La alfabetización mediática en internet se ha convertido en una de las habilidades más importantes en la sociedad actual. El mundo digital, del que formamos parte, nos demanda ser críticos y pensar de manera innovadora para saber filtrar y entender la información que se nos presenta y no caer en la trampa de las “verdades falsas” o de las mentiras construidas para rompernos el imaginario en el que de alguna manera hemos creído.
Necesitamos competencia para distinguir entre lo verdadero y lo falso, ya que las noticias falsas se propagan fácil y rápidamente en la World Wide Web y como lo asegura la sabiduría popular: “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”.
Nos toca concientizar las diferentes perspectivas y prejuicios que los medios de comunicación pueden tener y, sobre todo, necesitamos aprender a aceptar la información y sus argumentos, en dependencia del sitio en el que están. Ni todo lo que se dice tiene que ser cierto, ni absolutamente contrario.
Resulta fundamental en la alfabetización mediática, el hecho de comprender cómo funciona la privacidad en línea. Debemos ser conscientes de lo que compartimos mediante esta vía y con quién. Somos responsables de proteger nuestra información personal y tomar medidas para evitar ataques cibernéticos.
No podemos dudar de que el desarrollo tecnológico -como todo en la vida- tiene dos caras: una blanca y una gris, y si no sabemos deslindar entre esas caras, corremos el riesgo de ser víctimas de la peor de sus versiones.
Sin embargo, no por la maldad que domina a personas sin escrúpulos y carentes de principios éticos, podemos obviar que la creación de contenido en línea también es vital en la alfabetización mediática y en cómo educar a la sociedad desde los procesos de significación en línea.
Debemos saber cómo crear contenido de alta calidad y cómo compartirlo adecuadamente mediante las redes. Al crear contenido en línea, también debemos tener en cuenta las leyes de derechos de autor y las regulaciones a ello asociadas.
Este es un tema crucial en los tiempos actuales, ya que cada vez más personas usan internet como fuente principal de información, una vía de indudable valor a favor de la inmediatez de la noticia, de la novedad y de la diversidad de miradas, que hacen de un tema un arcoíris de criterios.
Es necesario estar informados, pero de igual forma es muy importante tener la habilidad de comprender e interpretar todo lo que se encuentra en línea, del mismo modo como lo hacemos cuando leemos un libro o escuchamos una conversación. En cualquiera de los casos, somos “interpretantes” de lo que “el otro” dice y lo comprenderemos en dependencia de nuestro universo del saber respecto a lo que se lee, de nuestras vivencias y experiencias y, por ende, según la concepción que sobre ello tengamos.
La creciente cantidad de metadatos disponibles en línea significa que es más importante que nunca saber evaluar con objetividad las fuentes de las que proviene; tal vez sea este el talón de Aquiles. Muchas personas son engañadas por noticias falsas que se difunden fácilmente online, lo que puede llevar a una percepción errónea de la realidad y a ser parte de la tergiversación enfermiza que a veces pareciera no tener freno.
La era digital a la que asistimos y en la que nos entrenamos ya desde hace décadas, nos pone frente a una alfabetización mediática que nos permite tener una mejor comprensión de los datos que encontramos en línea y a tener ojos de águila para identificar si fuesen falsas.
Tengamos claro que la educación que poseamos al respecto, nos enseña a evaluar las perspectivas de los medios de comunicación, estos pueden tener diferentes prejuicios, que en ocasiones influyen en la presentación de ciertas noticias. Al estar alfabetizados mediáticamente podemos comprender mejor estas perspectivas para tener una visión más completa de las noticias y para trascender del simple rol de “receptores”.
No olvidemos que la privacidad en línea es un problema importante. La alfabetización mediática nos enseña cómo proteger nuestra información personal y cómo evitar ser víctimas de ataques cibernéticos. Esto es especialmente importante para aquellos que utilizan sitios web de redes sociales, ya que muchos usuarios publican elementos personales en estos sitios, sin darse cuenta de los riesgos que conlleva.
Nos corresponde ser responsables de nuestra actitud en la comunicación en directo. Las redes sociales no pueden, de ninguna manera, trasgredir nuestra privacidad y dejar al descubierto aquello que pueda ser, en algún momento, utilizado en nuestra contra.
Con el mismo entusiasmo con que dejamos que las redes entren a las vidas de nosotros, aprendamos a crear contenido de calidad y a transmitirlo adecuadamente, pues puede ser una habilidad muy valiosa para desenvolvernos en tiempos en que la comunicación en línea nos gana, sobre todo a los que no somos nativos digitales.