El 24 de febrero de 1895 estalló en Cuba la guerra a la que José Martí consideró necesaria y a cuya organización consagró varios años de vida.
Bajo el grito de ¡Independencia o Muerte! se produjeron alzamientos simultáneos en varios poblados como Baire, Alto Songo, Manzanillo, Yara, Bayamo, Matajabo, Hatibonico, El Cobre, Loma del Gato, San Luis, Palma Soriano y Jiguaní, entre otros.
Desde la emigración, el Apóstol había concebido cada detalle. Una labor titánica le permitió aunar las voluntades de los veteranos de la anterior contienda y de “los pinos nuevos” a los que él representaba.
La unidad por la que tanto abogó se materializaría en la fundación del Partido Revolucionario Cubano (PRC), órgano con objetivos político-militares bien definidos en cuyas bases se proclamaba la voluntad de ordenar “una guerra generosa y breve, encaminada a asegurar en la paz y el trabajo, la felicidad de los habitantes de la Isla”.
“Preparar la guerra, es guerra. Impedir que se nos desordene la guerra, es guerra. Acudir a Cuba a ordenar la guerra, es la primera campaña de la guerra”, opinaba el delegado del PRC al tiempo que recaudaba fondos y alentaba, con encendidos discursos, las ansias de libertad de los emigrados.
Partió rumbo a su tierra en abril de 1895, pues quería pelear las batallas que había imaginado en su mente prodigiosa e incansable, pero cayó en la manigua redentora apenas un mes más tarde.
Consternados por la muerte de su compañero, Gómez y Maceo consiguieron llevar adelante la insurrección, librar brillantes combates, nuclear un ejército de mambises corajudos y protagonizar la invasión a Occidente, considerada el hecho de armas más audaz del siglo XIX.
La intervención estadounidense en 1898 frustró la guerra de independencia cubana, cuyo fracaso estuvo condicionado además por la falta de unidad, las discrepancias entre los jefes militares y la pérdida de líderes visionarios como Martí y Maceo, con una definida actitud antimperialista.
A pesar de ello, el conflicto bélico demostró la capacidad de resistencia del pueblo cubano e inspiró a nuevas generaciones de combatientes.
A 126 años del inicio de aquella gesta, y en un contexto marcado por nuevas luchas, recordamos con admiración a los héroes que, a golpe de sangre y sudor, se batieron para romper las cadenas de su Patria.