Desde el pasado nueve de marzo, los parciales del equipo pinareño de béisbol disfrutan de la feliz arrancada del conjunto vueltabajero en esta 63 Serie Nacional.
Supliendo las funciones del director Alexander Urquiola, quien por estos días está al frente del equipo Cuba, categoría Sub-15, está Joselian Ceja Cabrera, quien una vez más ha llamado la atención de los aficionados por la singular maestría demostrada a la hora de conducir a la nave verde.
Fue un privilegio para mí coincidir con él hace unos días y poder acercarme a su vida como atleta y entrenador.
¿Cómo llegas al béisbol?
“Esa siempre ha sido mi vida. Imagínate que en la categoría 9-10 años ya participaba en juegos provinciales con el equipo de Pinar. Después continué en el estadio del Mitjans, en la carretera a San Juan y Martínez con mis primeros entrenadores: Ciprián Padrón y Alexis Madera.
«Participé en tres Ligas de Desarrollo, en dos de ellas me dirigió Lázaro Madera, en la otra el maestro Juan Castro. También estuve en un equipo universitario que se tituló campeón del certamen, así como en 10 series provinciales y dos torneos nacionales juveniles”.
Tu carrera como atleta no fue tan extensa…
“Tienes razón, no fue tan extensa debido a una lesión en el hombro que me imposibilitó jugar al ciento por ciento y desempeñarme a la defensa. Eso me restaba posibilidades de estar en los equipos.
«Sí pienso que hubo dos temporadas, en las series 50-51, en las que merecí ser llamado a la preselección por mi rendimiento en la Serie Provincial, al quedar líder en jonrones e impulsadas, y ser el tercero dentro de los primeros bateadores, pero cuando vi que no fui llamado, me decepcioné mucho y decidí dedicarme a entrenar y a superarme profesionalmente”.
Básicamente en el cuadro jugabas el campo corto, amén de alguna que otra posición. Ya descollaban por esos años Luis Alberto Valdés y otros jóvenes muchachos. ¿Considera que hubo favoritismo?
“Como bien dices, coincidí en una etapa en la que comenzaban jugadores con mucho talento y juventud que ya venían con resultados de otras categorías, sobre todo de equipos Cuba, y que después lograron imponerse y demostrar su calidad: de ellos te menciono a Luis Alberto, David Castillo, Yansiel Ajete, Osniel Madera y otros más, pero creo que merecía la posibilidad de estar, al menos, en la preselección y luchar por un puesto y no ir directo a la Liga de Desarrollo”.
¿Cómo es entonces el comienzo como preparador?
“Gracias a Frank, cargabates del equipo Sub-23, que habla con José Soto, director por aquel entonces de esa selección, me trajeron de invitado a los entrenamientos del conjunto para tomar experiencia en cómo trabajar.
“Al terminar dicha preparación regresé a mi natal San Luis, para seguir preparando a los niños. Con esa pequeña tropa alcanzamos el segundo lugar provincial, y al año siguiente, Alexander Urquiola me llama para formar parte de su cuerpo de dirección en la Cuarta Serie Nacional Sub-23. Me desempeñé entonces como coach de primera base.
“Al otro año, trabajé con Lazo en los entrenamientos. No pude imaginar la sorpresa tan agradable que me esperaba de poder estar en el equipo. Sucedió que Mario Luis “Pototo” Valle fue llamado para dirigir el equipo Cuba Juvenil, y Lazo entonces me llama para remplazarlo. Me preguntó si tenía valor para coachar en tercera y le respondí: ‘Aquí está el hombre”’.
¿Quiénes merecen ser reconocidos en esta etapa de tu vida?
“Agradezco la ayuda de muchos entrenadores como Primitivo Díaz y Robertico Medina. Al mismo Pototo le estoy muy agradecido. Después de esa serie estuve en la última edición del nacional Sub-23, que dirigió el propio Valle, y trabajé con Alfonso al frente de la reserva. Nuevamente fui llamado por Alexander Urquiola, a quien le debo mucho, para acompañarlo en la 60 Serie Nacional”.
En esa temporada su labor como preparador fue fundamental…
«A ver, tú conoces cuán difícil fue aquella Serie con la aparición de la Covid-19. Veníamos entrenando, y antes de que pararan, ya nosotros trabajábamos en el modelaje de competencia.
«Quedaban apenas dos semanas para comenzar la Serie, el entrenamiento estaba acorde con la situación real del juego. Al parar todo, los atletas tuvieron que recluirse en su casa y el preparador físico le dejó un plan individual a cada uno de ellos.
“Trabajé específicamente con los jugadores de cuadro, y por las vías de messenger, WhatsApp u otro medio de comunicación, según las condiciones que ellos tenían en casa, les orientaba ejercicios específicos que ellos pudieran desarrollar en medio de aquellas condiciones”.
¿Recuerda en qué se basaban aquellos ejercicios?
“Sí, claro. Tenían que ver con la reacción; la agilidad; el fildeo hacia delante de los rollings, que era una de las mayores dificultades que afrontaban; el mantenimiento físico; la fuerza muscular; etcétera. Me sentí muy satisfecho con la respuesta que dieron los muchachos”.
Cejas, cuando era atleta no me cansaba de ver a su papá detrás de usted haciendo todo lo posible para que triunfara…
“Mi padre es mi ídolo, y aunque quizás pueda sentir algún tipo de frustración al no verme más jugando, sé que está contento por las cosas que al final, la pelota, mi vida, me deparó posteriormente. Tengo una familia de la cual siempre he recibido un total apoyo… ¿Qué más puedo pedir?