Quien transite por el vial Colón últimamente nota un panorama distinto. En uno de los primeros organopónicos creados en el territorio, la variedad y calidad de las producciones contribuye a mejorar la mesa de los pinareños.
Hasta hace poco más de tres meses era la hierba lo que reinaba en esos predios y muchos canteros añoraban alguna siembra. Roydel Ruiz Iglesias y su esposa Roxana Maqueira Arteaga comenzaron a trabajar en noviembre pasado en El Vial, desde entonces tratan de convertir los 10 330 metros cuadrados en buenas cosechas.
UN APARTE CON ROXANA
“Nos recuperamos poco a poco. Sembramos col, pepino, ajo porro, cebollino, quimbombó, tres variedades de rábano, zanahoria, remolacha, varios tipos de lechuga, berro, pimiento, coliflor, brócoli, col china, cebolla, tomate… Son 460 canteros, y hasta en la guardarraya vamos a plantar”, comenta Roxana, quien se desempeña como jefa de campo
Asegura esta mujer que nada se desperdicia, pues tienen una minindustria en la que procesan el tomate y la col chiquita o el pepino que se queda y lo venden encurtido, además de elaborar sazonadores y salsas.
Roxana no es cualquier jefa, según Patrocinio Lezcano Márquez, uno de los 25 obreros que labora en el organopónico, ella manda con los instrumentos en la mano. “No deja de trabajar, al parejo de los hombres. Siempre está metida en el campo, lo mismo guataquea que riega, que escarda. Ella merece que no le falten recursos, es muy exigente y se interesa por todo constantemente”.
“Vengo de una familia campesina. Siempre me ha gustado esto y aquí estoy”, me cuenta Roxana, y el amor por la tierra le brota de los ojos. Conoce al dedillo el estado de las plantaciones, a sus trabajadores, y reconoce que cada día aprende algo nuevo.
En ese último aspecto cuenta con la asesoría de José Rafael Padrón Álvarez, un ingeniero agrónomo asociado a la CCS Fructuoso Rodríguez que les presta la asistencia técnica para el desarrollo de los cultivos. “El manejo de los sustratos orgánicos es primordial, la mezcla es la que determina en el 98 o el 99 por ciento el desarrollo y la vitalidad. Aquí se hace un trabajo con seriedad, da gusto asesorarlos y no se violan los preceptos técnicos”, refiere el ingeniero.
Para Roxana el organopónico es como su casa. Es la primera en llegar y la última en irse. Controla con celo el trabajo y lamenta mucho no poder contar con todo lo que necesita para hacer más.
NO TODO ES COLOR DE ROSA
Las ventas semanales promedian los 35 000 pesos, lo que se traduce en el salario de los obreros, quienes por ejemplo el mes pasado devengaron cerca de 3 000. Cada día, más de 100 personas pasan por “El Vial” a adquirir productos, pero mucho más se pudiera lograr si mejoraran las condiciones.
De acuerdo con Roydel, el administrador, los golpea la falta de iluminación, la materia orgánica y el estado constructivo del lugar.
“Desde que empecé hace tres meses, he pedido que me ayuden con el sustrato, con la luz, con el agua y la construcción, esto nos va a caer arriba. No podemos dejar que lo cierren. ¿Te imaginas poner una mesa al sol para vender los productos?
“Aquí por la noche no se ve nada, he llegado de madrugada y el custodio ni lo ha notado. Eso trae consigo que nos roben en ocasiones lo que con tanto sacrificio tratamos de llevar adelante”, explica.
El agua la reciben de un pozo que comparten con otro organopónico, pero presentan dificultades con la bomba, lo que les impide lograr un riego efectivo.
“Lo mínimo es que no tenemos una mochila para fumigar. Cuando vamos a aplicar la tabaquina tenemos que pedirla prestada a otro lugar”, dice Roxana.
Las condiciones del punto de venta y de la oficina del administrador son deplorables. Refiere Roydel que tienen aprobado por Planificación Física una solicitud de microlocalización para un proyecto constructivo que propone un sistema tradicional con muros de bloque y una cubierta metálica y planchas de zinc y que incluye un local para la venta, uno de insumos, un área de almacén, una oficina y un baño.
PROBLEMAS NO, SOLUCIONES
“El Vial” se subordina a la UEB Granja Urbana de Pinar del Río perteneciente a la Empresa de Acopio y Beneficio del Tabaco en el territorio, según su director Osvaldo Santana ese organopónico entra en el proceso de dignificación de la entidad.
“Ahora estamos inmersos en la documentación técnica, la Empresa de Proyectos e Ingeniería del Minag (Enpa) trabaja en el proyecto, en cuanto concluyan comenzaríamos la ejecución, que debe ser para el mes de marzo y está prevista para entregarse en junio, de conjunto con otras construcciones y reparaciones que se harán en la UEB”.
En cuanto a los problemas de iluminación, apuntó el directivo que no solo existen allí, también en escogidas y en centros de beneficio de tabaco, un tema en el que considera que deben seguir trabajando.
“Por otra parte, la materia orgánica está garantizada, tenemos un centro con más de 300 toneladas, la entrega se ha visto limitada por la falta de combustible y también por los precios que tiene”, añadió.
Las producciones que logran en “El Vial” se traducen en beneficio de la población pinareña. El sudor de los obreros es recompensado con la salud y la frescura de lo que allí cosechan y venden cada día, pero ante el llamado de la dirección del país a incrementar las estrategias de desarrollo local y el autoabastecimiento alimentario se requiere de más apoyo de las instituciones y de las estructuras creadas para ese fin.