Trazar y contar la historia de los diferentes lugares por el sendero de sus caminos, cuando no existan otras evidencias, siempre ha sido una de las fascinaciones de los historiadores. Máxime cuando la historia en sí se hila por primera vez, dando espacio a las investigaciones, reflexiones y teorías.
Recién interés por parte de conocedores e investigadores ha cobrado un camino poco transitado.
Adentrado en las vegas tabacaleras de Consolación del Sur, y colindante a la Carretera central, sobre el arroyo San Pablo que entrecorta dicho pasaje, se erige una singular estructura conocida como Puente blanco.
De acuerdo a las leyendas urbanas que viajan hoy de boca en boca de los campesinos del área, la construcción estuvo a cargo de un aristocrático y acaudalado oficial español, quien quedó prendado de una bella mozuela que habitaba más allá de las márgenes del arroyo. Lo de blanco, cuentan las leyendas, se debió quizás a la pintura (que actualmente conserva) del macizo en señal del amor puro que unía a estos amantes.
QUÉ DICEN LOS HISTORIADORES
Pedro Padilla Pérez, historiador autodidacta del municipio, se interesó por la historia local desde su llegada al pueblo hace 43 años, y en su desandar diario en busca de leyendas y anécdotas del antiguo poblado, encontró el Camino Real de la Vuelta Abajo.
“Por este lugar antiguamente transitaban todas las personas que viajaban hacia Guane, teniendo en cuenta que no existía todavía la ciudad de Pinar del Río. Sabemos que el transporte típico de la época era a caballo, en carretas o a pie.
“A mi criterio, por esa finalidad fue que se creó esta maravilla llamada Puente blanco, el cual a la fecha no se sabe a ciencia cierta si era su nombre original”.
Para Padilla Pérez este era un lugar de paso y tránsito obligatorio de los consolareños hacia otros territorios; sitio por el cual, a su juicio, seguramente transitaron infinidad de tropas españolas. No siendo así para las huestes mambisas, pues de estas últimas no se tienen registros oficiales, ni consta en los libros de historia su paso por el lugar en cuestión.
“A pesar de ser solo un sencillo puente, este sitio está cargado de historia, que, por supuesto, habrá que desentrañar”, aseguró.
Por su parte, Juan Carlos Rodríguez, historiador de la ciudad de Pinar del Río, basado en artículos científicos, expresó que desde los primeros siglos de la colonización existieron caminos en la provincia por donde se trasladaba el ganado.
Asimismo, insistió en que estos mejoraron en la medida en que se establecieron en la región los diferentes núcleos poblacionales estables, que sin duda necesitaban de esas vías de comunicación.
“Una de las primeras vías terrestres que estableció fue la del Camino Real de Vueltabajo, que quedaría perfectamente establecido desde finales del siglo XVII. Este uniría a todos los pequeños poblados que paulatinamente surgieron: Guanajay, Candelaria, San Cristóbal, Santa Cruz de los Pinos, Los Palacios, Consolación del Sur, Pinar del Río, San Juan y Martínez, Guane y Mantua.
“El Camino Central o Real de Vueltabajo, partía de Caimito y se unía en Artemisa con la Calzada del Oeste, pasando por los pueblos más importantes de la llanura sur hasta llegar a Guane”, argumentó.
De acuerdo con la literatura, la dificultad con las comunicaciones terrestres entre las diferentes localidades sería reiteradamente planteada por destacadas personalidades de aquel entonces, e incluso por los mismos habitantes de Vueltabajo, surgiendo así proyectos que pretendían mejorar esas vías. Y es quizás en este intento donde entra la construcción del llamado Puente blanco.
Mientras, Rolando González Cabrera, historiador del museo de la ciudad de Consolación del Sur, afirma que el mencionado Camino Real fue una vía muy necesaria para ir articulando todos los poblados y las zonas productoras que surgían en el país.
“Es a partir de 1620, fecha en que se construye este camino, que se van uniendo todos los hatos y corrales para facilitar el comercio, llegando así hasta el corral de Mantua.
“En el caso de Consolación del Sur, este camino entraba por la parte oriental, luego se unía a la carretera central hasta la avenida 51 en el parque Don Antonio Ferrer y Cruz, para después inclinarse hacia el sur de la actual carretera central, orientándose finalmente hacia el corral de Pinar del Río”, comentó.
A decir de este último conocedor de la historia, a finales del siglo XVIII el emporio de tabaco en la zona se hacía cada vez más sólido por lo que era necesario el mejoramiento de los caminos de la región; y fue en esta zona del oeste del territorio consolareño donde existe la evidencia de este aspecto.
“Es allí, sobre las márgenes del arroyo San Pablo donde se edifica un puente de piedra sólida muy bien conservado conocido como Puente blanco. La estructura tiene su base sólida sobre una estructura en forma de arco, como era tradición en aquella época, siguiendo las costumbres de las construcciones romanas.
“Este puente no es sino el resultado de todo el esplendor que tuvo el comercio del tabaco, las reses, las pieles y demás”, insistió González Cabrera.
Según las teorías de los entrevistados, por los materiales de ladrillos de barro macizado y el cemento a modo de mortero típico de aquella época, presumiblemente el puente fue edificado a finales del siglo XVIII o principios del XIX.
Sin embargo, aún no existe un criterio o investigación sólida que corrobore las afirmaciones anteriores. Sin otra construcción semejante en todo el trazado del mencionado Camino Real, a la fecha, Puente blanco continúa siendo un mito distante que los historiadores deberán desentrañar.