Uno de los lugares más atractivos del turismo en Cuba lo constituye el occidental Valle de Viñales, escenario vital hoy tras una trayectoria de recreo desde hace décadas.
Famoso lugar de la campiña cubana, el valle resulta espacio espectacular por el colorido, verdor, intimismo y la producción allí del mejor tabaco del mundo, las hojas para los habanos.
Caminar por el paisaje de la provincia de Pinar del Río, la más occidental de Cuba, tiene un punto sumamente destacable en un sendero preparado por ecologistas en el famoso Valle.
Precisamente los guías locales, como Douglas Pino, narran al visitante interesantes historias.
Dedicado al trekking, bicicross, cabalgatas, observación de aves y otras modalidades, Pino pertenece al Buró de Patrimonio de este lugar.
Señala que el sendero bautizado como Del Mirador al Valle parte de un balcón que se encuentra en áreas del hotel Los Jazmines, desde donde se tiene una vista sumamente interesante del valle, y desde donde muchos fotógrafos inmortalizan el lugar.
Recuerda a los turistas que antes del triunfo de la Revolución cubana en 1959 en el lugar no había más que un pequeño comercio, el restaurante Vera, pues el valle como tal se dio a conocer en los años 20 del pasado siglo debido al pintor Domingo Ramos Henríquez.
El artista ya era famoso y buscaba un lugar de interés para plasmar sus paisajes y es entonces que en 1938, Ramos Henríquez representa a Cuba en una feria en Nueva York.
Dicha representación la hace con un paisaje pintado por él para representar precisamente al Valle de Viñales, un óleo de grandes dimensiones.
Un año después, el Club de León propuso en La Habana la obra de un mirador —diferente al actual existente— y en 1941 se erigió un monumento al pintor por internacionalizar ese panorama cubano.
A partir de ese entonces fue muy visitado y recibió diversos reconocimientos como: Área Protegida (1976), Monumento Nacional (1978), Paisaje Cultural de la Humanidad (1999, otorgado por la Unesco), y Parque Nacional (2000).
Todos estos reconocimientos, comenta el guía, están encaminados a fortalecer la protección medioambiental de ese escenario.
En el territorio operan cadenas hoteleras y de servicios, con la presencia de Islazul, Cubanacán y el Campismo Popular.
El poblado del mismo nombre siempre llamó la atención. El Valle atesora toda la gama de colores perfecta para los amantes de la naturaleza.
A simple vista, aparecen los mogotes repletos del verdor que inunda los sentidos, entrelazándose con el árbol nacional, la palma real.
Incrustados por esos parajes se encuentran los terrenos de tabaco, con la peculiaridad de tener un suelo químicamente perfecto para la hoja y un clima muy acorde con ese cultivo.
El Valle de Viñales abarca 132 kilómetros cuadrados de extensión en medio de la Sierra de los Órganos, que junto a la Sierra del Rosario componen el grupo montañoso de la Cordillera de Guaniguanico, ambas separadas por el río San Diego.