Al hablar de recuperación en Pinar del Río, luego del paso del huracán Ian por la zona occidental del país, es inevitable mencionar las acciones realizadas desde el sector eléctrico en función de ello, pues fueron horas sin descanso, no solo para esos hombres que daban la bienvenida al sol ya sobre los postes, sino de todo un personal que se entregó de lleno para contribuir a que Vueltabajo tuviera, en el menor tiempo posible, el rayito de luz que nos arrebatara la naturaleza.
Fueron muchos los que se volcaron sobre esta tierra, con voluntad, no así con los recursos que se quisieran, pero lo imprescindible, lo necesario, estuvo a la mano, justo desde el primer momento, no obstante, la gente de estos predios no imaginó nunca, que las circunstancias, a partir de la noche del 27 de septiembre, cambiarían el rumbo hasta de los caminos.
CONTABILIDADES EN AUMENTO
Se trabajó duro desde horas antes al evento meteorológico, ya transitaban por carretera hacia cada uno de los municipios de la provincia los recursos propios de reserva de contingencia y otros de explotación, destinados a las tareas de mantenimiento y reparación, con los cuales la Empresa Eléctrica trabajaba cotidianamente.
El monto en unidades físicas de postes disponibles en almacén no llegaba a los 400, pero fueron distribuidos para tratar de aligerar los males que se vendrían, de conjunto a un grupo de aisladores, herraje y tornillería, lo cual permitió contar en las unidades con un nivel mínimo de recursos para cualquier eventualidad.
Y por supuesto que tras el paso del ciclón fue insuficiente. Según informó Yosvany Torres Hernández, director de la Empresa Eléctrica en Pinar del Río, llegaron a sumar más de 6 700 postes perjudicados, por lo que la ayuda en este sentido, desde la Unión Eléctrica (UNE), fue de 15 veces más de lo que teníamos, los cuales llegaron, tanto por carretera como por ferrocarril.
De igual manera sucedió con el tema de aislamiento, estuvieron siempre las buenas intenciones de países que se brindaron para ayudar a Cuba como fue México, Venezuela, de donde se recibió un grupo de pertenencias, sobre todo de líneas, entre ellos aisladores, conductores, herraje, transformadores.
“Desde México, por ejemplo, nos entregaron ayuda para facilitar el recorrido de los circuitos, se nos permitió volar drones y así pudimos hacer un levantamiento más claro y preciso de los daños de cada uno de los circuitos, los cuales, inmediatamente después del paso del huracán, no podíamos transitarlos por la inaccesibilidad de los terrenos.
“Al hablar de transformadores, existían un grupo de ellos, unos 50 o 60 tal vez, propios para cubrir las averías, pero después de Ian se perjudicaron alrededor de 800, la ayuda del país estuvo sobre los 600, de la propia existencia en la UNE, de las empresas y talleres donde se producían.
“Específicamente aquí en la provincia se lograron rescatar más de 300 y se continúa en estas labores para incrementar la recuperación general del porcentaje que aún permanece sin electricidad. Fueron transformadores que se cayeron y se dañaron, no todos fueron quemados por cortos, esa es la ventaja de apagar los circuitos antes de que pase el ciclón, si se cae estando en servicio, lo seguro es que se queme”, explica el especialista.
SOBRE OTRAS DOLENCIAS
Durante estos largos dos meses y medio se ha tenido que construir un gran número de líneas; refiere Torres Hernández que existían algunas que transitaban por lugares muy difíciles, aunque no se consiguió con todas, sí se hizo en Consolación del Sur, Pinar del Río, San Luis y San Juan y Martínez, fueron sacadas de la zona en donde estaban enclavadas y puestas cerca de los caminos, el freno en esto fue la premura para poner el agua a la ciudad y al no contar en el momento de la tarea con lo necesario, hubo que avanzar hacia otras prioridades.
