El 14 de abril de 1998 abría sus puertas el centro de documentación e información musical Argeliers León, una suerte de institución que llegaría para agrupar y preservar una parte importante del patrimonio de esta provincia y del país, y que hasta hoy no ha hecho más que custodiar con celo cada partitura que resguarda.
A la par tiene la misión de enseñar a las nuevas generaciones lo más valioso del panorama musical cubano de los últimos siglos.
De esta manera, el “Argeliers León”, que ya cumple 25 años de fundado, atesora miles de partituras, discos de acetato, objetos personales de los artistas, muebles, fotografías, recortes de prensa e instrumentos musicales.
José Elpidio Gómez Prieto, director de la institución, precisó en el 2014 en la reapertura del centro, ubicado hasta hoy en la avenida Martí, que el nombre rinde homenaje al creador de la musicología en Cuba y uno de los más importantes exponentes de la música culta en los años ‘40 del pasado siglo.
Perteneciente a la empresa comercializadora de la música y los espectáculos Miguelito Cuní, distingue entre sus colecciones las de relevantes figuras como Rita Montaner y Pedro Junco.
Según explicó en ese momento “esta no es una Casa de Cultura, es un lugar para estudiar, consultar, meditar, hacer conversatorios e impartir conferencias afines. Tenemos originales de 1811 y un repertorio amplísimo para estudiosos de todos los géneros”.
La institución abrió sus puertas por primera vez con apenas 50 partituras y dos libros, pero los fondos han crecido de manera significativa. A partir de las labores de restauración del inmueble, rescate de colecciones y optimización de los servicios al público, es que su director refirió entonces que se trataba de una inauguración, no una reapertura, ya que aquella nunca se hizo con anterioridad de manera oficial.
Cuando cumplen 25 años de labor Gómez Prieto acota: “Teníamos la idea de que la música no se podía seguir perdiendo en el éter y había que buscar la forma de que las futuras generaciones conocieran todo lo que tiene que ver con esta manifestación, no solo en la ciudad de Pinar del Río, sino en la provincia y el país. Comenzamos con una pequeña sala de información, pero llegó un momento en el que habíamos atesorado tantas cosas que se convirtió en una sala de documentación.
“Teníamos libros, partituras, discos, tesis, y había que buscar la forma de darles otro carácter y sentidos. Eso fue lo que nos ayudó precisamente a que se nos asignara a inicios de la década del 2000 este local que hoy poseemos; no reunía buenas condiciones, pero sí una bella historia músical, pues aquí radicó el conservatorio de música Justa Regal hasta 1959. Cuando esta señora abandona el país, el Estado se hace cargo del lugar que continuó siendo un conservatorio, el cual se empezó a llamar Pedro Junco y existió hasta 1980, fecha en la que cerraron los de su tipo en todos los territorios”, precisa el director.
El inmueble fue restaurado y desde su ubicación aquí, la institución ha contado con la ayuda de prestigiosos especialistas, en su mayoría musicólogos y bibliotecarios.
En el “Argeliers León” se guardan las partituras de la banda del regimiento Rius Rivera “y dicho así, -acota Gómez Prieto- puede no valorarse su importancia, pero la banda comienza en el segundo decenio del siglo pasado y atesoró dentro de su repertorio, otros que habían pertenecido a las bandas españolas en Cuba y a las bandas de las intervenciones norteamericanas que estuvieron en la Isla, por tanto, tenemos una serie de partituras significativas de principios y mitad de finales del siglo XIX. Eso tiene para nosotros una importancia capital”.
Otras piezas de gran valor permanecen en el centro: la colección más importante de Rita Montaner que hay en el país con más de 2 000 exponentes; la colección de instrumentos musicales que ha permitido diseñar una sala de organología, en la que se exhiben los instrumentos por familia; la colección de algunos reproductores musicales y en gigantografías aquellos que no se tienen en físico en el centro; fotografías relacionadas con el mundo musical de la provincia; muebles; objetos personales y epistolario de artistas como Pedro Junco; discografías y colecciones de música en formato digital.
Les inquieta los antecedentes de la música en Pinar del Río, quiénes fueron sus principales exponentes, sus máximos precursores y maestros; dónde estaban los salones de baile; qué ritmos eran más gustados; dónde se enseñaban y a qué personas.
Refiere el director del centro que absolutamente nada relacionado con la música les resulta ajeno y que lo logrado hasta el momento tiene mucho de esfuerzo, de búsqueda y ahínco, aunque sortean diariamente no pocas trabas.
“En la actualidad presentamos graves problemas con el equipamiento tecnológico asociado a la informática, y aunque las colecciones están muy bien clasificadas y guardadas en estuches de PH neutro, el nivel de conservación alcanzado es el que hemos podido, pues no siempre se dispone de los materiales que garanticen esta acción. Tampoco hemos podido instalar deshumidificadores, por el gasto energético que suponen”.
Abierto al público interesado en temas de la musicología, el Centro de Información y Documentación Musical promueve eventos de bibliotecología, patrimonio y conservación, a la vez que abre sus puertas a estudiantes; escuelas y demás personal, nacional o foráneo, que desee consultar los materiales que aquí se resguardan.
Con varias salas permanentes y otras transitorias, el “Argeliers León” no debiera jamás convertirse en una vitrina de la historia musical del terruño, sino que tiene amplios desafíos en cuanto a socializar sus resultados investigativos, ser más interactivos y dar a conocer aquella información útil que al ser sagaces conocedores buscan, compilan, defienden y, sobre todo, resguardan como una memoria viva.
A sus 25 años, esta institución prestigia el nombre que lleva, a Pinar del Río y a Cuba toda.