Que varias generaciones de palmeros hayan crecido viendo clausurada la vetusta puerta que mandase a construir a finales del siglo XIX el comerciante asturiano José López Queipo, sede del Museo Municipal de La Palma desde 1982, es una triste e inmutable realidad que gracias al empeño de mentes iluminadas hoy día ha vuelto página.
A esos quijotes criollos debemos que quedaran atrás los tiempos en que la fila de niños uniformados, en el obligado ascenso o descenso de la loma que da la bienvenida o despide al visitante, no pase frente a la ineludible institución con los ojos llenos de curiosidad y un rictus de fiasco dibujado en sus bocas. La epopeya de la reapertura ocurrió hace poco más de un año, el 15 de enero de 2021, en ocasión de conmemorarse el aniversario 60 del natalicio de Armando Abreu Morales, relevante figura de la literatura y la historia locales cuyo nombre empuña el centro con hidalguía y honor.
Como todo mecanismo que engrasa las piezas, un plazo en verdad razonable les ha llevado a sus técnicos el hacer posible la meta de despertar ese interés por conocer lo antiguo, motivo que mueve a los seres humanos a hacer acto de presencia en un lugar así. Hoy día se ha ido acrecentando de modo exponencial la cifra de quienes traspasan la fastuosa sala de ambientación y, a seguidas, andan en procura de entrar en contacto directo con la historia y el patrimonio que identifican a sus ancestros, sin discusión como nada ni nadie puede conseguir.
Acerca del feliz contexto que vive por estos días la entidad cultural, habla su joven directora, Maibelis Mirabal Figueroa:
“Es notable el salto que ha habido desde el mes de enero con respecto al indicador que registra los visitantes. Para serte honesta, te digo que esto se debe en muy buena medida a la labor de Yaneisy, la técnica que responde por la programación; y, sobre todo, al esfuerzo concienzudo que día tras día, con espíritu de abeja laboriosa, despliega en aras de sobrecumplir con su trabajo nuestro investigador principal, el licenciado e historiador del municipio, Luis Martínez Cruz. No temo yo a equivocarme cuando te digo que él es el alma de la institución”.
Un hecho a resaltar es que este crecimiento resulta consecuencia directa de haber logrado, poco a poco, el afianzamiento del vínculo con los diversos centros educacionales del territorio, en particular con los de la enseñanza primaria. Va siendo ya algo común que, al menos una vez por semana, cobre amena vida el espacio que generosamente se destina a que perdure la huella de nuestros antepasados. Esas visitas, coordinadas con suficiente antelación, ofrecen a los estudiantes la oportunidad de tocar con sus manos la historia; de conocer en la praxis ese conjunto de conocimientos que ellos han ido recibiendo a lo largo de su formación teórica.
Aparte de esta relación museo-escuela, común para todo el país, en estos momentos se abren nuevas posibilidades al conocimiento. A esto se refiere Luis Martínez Cruz, encomiado investigador:
“Aunque no me gustaría entrar en detalles sobre la idea que ahora mismo llevamos a vías de hecho, déjame adelantarte que estamos en la fase conclusiva de un software didáctico, muy instructivo y a la vez divertido, que asume como eje fundamental la promoción de la historia y el patrimonio palmeros, de forma tal que estos asuntos, vitales para nuestra identidad, resulten bien atrayentes para los alumnos que dispondrán de él en un plazo razonable. Imposible soslayar el nombre de Yorjan Domínguez Cordero, informático de punta que se ha echado sobre sus hombros, y de manera gratuita, la concreción de tan anhelado sueño”.
La idea que tienen ambos desarrolladores es presentar el software en el próximo Evento Provincial de Investigadores del Patrimonio, que se efectuará en la segunda quincena de mayo, y cuya sede será el motel La Siguaraya. Como segundo punto de mira, ellos se plantean como meta la exposición del mismo en el Fórum de Ciencia y Técnica de Cultura. Luego de la correspondiente patente en el Registro de la Propiedad Intelectual, planean distribuirlo en cada escuela, así como en todos aquellos centros laborales que manifiesten la intención. Habiendo sido testigo de lo logrado hasta ahora en la hechura del referido software, que lleva por nombre Un paseo por la historia, estoy convencido de que pronto el juicio profundo sobre los orígenes y la evolución de la actual demarcación de La Palma dejará de ser la clásica utopía para convertirse en tangible realidad. Entonces, habrá valido la pena que Luis, Yorjan, y otros más, hayan echado rodilla a tierra cada mañana en pos de alcanzar su meta.