La rumba es sentimiento, es pasión, es energía que impulsa… pero también es conciencia, identidad, ámbito de reflexión y realización creativa. Conciencia de mis orígenes: ese es el lema de la XIII edición del Festival Timbalaye, que comienza este martes en las redes sociales de varias instituciones y organizaciones de las artes, y en la programación habitual del Canal Clave de la Televisión Cubana.
La pandemia ha impactado en un proyecto artístico que ya ha hecho tradicionales estos encuentros de rumberos, que tienen lugar habitualmente en Cuba, México e Italia. No se pudo realizar este año el encuentro presencial, pero los organizadores no quieren que haya rupturas, así que se ha organizado un programa que incluye conciertos, presentaciones en vivo y sesiones teóricas que se pueden seguir, fundamentalmente, por las páginas de Youtube y Facebook del Ministerio de Cultura.
Para socializar mucho más los contenidos habrá una programación en el canal Clave de la televisión digital, en la misma dinámica de otros recientes festivales virtuales.
La rumba es patrimonio del pueblo de Cuba y también del mundo. En noviembre de 2016 la Unesco la inscribió a La rumba cubana, mezcla festiva de baile y música, y todas las prácticas culturales inherentes en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Timbalaye honra su aporte extraordinario al entramado de la cultura cubana y celebra su plena vigencia. Porque la rumba no está solo en los orígenes, es también camino hacia el futuro.