Hace algunos años, cuando la libra de bistec de cerdo costaba 30 o 40 pesos la libra, Lucía Cabrera se quejaba y le regateaba al particular. Ahora, tiene que desembolsar de su salario casi 300 pesos para llegarle a esa misma cantidad de carne. “El cochino está compitiendo con el oro”, dice, a la vez que guarda en su bolsa de nailon la pequeña porción.
Desde el segundo semestre de 2019, al tensarse las cuerdas de la economía mundial y reducirse los ingresos provenientes del turismo, además del recrudecimiento del bloqueo, el suministro de piensos importados a la Isla se deprimió gravemente. Se acumularon las deudas de entrega de comida a los productores y prácticamente se extinguió la carne de cerdo de la mesa del cubano.
El pasado mes de abril, en la Plenaria Nacional Porcina, el primer secretario del Partido y presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, llamaba a generar consensos, a socializar las mejores experiencias, generar fuentes nacionales de alimento y hacer uso de la ciencia que sale de nuestras universidades.
Los principales planteamientos de los asistentes a aquella reunión se centraron lógicamente en la falta de piensos, sobre todo de inicio y soya, y en la demora en la entrega de tierras a porcicultores para sembrar alimento. Hoy en Pinar del Río, tanto la Empresa Porcina como los productores privados, ponen todo el empeño ante el desafío de recuperar la actividad para que se convierta en disponibilidad de carne a un precio asequible para el cubano trabajador.
PORCICULTORES QUE NO SE DETIENEN
A raíz del detrimento de la actividad porcina en la provincia, la mayoría de los porcicultores decidieron cerrar sus convenios. Otros, como Reinier de Jesús Labrada, tuvieron que reducir la masa casi a la mitad.
Durante aquella plenaria, el joven productor explicó que ha podido mantener ese número de cabezas porque al llegar la crisis ya tenía sembradas 40 hectáreas de tierra solo para alimento animal, un trabajo que desarrollaba desde hacía años.
“Es posible invertir la ecuación que antes impulsó la producción porcina, cuando el 70 por ciento del alimento lo suministraba la empresa estatal, pero necesitamos más encadenamientos entre empresas, otros actores económicos y los porcicultores. Precisamos que todo lo que se produzca y no esté apto para el consumo humano que nos lo entreguen”.
En la finca de Yulier Fernández Abreu, se constata el aprovechamiento de las 63 medidas para dinamizar la producción agropecuaria. Tiene una extensión de 10.8 hectáreas de tierra en las que siembra tabaco pero destina una parte a la yuca que después procesa y usa para los cerdos.
“El mayor por ciento de la tierra está destinado al tabaco, y en tiempo muerto siembro cultivos de ciclo corto como el maíz y la calabaza, pero ahora es vital garantizar la comida de los animales desde la territorialidad. No podemos seguir esperando por el barco solamente, hay que buscar alternativas”.
Actualmente cuenta con una masa de cerca de 900 animales entre reproductoras (60), precebas y cebas.
“Aunque hemos logrado importar algunos piensos, tenemos que usar alimentos alternativos. Ahora se abren nuevos caminos para la comercialización y a través de convenios con la Empresa nos dan la posibilidad de cambiar salvado de trigo por carne y eso nos ayuda, también pactamos con la Agropecuaria Militar y vendemos alguna carne en MLC para poder importar alimentos.
Ante la pregunta de si se logra crecer en la masa con alimento alternativo, Yulier enfatiza en que no es cuestión de esperar el barco nada más. “Pero cuando los cerdos se destetan necesitan inicio, sino no se encaminan, y la proteína es fundamental. Creo que sí se puede impulsar la producción porcina, ya se dan pasos. La infraestructura en este país está creada y está demostrado que se logra avanzar, pero repito, complementando la alimentación alternativa con inicio y soya”.
EL DESAFÍO DE LA EMPRESA ESTATAL
La difícil situación que golpeó a este sector ganadero obligó a reducir la plantilla de la Empresa Porcina de Pinar del Río. De 780 trabajadores en situaciones normales comenzaron el año 2022 con 430. Una parte de esos 300 de los que prescinden hoy fueron reubicados, a otros se les dio oportunidades por el Ministerio de Trabajo, el resto quedó interrupto y después disponible.
Asimismo, en ocho unidades de cría y con una capacidad instalada de 6 000 reproductoras la Empresa redujo la masa al 50 por ciento. Actualmente, cuentan con 3 200 reproductoras en explotación intensiva y el reto es evitar que decaiga esa cantidad apelando a alternativas endógenas y encadenamientos con otras entidades.
Según Luis Martín Boza, director de la entidad, también fomentan la cría de cerdo de capa oscura en la UEB El Rosario, con capacidad para 200 reproductoras, y con el objetivo de producir cochinatas para vender al sector cooperativo campesino, y a los módulos pecuarios para que se reproduzcan en los municipios. Esa descendencia estará destinada al programa de abastecimiento territorial. Con ese fin tienen otro centro en Guane, pero de cerdos blancos con cruce Duroc.
Entre las medidas de recuperación -precisa el directivo- está la extracción diaria, desde una planta en la provincia de Artemisa, de entre 40 y 60 toneladas de pienso líquido proteico que luego se mezcla con subproductos de trigo y yuca y que ha demostrado ser un paliativo para que los animales conviertan de manera adecuada, pues aunque no reúne todas las características nutricionales, se ha restablecido el peso de las puercas.
