En la Sala Primera de lo Penal del Tribunal Provincial Popular encuentras jóvenes apasionadas por lo que hacen, jóvenes que al terminar la carrera de Derecho supieron que su vida laboral estaba, definitivamente, ligada al estrado, a la toga, a la justicia.
Para Melanie Acosta García y Nathaly de la Caridad León Acosta, juezas profesionales suplentes de la Sala, el vínculo con el sistema de tribunales desde el tercer año como estudiantes las atrapó. El trabajo de secretaría y la guía de los más experimentados les labraron el camino.
“En el momento en que entras al Tribunal, que te pones la toga y subes al estrado tienes que dejar de guiarte por los sentimientos, por la familia del acusado o de la víctima. Solo debes pensar en ser justo y en defender los intereses del pueblo de Cuba. Cuando me pongo la toga dejo de ser yo, y únicamente actúo en apego al Código y a las enseñanzas que hemos recibido”, dice Melanie.
“Hay veces que te sensibilizas con un caso por la lesividad que implica y por el rechazo del pueblo, que de hecho es uno de los fundamentos que siempre narramos en la sentencia, porque es en nombre del pueblo que impartimos justicia, pero hay que aprender a despojarse de esa sensibilidad. A veces las personas olvidan que detrás de un juez hay un ser humano con los mismos problemas de los demás, con los mismos sentimientos, pero en ese instante, hay que alejarse, porque de lo contrario no eres imparcial”, comenta Nathaly.
En la Sala Primera de lo Penal un nombre se hace recurrente. Todos hablan de Felicia Becerra Peguero, no solo como la jueza de mayor experiencia en el sistema de tribunales de Pinar del Río, sino como una institución y un referente en todos los sentidos.
FELA
Ni siquiera sabe Fela, como la llaman todos, que sería reconocida en estas páginas. No trabaja por reconocimientos, ha dicho en más de una ocasión, y mucho menos le gusta hablar de sí misma.
Desde el año 1987 permanece vinculada al sistema de tribunales populares y desde 1992, cuando fue promovida a jueza de la Sala Primera de lo Penal, viaja casi diario desde su natal Consolación del Sur, a pesar de la difícil situación del transporte, a pesar de los problemas de salud.
“De todas las decisiones que se toman hoy en Pinar del Río, el 80 por ciento pasa por el ojo crítico de Felicia Becerra, porque todos los jueces de la provincia confían en el sentido de justicia que tiene, en su calidad humana, en lo sensible y responsable que es, ella es el ancla que nos mantiene firmes cuando a veces nos agobiamos”, expresa Melanie.
“El trabajo de un juez lleva mucho sacrificio, pues implica dejar de atender a la familia, dejar de atender su propia salud. Ahí va el amor que siente por el sistema de tribunales. Varias veces nos ha dicho que si vuelve a nacer sería jueza nuevamente.
“Ella ha sido nuestra guía en todos los sentidos. No he conocido a nadie capaz de fundir las dos cosas, de cegarse ante los ojos de la justicia y ser humana al mismo tiempo, además, tiene una increíble capacidad para transmitir los conocimientos”, afirma Nathaly.
Yamila Dago Becerra recuerda cuando estudiaba en la primaria y era la primera niña en llegar a la escuela y la última en irse. A Fela, su mamá, no le alcanzaba el tiempo ni para asistir a las reuniones de padres. Sin embargo, hoy sabe que todo el sacrificio de su madre le ha servido de inspiración para seguir estudiando Medicina y hacerla sentir orgullosa.
“Es la mejor madre de todas. Siempre me pregunto de dónde saca tanta fuerza para lidiar con tanto: el trabajo, la casa, la familia. Ella cree que su misión es arreglar el mundo y es esa su mayor virtud, porque no importa qué tan mal se sienta o cuan atareada esté, siempre va a estar para ayudar a quien lo necesite”, cuenta Yamila.
Un juez debe estar en constante estudio y preparación, y sobre todo al día con lo que mueve a la sociedad en todos los aspectos, ya sean económicos, políticos, financieros, familiares. Amén de la ayuda de especialistas, un juez debe conocer de Medicina, de Mecánica, de Tránsito, de nuevas formas de gestión…
“Ella es como la enciclopedia de nosotros. A veces nos llama la atención, por ejemplo, que llega algo nuevo a la sala, algo que nunca antes habíamos visto, y cuando empezamos a colegiar y hasta llamamos al Supremo siempre fue por donde dijo Fela. La experiencia le ha dado eso, concatenar todo, y cuando llega el momento de la verdad, es ella quien la tiene.
Para Mirka Pérez Gómez, vicepresidenta del Tribunal, no hay dudas de que Fela es la profesional a la que todos allí aspiran en convertirse. “Ella es la sapiencia en persona; para todos los penalistas de la provincia, tener a Fela siempre dispuesta es una garantía y un alivio”.
“Nunca tiene mal carácter, es muy afable pero muy firme en sus decisiones. A la hora de dirigir un acto judicial es una leona en la sala, y con esa dulzura en la voz te dice las mayores verdades sin ningún reparo”, agrega la jueza Ana Lubia Álvarez Anca.
De Fela también hablaron Maribel, Rosely, Ismary, Mariela, quienes desde el trabajo de Secretaría y Ejecutoria han contado con sus enseñanzas y amistad, pero también han sido testigos de su consagración y sentido de pertenencia con la judicatura.
MEDIO SIGLO APEGADOS A LA JUSTICIA
El 23 de diciembre de 1973 quedaron constituidos los tribunales populares de Cuba, fecha en que se conmemoraba el aniversario 132 del natalicio de Ignacio Agramonte y Loynaz. En este 2023, el sistema de tribunales arriba a su medio siglo de creado, 50 años de llevar la honrosa misión de ser transparentes para seguir mereciendo la confianza del pueblo.
En la Sala Primera de lo Penal del Tribunal Provincial de Pinar del Río encuentras jóvenes apasionadas por lo que hacen, jóvenes que siguen el legado y la experiencia de personas como Fela, de esas personas que parecen irrepetibles y que hoy prestigian el estrado y la toga en nombre de la justicia.