René Dopico ya había caminado un montón de veces por su lado, cuando por fin lo vio. De hecho, cuenta que gran parte de su niñez se la había pasado en esa misma cueva que hoy acapara la atención de los científicos, pero que entonces «entraba a jugar y no a mirar».
«Así, hasta que un día me senté en una piedra y me quedé observando. Me dije que aquello parecía como un animal, y ahí surgió todo esto».
A sus 60 años, nunca pensó que esta figura en forma de esqueleto impregnado en la roca, que ahora me muestra con una linterna, pudiera llegar a considerarse por algunos especialistas como el descubrimiento paleontológico del siglo en Cuba.
Antes había encontrado fósiles de amonites, que les enseñaba como curiosidad, sin saber muy bien lo que eran, a los turistas que llegaban hasta su finca, en el Valle de Viñales.
«Creía que se trataba de una cosa normal, pero la gente comenzó a contarme, a decirme el tiempo que tenían, y así he ido aprendiendo», dice.
Acostumbrado a los prodigios de la naturaleza, en una zona con una rica biodiversidad y una geología fascinante, no tuvo noción de que su nuevo hallazgo fuera tan importante, hasta que uno de aquellos visitantes ocasionales publicó las fotos en internet, y comenzó el revuelo.
Aunque la investigación apenas ha comenzado, no hay dudas del enorme valor del descubrimiento de lo que, al parecer, fuera un ictiosaurio de entre tres y cuatro metros de largo, del periodo Cretácico inferior.
Al menos, eso sugieren los primeros estudios in situ, en una cueva conocida como el surgidero del río del novillo.
El doctor en Ciencias Geológicas Manuel Iturralde afirma que existe consenso al respecto, y que la incógnita está en el tipo de ictiosaurio que sería, uno de los puntos hacia los que se enfoca en estos momentos el trabajo.
A grandes rasgos, explica que estos reptiles prehistóricos en un tiempo fueron muy abundantes. «Se distribuyeron por todos los océanos y tuvieron una larga vida, desde el Triásico (250 millones de años) hasta el Cretácico (90 millones)».
Con cierto parecido físico al delfín actual, pero con un pico más largo y dientes agudos, Iturralde señala que nadaban a alta velocidad y se podían sumergir a grandes profundidades.
Todo indica, además, que eran animales carnívoros, que «se alimentaban de todo lo que les pasaba por delante».
¿QUÉ HACE TAN VALIOSO ESTE HALLAZGO?
«Este es el primer esqueleto articulado de un reptil de gran talla que se encuentra en Cuba», asegura el reconocido especialista.
El investigador Yasmani Ceballos, otro de los integrantes del equipo que lleva a cabo el estudio, comenta que, hasta ahora, en nuestro país se habían encontrado cráneos incompletos, algunas vértebras (nunca más de cinco), y huesos aislados de saurios del periodo Jurásico superior.
«En el caso del Cretácico superior, habían aparecido huesos aislados, dientes, pero nada como esto», añade.
El nuevo hallazgo de Viñales, en cambio, posee una parte del cráneo, la columna vertebral casi completa, costillas, restos de otros huesos y aletas. De ahí que lo considere «el resto fósil más completo de reptil del mesozoico cubano».
Pero no es esta la única novedad. Yasmani señala que las estimaciones realizadas, a partir de los datos recopilados hasta ahora, sugieren que pudiera pertenecer al Cretácico inferior (entre 130 y 145 millones de años).
De confirmarse, ello haría aún más valioso este descubrimiento.
«Hacia el final del Jurásico y principios del Cretácico, la mayoría de los géneros de ictiosaurios prácticamente desparecieron del registro fósil.
«En el intervalo de tiempo en que estamos considerando su antigüedad, casi no hay restos fósiles de ictiosaurios en el mundo. Por tanto, este es un descubrimiento paleontológico de importancia nacional e internacional».
No obstante, advierte que «no es algo definitivo. Falta investigar mucho más, para determinar bien la edad».
¿Qué hace un saurio marino en las montañas de Viñales? Reconocido mundialmente por sus mogotes y sus paisajes singulares, el Valle de Viñales no siempre tuvo la apariencia que hoy lo convierte en un importante destino para el turismo.
Hace millones de años, la zona en la que hoy se ubica se hallaba bajo agua, por lo que parte de sus rocas proviene del fondo de lo que se conoce como «el Caribe primitivo».