A ello se suma la compra de maíz del que se produce en la provincia a un valor de 2 000 CUP el quintal y que al mezclarlo con salvado y otros aditivos en la fábrica de pienso seco de Consolación del Sur, resulta en un cereal alternativo que permite salvaguardar la producción y que no siga decayendo.
“En dos de nuestras unidades de cría ya se ceban animales y en una de ellas hay cerca de 800 que a partir de junio estarían dando alrededor de ocho toneladas de carne que se expenderían a la población, a la industria y a los distintos actores que tenemos”, explicó.
Apuntó que estrechan vínculos con algunas empresas que generan residuos, como el matadero de Guane y Pescario, y a esos desechos que recuperan les dan tratamiento térmico para también usarlo como alimento a la masa. Ya empezamos nuevamente a establecer convenios con estatales y privados.
“Existen 124 productores decididos a no salir del programa. Hay varias modalidades de convenios, pero en estos momentos el que tenemos consiste en que de cada 100 animales contratamos seis toneladas de retorno y el resto queda libre al productor.
“Este año la producción no va a satisfacer la demanda, pero será más de lo que tuvimos a principio. Con ese alimento que estamos produciendo pagaríamos, poco a poco, una deuda de más de 4 000 t, a productores y a las distintas formas de producción que le debemos comida.
“El 2023 pudiera marcar un destino diferente en la comercialización de la carne en la medida que logremos crecer y sostener la masa”.
Enfatizó Martín Boza en que aunque no son avances significativos, se dan los primeros pasos para que la actividad porcina vuelva a ubicarse en el escenario actual, del cual está prácticamente ausente, pues habían planificado pérdidas millonarias para el año en curso y cerraron el primer trimestre con utilidades.
UN EJEMPLO DE QUE SÍ SE PUEDE
En la UEB Cría Pinar, ubicada en la zona conocida como El Vizcaíno, se desarrolla un trabajo cooperado entre la Empresa de Piensos Occidente y la Empresa Porcina Pinar del Río. El centro tiene 500 reproductoras y va a cebar toda su descendencia. Según Martín Boza el saldo del negocio será de aproximadamente 50 o 60 t de carne mensual.
“Es un proyecto para lograr eficiencia en la empresa estatal socialista, pues una parte de las ganancias será en moneda nacional y la otra en capacidad líquida para comprar el alimento que necesitamos. Además, esperamos que el salario de los trabajadores llegue a los 20 000 CUP.
Luis Ángel Díaz Gener es el director de Cría Pinar, lleva 41 años en la actividad porcina y toda su sapiencia la revierte en resultados. Con 36 trabajadores labora sin descanso en revitalizar la producción para que vuelva al escenario de antaño.
“Lo que existe hoy en esta UEB es un contrato de administración y servicio entre dos empresas cubanas, una producción cooperada con el objetivo de, al menor costo posible, lograr buenos rendimientos y utilidades. Debíamos tener, hasta los últimos días de mayo, una producción de 664 animales destetados y ya vamos por cerca de 900, porque subió la cría por partos y la viabilidad. Tengo un equipo técnico muy bueno, además los trabajadores están motivados, y lo más importante es que son jóvenes honrados y disciplinados”.
Explica Díaz Gener que cuando muchas empresas del país se deprimieron al punto de quedarse sin reproductoras, ellos fueron preservando la masa y buscando alternativas con la venta de precebas a particulares.
“La conversión de alimento a carne es la que decide la producción. El cuidado de la comida es fundamental. Como alternativa utilizamos el pienso líquido y decidimos hacer harina de pescado. Teníamos que buscar la proteína, que es lo más caro, así que al desperdicio de la Pesca le damos tratamiento térmico y elaboramos el alimento”, añade.
En un recorrido por la UEB pudimos constatar el proceso de elaboración de la harina, que aunque lleva trabajo, han adecuado la infraestructura para que fluya de manera adecuada y les dé los resultados que esperan.
“La producción porcina hay que verla como dos líneas de ferrocarril: el particular y el estatal tirando carne para el medio. Así la loma es más grande, y así avanza el país. Lo más eficiente es tener una unidad integral de 500 reproductoras, no más: son 21 partos a la semana, obtienes más carne, el volumen de trabajo es menor y hay más control. No nos puede matar el gigantismo. Lo ha dicho el Presidente, con alimento un centro integral da resultado, claro también hay que mejorar el salario para que se estimulen los trabajadores”.
Al inquirir a este conocedor de la labor porcina sobre el precio futuro de la carne, contesta sin reparos y con los pies en la tierra: “El precio de la carne no va a bajar de golpe, pero se va a empezar a mover en cuanto comience a aumentar la disponibilidad. Tenemos que trabajar para eso, para que el pueblo pueda llegarle, pero cada cual tiene que saber la función que le toca, y tener sentido de pertenencia”, concluyó.
Lo que indican los pronósticos es que para el próximo año la disponibilidad de carne de cerdo será mayor y en consecuencia se abaraten los precios. Esperemos que para entonces, muchos como Lucía Cabrera puedan llevar a su bolsa de nailon más que una libra al precio del oro. Esperemos que sea otra vez, como dice la canción, el mamífero nacional.