertamos a Estados Unidos y al Partido Democrático Progresista de Taiwán que usarlo para contener a China será un fracaso, apoyarse en Estados Unidos para buscar la independencia será autodestructivo”, acotó Wu.
Este lunes el comando del teatro oriental del Ejército comenzó a movilizar a sus tropas y armamentos hacia el espacio aéreo y marítimo cercano al territorio insular.
China reacciona así al viaje del senador Ed Markey y otros cuatro congresistas, quienes llegaron ayer a Taipéi sin previo aviso, dialogaron con la líder taiwanesa, Tsai Ing-wen; y con otros representantes gubernamentales y del sector privado antes de cerrar su estancia hoy.
La embajada en Washington, la prensa local, el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Consejo de Estado (gabinete) también expresaron rechazo y acusaron a la Casa Blanca de buscar una confrontación, en medio de tensiones por la reciente visita allí presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
La situación apunta a que Beijing reforzará aun más su postura ante este nuevo desafío en el tema más sensible de las relaciones con Estados Unidos.
A la visita de Pelosi, el gigante asiático respondió con una combinación de medidas militares, diplomáticas, políticas y comerciales.
El diario China Daily subrayó que para Taiwán tales periplos conllevarían a un endurecimiento del bloqueo militar y las penalidades económicas, mientras los políticos estadounidenses afrontarían sanciones y restricciones en los negocios con el gigante asiático.
Alertó que las secuelas afectarían al mundo entero, porque si estalla un conflicto por el tema se dispararía aun más la inflación, aumentaría el precio de los alimentos y empeoraría la crisis energética.