Era el lugar previsto de mutuo acuerdo con la anfitriona para reunirnos temprano en Sanguily. En cuanto el chofer aparcó frente a la Posta Médica, a pesar de la hora, el sol se nos hizo abrasador. El equipo de prensa en pleno descendió contento del inextinguible Consul, y nos apresuramos a estirar piernas. Los periodistas partimos de inmediato al encuentro de Eulogia Nancy Ramírez Torres, presidenta del Consejo Popular, uno de los más poblados de La Palma.
No nos llevó demasiado tiempo ponernos de acuerdo en el cronograma. La Comunidad 4 de Abril, que aún es reconocida por lugareños y visitantes enterados como el Barrio del Tubo aguardaba por el lente de Guerrillero y por la cámara de Tele-Palma, encargados de hacer ver al público los cambios ocurridos en pocos meses. Había sido esta la zona vulnerable por ellos escogida, emplazamiento semiurbano en el que residen cientos de personas desde años atrás, asentados -no en todo momento de manera ordenada- a orillas del batey que se erigiera en derredor del extinto central azucarero Manuel Sanguily, Niágara en sus orígenes.
Guiado por Nancy la Delegada, como la conocen los más, el Pimpo (Carlos Manuel Castillo Rodríguez, pintor amigo o viceversa) enfiló la proa de la siempre dispuesta “nave” inglesa a las callejuelas de arcilla blanca apisonada; esas que, luego de los recientes trabajos de relleno y de oportunas cunetas, resulta preferible transitar en comparación con la ahuecada cinta de asfalto del circuito norte que nos llevara hasta allí, por ellas, entre constantes derechas e izquierdas, finalmente arribamos a lo que hoy constituía el centro de nuestro interés: las viviendas en construcción.
LA CASA DE PASA
Se notaba el ajetreo constructivo al final del terraplén. En tanto nos acercábamos a pie hice un aparte con la presidenta, interesado yo en algunos datos preliminares que me pusieran en contexto. Comprendí desde el inicio que me hallaba junto a una mujer de prolija y serena oratoria, dueña de verbo tal que llevó a mi mente juguetona a apostar que escuchaba a una competente maestra. Y acerté.
“La decisión sobre cómo debemos afrontar las tareas la tomamos en colectivo, conciliando los diversos puntos de vista. Para ello nos asistimos de determinadas entidades representadas en el Consejo, lo que a mi modo de ver es la clave del éxito. Así ocurrió cuando nos pidieron establecer un orden de prioridad en relación con las zonas vulnerables y entre todos estimamos que por sus grandes problemas con el fondo habitacional sería esta la elegida”, y me indica a la redonda varios inmuebles en distintos estadios de edificación. “En esa que tienes a tu derecha, por ejemplo, ahora mismo se trabaja con ahínco. La casa de Pasa, como le llamamos aquí”.
El apelativo me retrotrajo ipso facto a tiempos de mi adolescencia. El hombre que nos sorprendiera minutos después al aparecer en su silla de ruedas no era un desconocido ni para el fotógrafo ni para mí. José Manuel Báez Peña vivió para el béisbol: confieso que no tengo a mano mejor definición. Allí me enteré de su percance. Luego del estrechón de mano que le alegró la mirada, quisimos entrevistarlo Santiago (Tele-Palma) y yo. En extremo difícil ejercer la escritura para describir lo que sucedió. Apenas balbuceó en su emoción unas pocas palabras y… El resto lo dejo a la imaginación del lector.
LOS SUEÑOS DE OTROS TANTOS TAMBIÉN SE VAN HACIENDO REALIDAD
Continuamos la marcha a contraluz, motivo de curiosidad la caravana para los que nos veían pasar. A ambos lados de la callejuela iban ocupando nuestros ojos las obras que se ejecutan, no todas de similares rasgos. Nada de monotonía. Y entiendo que el hecho fortuito hará más atractiva la futura comunidad. A propuesta de Nancy, ante la inclemencia del calor, convenimos que la próxima estación la haríamos a resguardo de una exuberante arboleda; allá en donde la mujer que aguardaba risueña y pachanguera aligeraría el protocolo sobre los fines del visitón.
