Descartes aseguraba que en el centro de nuestro cerebro se encontraba el asiento del alma y el núcleo donde se gestaban todos nuestros pensamientos. En las culturas orientales se habla de un tercer ojo que se activa mediante la meditación y que hace referencia a un vórtice que dota al ser una humano de una percepción extraordinaria.
De acuerdo con teorías místicas y teológicas se relacionan estos estados superiores de conciencia a la glándula pineal, una estructura minúscula que se localiza en el centro del cerebro y que tiene varias funciones de marcada importancia en nuestro organismo.
Sobre las particularidades de esta glándula abunda la doctora Suselys Boffill Carbó, especialista de primer grado en Endocrinología, quien labora en el hospital Abe Santamaría de la capital pinareña:
“La pineal es una glándula que se encuentra situada a nivel del diencéfalo, y tiene el tamaño aproximado de un guisante. Adquiere su nombre porque desde el punto de vista morfológico su estructura asemeja un pino y está presente exclusivamente en los vertebrados.
“En realidad su interpretación de tener que ver con la forma de ver la vida, sentimientos provenientes del alma entre otros, tiene más bien un significado metafísico, por así decirlo, pues al estar localizada tan internamente siempre se le han atribuido importancias especiales, incluso hay quienes apoyaban la tesis de que era un órgano vestigial proveniente de otro más grande que pudo estar presente en especies precursoras”.
De acuerdo con la especialista la glándula pineal, llamada también epífisis, interviene en la modulación de los procesos del sueño- vigilia, a partir de la secreción de una hormona que se denomina melatonina y se secreta a partir de la serotonina.
“Crece entre el primer y segundo año de vida, y a partir de este momento su tamaño no varía e incrementa la secreción de la melatonina, lo cual explica no solo por qué los niños pequeños tienen un tiempo de sueño más prolongado, sino también porque los niveles elevados de melatonina en esta etapa tiene un papel inhibitorio en la pubertad. Hacia la adultez se va calcificando y esa es la razón de que los adultos mayores duerman menos.
“Lo que sí es cierto es que la dimetriltriptamina, uno de los precursores bioquímicos de la melatonina, es una sustancia potentemente alucinógena”.
Añade la doctora que algunas experiencias clínicas en las que algunos pacientes señalan que pudieran ser provocadas por fenómenos sobrenaturales, en realidad se deben a la producción de estos metabolitos.
“En relación con la teoría del tercer ojo, carece además de ciencia y base anatómica, sobre todo si tenemos en cuenta el concepto, ya que en la ciencia se situaría en el entrecejo, y la glándula está en la región posterior del cerebro. La realidad es que a pesar de que aún la ciencia la estudia muchísimo, su principal función es la modulación del sueño”.
Mucho se habla de la glándula pineal en las redes, de sus múltiples funciones y hasta de cómo podemos activarla para conectar con otras dimensiones y potenciar nuestra creatividad, magnificar emociones y regular un llamado botón espiritual hasta nuestra alma.
La neurociencia avanza a pasos agigantados y desde hace años se maneja la máxima de que el alma existe en el cerebro y que se puede acceder a ella. Por lo pronto, sabemos que la estructura minúscula que albergamos en lo más profundo de nuestra materia gris es la encargada de regular varias funciones que también siguen siendo motivo de investigación y estudio en sí mismas.
Curiosidad: Según la cultura oriental, el tercer ojo permite ver a las personas sin el uso de la vista normal, o sea, una capacidad que solo poseían personas muy dotadas de un profundo y prolongado estudio con fines de salud, así podían detectar enfermedades en el interior del cuerpo.
De acuerdo con estas creencias la meditación y la atención plena son maneras de conectar y abrir el tercer ojo. Una vez que se abre se desarrolla una especie de sexto sentido y se es capaz de entender cosas que antes resultaban imposibles. Se siente una sensación de cambio y una fuerte intuición de que algo va a suceder.