Ricardo Romero, especialista principal de este Geoparque Nacional, ubicado en el corazón de la Sierra de los Órganos, explica que lo que vemos hoy es el resultado de complejos procesos ocurridos a lo largo del tiempo.
«Toda la faja calcárea, lo que es montañas y mogotes, se formó en un ambiente de aguas profundas y someras», dice, y añade que en las rocas de esta región del Occidente cubano, que en la actualidad nadie asociaría con el mar, ha quedado esa herencia de la evolución de la Tierra y de la vida en ella.
¿CUÁLES SERÍAN LOS PRÓXIMOS PASOS EN LA INVESTIGACIÓN?
Para el doctor en Ciencias Geológicas Manuel Iturralde, «esto, por supuesto, abre una puerta para buscar otros ejemplares en las rocas de la misma antigüedad, tanto en las zonas cercanas, como en otras regiones de la Sierra de los Órganos o la del Rosario».
Sin embargo, los próximos pasos estarían enfocados en retornar al lugar para realizar una fotogrametría, que permita extraer un modelo en 3d del fósil, y tomar muestras de roca de la laja donde apareció el reptil, a fin de poder precisar la edad del ictiosaurio y tratar de identificar a qué tipo pertenecía, detalla Lázaro William Viñola, estudiante de doctorado que lidera la investigación.
Para ello, el equipo encargado del estudio ha establecido contacto con otros especialistas cubanos y extranjeros, quienes les han expresado su voluntad de colaborar.
Teniendo en cuenta la enorme importancia del descubrimiento y la necesidad de preservarlo, también se ha coordinado con la dirección del Parque Nacional Viñales la restricción del acceso al lugar.
Esto es algo necesario, además, debido a que es una cueva que se está derrumbando, y que se inunda de repente, cuando llueve, aclara Iturralde.
Para mostrarles a los visitantes, se elaboró un póster explicativo con toda la información disponible hasta el momento, incluyendo imágenes del interior de la cueva y de las reconstrucciones que han hecho los científicos de los ictiosaurios.
Por otra parte, se preparará un material gráfico en 3d, que les permita a las personas hacer una especie de visita virtual al lugar, sin tener que adentrarse en él.
¿EL DESCUBRIMIENTO PALEONTOLÓGICO MÁS IMPORTANTE DEL SIGLO EN CUBA?
Aunque la interrogante huela a sensacionalismo y tenga el mismo corte de muchas de las fake news que se han hecho virales en la era de internet, los especialistas consideran que pudiera ser así.
Aun cuando todo es cuestión de perspectiva y de que, para cantar victoria, todavía falta mucho por estudiar, el nuevo fósil de Viñales posee valores que lo convierten en algo muy relevante para la paleontología cubana.
El investigador Yasmani Ceballos, por ejemplo, reconoce que ha habido otros descubrimientos sorprendentes.
Es el caso de un hueso de dinosaurio del Jurásico, encontrado a principios del siglo xx, descrito en 1942 en la tesis de grado de Alfredo de la Torre, o los de una tortuga prehistórica, o los restos de un mono, hallados también en una caverna de Pinar del Río.
«Pero el hecho de que este fósil corresponda a principios del Cretácico, y al esqueleto casi completo de un gran reptil marino, le confiere una relevancia enorme. Nunca se había encontrado nada como esto en Cuba», considera Yasmani.
Reacio a los sensacionalismos y las comparaciones, Manuel Iturralde, por su parte, prefiere evitar ciertos clichés, que suelen acompañar este tipo de noticias, con respecto a si se trata del «más grande» o el «más relevante» o el «más antiguo», en vez de concentrarse en lo que realmente le aporta a la ciencia.
De lo que no hay dudas, dice, es de que constituye «un hallazgo importante, un fósil singular, diferente, que cuenta una historia que ninguno de los que se habían encontrado tenía la capacidad de contar, porque está muy completo».
Ello, incluso, permite elaborar teorías sobre la manera en que este ictiosaurio pudo llegar hasta nuestros días, transformándose de animal vivo en animal petrificado en la pared del oscuro interior de una cueva pinareña.
Descubierto por pura casualidad, como ha sucedido tantas veces, el fósil de saurio marino se suma a los valores del primer Geoparque de Cuba, agrandando la mística de una región que ha cautivado por igual a poetas, pintores y científicos.
Con una mezcla de todo eso, haciendo suyo aquel pensamiento martiano de que hay mucho de poseía en la ciencia, Iturralde lo define como una «cápsula de historia y del tiempo, que nos hace un relato de la vida y la muerte en el pasado».