Dijo Martí que “la prensa debe ser el examen y la censura, nunca el odio ni la ira que no dejan espacio a la libre emisión de ideas. El periódico debe estar siempre como los correos antiguos, con el caballo enjaezado, la fusta en la mano y la espuela en el tacón”.
Hace varias semanas, Guerrillero publicó una serie de reportajes en los que se hacía alusión al enrevesado tema de la formación de precios y la dispersión que actualmente existe en establecimientos estatales.
Más allá de la crítica a la compleja cadena de intermediarios, mypimes y resoluciones que ha traído consigo la descentralización de facultades a la empresa estatal socialista, quien suscribe junto a dos colegas llamaban la atención sobre el impacto de ello en el último eslabón de esa cadena: el consumidor.
Y cuando hablamos de consumidor nos referimos, más que todo, al cubano de a pie, cuyo salario sigue inamovible y tiene que lidiar día tras día con el creciente aumento de los precios en las cosas básicas para vivir.
Varias entidades se vieron reflejadas en los reportajes, en los que se expusieron, sin tapujos, las interioridades de sus mecanismos de costos, compras, ventas.
A quien suscribe, y a la dirección de este semanario le resultó entonces grato que Artex, una de las entidades a las que se hace alusión en el trabajo, no solo tuviera en cuenta el contenido del artículo para hacer análisis y tomar las medidas correspondientes a lo que a ellos se refería, sino que desde la casa matriz en La Habana llegaran a Pinar del Río a dialogar con Guerrillero.
Artex no es solo una empresa que promociona y comercializa la cultura cubana y que está presente en la mayoría de los espacios culturales de la nación, sino que además, al pertenecer al Ministerio de Cultura, tributa a las escuelas de arte del país, y como a casi todos los sectores los ha golpeado la Tarea Ordenamiento, el desabastecimiento, la crisis.
A pesar de ello, y sin ánimos de justificaciones, un grupo de especialistas, encabezados por la vicepresidenta comercial, actuaron en consecuencia con el compromiso moral que tienen con su empresa, con el sentido de pertenencia que caracteriza a quienes aman su trabajo, y rápidamente decidieron ponerle rostro al intercambio.
A nadie le gusta que lo critiquen y mucho menos cuando se plasma en blanco y negro. Sin embargo, verse en el ojo del colimador, aunque puede ser duro, puede llevar a sacar buenas experiencias para mejorar la labor, pues de lo malo también se aprende.
Y no solo enorgullece que un medio de prensa provincial sea objeto de tal gesto por parte de una entidad a nivel de país, sino que habla mucho del respeto que Artex profesa a los profesionales del gremio en general.
Lo que resulta lastimoso es que hechos como este sean excepción y no regla. Que haya empresas que ni siquiera tomen en cuenta que cuando la prensa hace uso de la crítica, es la voz del pueblo la que va implícita en sus líneas, porque a él nos debemos, porque de él somos parte.
No vamos por caminos separados quienes tienen el desafío de dirigir una empresa y quienes desde los medios reflejamos el día a día. El objeto social es el mismo y va dirigido, indudablemente, a mejorar, a fortalecer y a hacer que, como decíamos en el reportaje, sea este el país en el que nuestros hijos quieran construir su futuro.