Gracias al Summit, el superordenador más potente del mundo, ubicado en el Laboratorio Nacional OAK Ridge de EE.UU., se conoció que el nuevo coronavirus conduce a una «tormenta de bradicinina» o bradiquinina, un péptido fisiológico que causa vasodilatación, lo que podría explicar muchos aspectos de la enfermedad.
Para saber cómo el coronavirus ‘secuestra’ el organismo de personas infectadas, un equipo de científicos estadounidenses ha llevado a cabo un nuevo análisis de la expresión génica de las células de la superficie epitelial del tracto respiratorio de enfermos de Covid-19.
Los investigadores procesaron más de 40.000 genes de 17.000 muestras para comprender mejor la enfermedad. El examen implicó el análisis de 2.500 millones de combinaciones genéticas durante más de una semana.
Según una entrevista concedida este miércoles a Elemental por el autor principal del estudio, Daniel Jacobson, los resultados revelaron que dicha «tormenta» hace que los vasos sanguíneos tengan fugas de agua que puede filtrarse hacia tejidos vecinos, lo cual hace inclinarse a las hipótesis que sitúan a la Covid-19 como una enfermedad principalmente vascular, en lugar de respiratoria.
Los análisis mostraron que el virus aumenta la producción de ácido hialurónico (HLA) en los pulmones, una sustancia comúnmente usada en jabones por su capacidad para absorber más de 1000 veces su peso en líquido. Y cuando la misma se combina con una fuga de líquido hacia los pulmones se forma un hidrogel que impide la respiración. «Es como intentar respirar a través de gelatina», afirmó Jacobson en la entrevista.
El experto agregó que el hallazgo puede inspirar más de 10 tratamientos potenciales.
Los resultados del estudio, publicados en la revista E Life Sciences, explican que una infección por el Sars-Cov 2 generalmente comienza cuando el virus entra en el cuerpo a través de los receptores ACE2 de la nariz, avanzando posteriormente a través del organismo e ingresando a otras células donde también está presente este tipo de receptor, como los intestinos, los riñones y el corazón.
A partir de esta premisa, se explicarían algunos de los síntomas cardíacos y gastrointestinales de la enfermedad. Sin embargo, el virus no solo afecta a las células con receptores ACE2, sino que secuestra los sistemas del cuerpo y los engaña para que aumenten este tipo de enzima en lugares donde generalmente se registran niveles bajos o medios, incluidos los pulmones.