Todas las líneas de transmisión se dañaron, desde la línea de 220 kv que es la que entra a la provincia, hasta el servicio de los clientes, lo que no todos los kilómetros de la línea, existieron tramos con averías más graves que otras, situación que generó trabajo en casi todos los postes, “fueron muy pocos los que no tuvimos que escalar para reponer un aislador, una amarra, para hacer un estire, porque los conductores se fueron de lugar y todo ello requiere tiempo de dedicación para resolver los problemas”.
Hubo que tocar con la mano, prácticamente, el 80 por ciento de las acometidas, muchas se desprendieron del punto de apoyo, se zafaron, se partieron, la magnitud fue evidente desde el minuto en que la provincia quedó en 0 volts, sin servicio ninguno, y poco a poco se vieron los primeros resultados, “pudimos llegarle con el primer servicio eléctrico a los hospitales el día 30 a las 3:19 a.m., y a los pozos del 10 de La Coloma, en islas sobre las seis de la mañana, así lo confirmó Idulvis Acuña Velázquez, jefa del Despacho Eléctrico Provincial.
Lo primero que se hizo fue alimentar el circuito de los hospitales desde sus respectivas líneas, el “Abel Santamaría” fue el primero, que desde la noche antes hasta ese momento trabajaba con grupos electrógenos. Después se le llego al “León Curvo Rubio”, y posteriormente al pediátrico Pepe Portilla.
Una vez evaluados los daños y llegado a la conclusión de que sería complejo y extensa la recuperación, el siguiente paso fue revisar las cabeceras municipales, las cuales estaban más protegidas por la misma infraestructura de la ciudad, esas iban a ser más fácil arreglarlas, se intencionó la ubicación de grupos electrógenos de generación distribuida en determinadas cabeceras donde había altas concentraciones de clientes y que demoraría llegarle con el servicio eléctrico.
Los primeros fueron San Juan y Martínez y San Luis, después Viñales y La Palma, quienes trabajaron semanas bajo esta condición, a estos lugares se trajeron grupos electrógenos MTU de otras provincias, en el caso de La Coloma, donde también se encontraba uno, este ya existía, con la instalación de los mismos, los trabajadores eléctricos garantizaron vitalidad durante un periodo importante.
Dichos grupos eran altos consumidores de Diesel, gastaban alrededor de los 200 y 300 litros por hora, de ahí que sean plantas que se usen para cubrir el pico, o sea, la emergencia.
HERMANOS… AMIGOS
Dicen que quien tiene amigos tiene un central, pero la amistad desbordada hacia esta vuelta, fue más allá, el apoyo desmedido es, únicamente comparado con la relación de hermanos, así sucede cuando ante fenómenos de este tipo, no caben dudas de que somos parte del mismo país, las dificultades de uno, son preocupaciones de todos.
Y sí, prácticamente hubiera sido imposible la recuperación en este espacio de tiempo si no fuera por el apoyo de todas las empresas del sistema eléctrico, de comunicaciones, constructoras y aseguradoras, entre muchas otras, que atravesaron la isla para traer hasta este extremo un poquito de claridad.
Decir que fueron esas empresas las encargadas de toda la logística, de traer cada uno de los recursos que aquí no existían; fue ese personal anónimo al que la población no vio levantando postes, pero que jugó un papel trascendental a la hora de avanzar en las tareas.
Hubo muchos hombres detrás de todo el andamiaje para maniobrar directamente con los postes, ahí resalto a los cocineros, los almaceneros, ellos, mientras muchos linieros estaban aún en casa en espera de la orden de arrancada, estaban transportando postes, a ellos no los vimos, pero son vitales, carros se rompieron muchos, accidentes de diferentes tipos reseñan los entrevistados, hubo de todo, a deshoras y las soluciones llegaban al instante.
Abrazó Pinar por esos días a más de 2 246 personas, agrupadas en 146 brigadas de carros de líneas y 75 carros de servicio, los cuales estaban en la función única y exclusiva de las acometidas, los postes y los conductores, paralelo a ellos vinieron carros de técnicos, aseguradores, que sumaron más hermandad a la tarea de levantarnos.