El próximo 26 de marzo nuestro pueblo está nuevamente convocado a las urnas, esta vez para elegir a los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular, órgano supremo del Estado, que aprobará las leyes que nos permitan vencer unidos las dificultades actuales y frustrar, una vez más, los planes del Gobierno de EE. UU. para dividirnos y destruir la Revolución Cubana.
El momento es tenso, lo sabemos. Las 243 medidas extraterritoriales impuestas por el expresidente Donald Trump, y mantenidas casi intactas por la actual administración de Joe Biden, han llevado a un nivel sin precedentes el bloqueo económico, comercial y financiero contra nuestro país desde hace más de seis décadas.
En este difícil contexto, es oportuno recordar el llamado del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en su discurso del 1ro. de mayo de 2000, cuando afirmó que «Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo».
Y es que a la unidad nos llamó también el Apóstol José Martí cuando, al organizar la Guerra Necesaria, alertó, en 1892, que «a un plan obedece nuestro enemigo: el de enconarnos, dispersarnos, dividirnos, ahogarnos. Por eso obedecemos nosotros a otro plan: enseñarnos en toda nuestra altura, apretarnos, juntarnos, burlarlo… Plan contra plan».
En la concepción martiana, el Partido único que creó no podía ser bando ni secta, ni parapeto para divisiones entre criollos. Era la fórmula para garantizar la unidad y el éxito, la fórmula para la unión sentida e invencible de todos los elementos revolucionarios del pueblo cubano, con el deber de unir y disponerse para la acción.
Está claro que, para «desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional», y «defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio», necesitamos un Parlamento unido, capaz de hacer que el Poder Popular a todos los niveles sea eficiente en enfrentar y vencer los grandes desafíos que afronta actualmente el país.
De ahí la necesidad de votar por los 470 candidatos a diputados, por todos, pues capacidad y sobrados méritos tiene cada uno de ellos para vencer en las nuevas batallas que enfrenta la nación.
El legado de Fidel nos convoca: «El voto unido no es una consigna, es una estrategia revolucionaria. No es un acto de disciplina, es un acto de conciencia».