Obsequiar una maleta de ropa o una bolsa de alimentos a una familia desfavorecida y documentar el donativo con fotos para luego mostrarle al mundo tu bondad no es solidaridad, sino el concepto equivocado de altruismo que han edificado celebrities e influencers por el mundo.
La solidaridad es desinteresada, espontánea, franca e inclusiva. Entiende de peligros y crisis y cobra su expresión más alta en tiempos difíciles como los que vive hoy la humanidad a causa de la expansión global de la COVID-19.
La solidaridad no puede imponerse; pero sí sembrarse en el corazón de la gente como una semilla. Es una actitud y una fe de vida.
Alejarte de tu hogar y de los tuyos para salvar personas en tierras extranjeras como lo hacen diariamente los especialistas médicos cubanos: he ahí el auténtico altruismo.
Lidiar 24 horas con pacientes infectados de un virus en extremo contagioso, velar sus síntomas, decidir tratamientos, enfrentarte a cientos de test en un laboratorio y quedarte sin almorzar para exprimirle unos minutos más a tu día: eso no es trabajo, es amor.
Transportar de un sitio a otro a sospechosos y enfermos, limpiar las instalaciones hospitalarias donde se hospedan, preparar sus alimentos, alcanzárselos a la cama: eso no es servicio, es valentía.
Otros aportan su grano de arena desde la retaguardia. Mayra, por ejemplo, fabrica en su casa del reparto Raúl Sánchez decenas de nasobucos que distribuye sin exigir un centavo a cambio.
Otra pinareña, Emelina, sacrificó parte de su cría de aves para favorecer a los más vulnerables de su comunidad y Yancarlos Perugorría, artista de la plástica, sortea libros a través de su perfil en Facebook y exhorta a los usuarios de esta red social a ocupar su tiempo en una actividad tan sublime como la lectura.
Estas personas también merecen un aplauso a las nueve de la noche, al igual que los campesinos de la CSS Abel Santamaría Cuadrado, que donaron parte de sus producciones al Hogar Materno de Los Palacios.
Las organizaciones de masas del poblado de San Diego de los Baños, en el referido municipio, surtieron hace poco con frutas el hotel Libertad, donde se preparó un bufete de despedida para los adultos mayores aislados allí.
En uno y otro sitio de la geografía pinareña se suscitan experiencias similares. El equipo del estudio de diseño y servicios gráficos Impresiónate, elabora por estos días máscaras faciales para apoyar la protección del personal sanitario en la provincia y militantes de la UJC acercan medicamentos a los hogares donde residen ancianos solos.
Iniciativas así deberían replicarse, hacerse virales no solo en tiempo de contingencia. El altruismo se trata de eso: de celebrar la vida y abrazarnos con el alma más que con el cuerpo.