A la notable sombra de los árboles muy pronto acabaría siendo fluido el intercambio. Ella se llama Yanieska Hidalgo Ruda, y le da sentido a su existencia fungiendo como cuadro de la FMC en Sanguily. Hubo que vencer, con palabras de rigor, la usual resistencia de la mayoría a ser grabados para la “tevé”. Del diálogo, al cual finalmente accedió de buena gana, tomé para los lectores lo que me pareció esencial:
“Yo les digo que en tiempos de temporales aquí donde ustedes nos ven la pasábamos requetemal. Para qué les cuento las vasijas que poníamos en el piso por las goteras y la filtración. Y no hablemos de los ciclones. De recordar se me eriza la piel. Ahora no hace falta que opine: miren y verán”, y señala en dirección a la confortable vivienda, hacia el interior, de la cual se han ido escabullendo los albañiles, en el fallido intento por no ser fotografiados. “A cuatro voces grito que estamos más que agradecidos a la Revolución por lo que ha hecho, y en particular a la gente del Consejo…; como a todo aquel que ha venido a poner su granito de arena para que mis hijos y yo nos sintamos como nos sentimos hoy”.
A NANCY LE SOBRAN RAZONES EN CADA AMANECER
Tomando en cuenta que el material reunido era suficiente para abarcar el espacio que el semanario nos da, hubo consenso en que no habría que moverse un paso del descubierto parnaso climático para entrevistar a la presidenta del Consejo Popular. Como ya resultaba previsible, fue prolija su intervención; abundante en datos de los que seleccionamos los más ilustrativos para nuestro propósito:
“Desde que se definiera como barrio vulnerable al 4 de Abril, hemos sido copartícipes de un trabajo mancomunado, al que se han ido sumando pobladores y organismos incluidos. A partir del momento en que se concibieron las acciones de trabajo para cada etapa tengo que reconocer que lo planificado se ha estado llevando a cabo con orden, disciplina y seriedad, como es sabido a pesar de la extremadamente difícil coyuntura económica que atraviesa el país, y nosotros como parte de él”. Con un gesto de confianza llama a Yanieska y le tiende el brazo por encima de los hombros. “Ella misma puede dar fe de lo que afirmo”, y se les nota en absoluta comunión.
Al interesarnos por los pormenores del plan que se acomete en la actualidad, la presidenta se toma unos segundos antes de precisar: “Estamos dándole tratamiento a 13 viviendas y para el futuro mediato queremos rehabilitar otras siete, de forma que poco a poco le vayamos quitando un pedacito al gran problema que significa el estado de los inmuebles en la comunidad”. Al indagar por las insatisfacciones, la respuesta no tardó: “Hay gente que quiere que, de un día para otro, a su caso se le dé solución, y eso es en realidad imposible. Pensemos siempre que se hace camino al andar…”.
Antes del regreso, golpeados por la sed, recalamos en casa de Nancy, uno de esos hogares que aún conservan la huella de las severas inundaciones que en 2008 provocara el huracán Ike. En el portal, a la espera de la codiciada agua fría, intercambiamos puntos de vista los de Guerrillero y los de la televisión. La cháchara la interrumpió la anfitriona con la mejor noticia del mediodía que se anunciaba feroz: la bandeja con cuatro vasos repletos de jugo de mango natural nos puso los ojos a brillar. Los cuadritos de hielo… Uf.
Con la confianza que nos tomamos los cubanos criollos, y en el noble afán de ahorrarle trasiego a la exhausta mujer, fui y deposité mi vasija en la cocina. Allí, en la mesa de comer, se acumulaba suficiente evidencia sobre ese rutinario trabajo burocrático que tan agobiante nos suele resultar. Bufaba por ello cuando te vi llegar. Y aprovecho para hacerte saber, Nancy, que hubiese dado cuenta a espaldas tuyas del resto del jugo que una buena ama de casa suele dejar… ¿Acaso puedo probarlo otra vez?