Bárbara Rivero Bejerano y su familia acuden con frecuencia en Pinar del Río al Parque La Güira, en el pinareño municipio de Los Palacios, atraídos por sus bellezas paisajísticas, debido al enclave en el extremo sureste de la Sierra de los Órganos, y la conjugación armoniosa de elementos de contemporaneidad.
Singulares esculturas acompañan al visitante en todo su trayecto, especialmente las conservadas desde el nacimiento del sitio en el siglo XX, entre ellas Apolo con flauta, Sátiro, Fauno, Esfinge y Mono con farol; además de otras concebidas por artistas pinareños a propósito de la remodelación de que fue objeto en 2014, gracias a un proyecto de desarrollo local.
La otrora Hacienda Cortina, en alusión a su dueño, el abogado José Manuel Cortina – uno de los terratenientes más acaudalados de Pinar del Río quien la adquirió en 1906- en la actualidad constituye una combinación perfecta de historia, naturaleza y cultura.
De acuerdo con diversas fuentes, los encantos del lugar localizado a unos 130 kilómetros de La Habana posibilitaron la visita de casi todos los presidentes de la seudorrepública en algún momento, incluso connotados artistas como Frank Sinatra y Edith Piaf.
Poco más de mil 400 caballerías abarca el Parque, dotado de un bosque semideciduo y el pinar; y habitado por diversidad de especies de la flora y la fauna, sobre todo unas 180 de aves y árboles.
De ahí la posibilidad de observar pájaros como el Tocororo, Carpintero, Zorzal, Cartacuba, Tomeguín del Pinar, Aparecido de San Diego, Bijirita, Garcilote; o el llamado Árbol Pasajero, el Algarrobo y el Roble.
Se respira un aire muy puro y rico. Desde el primer día que reabrió sus puertas se mantiene con iguales encantos por el cuidado de la población y de sus trabajadores, consideró Rivero Bejerano, residente en el municipio de Consolación del Sur.
A la piscina natural se suman los paseos en bote de remo por el lago artificial creado aprovechando la presencia del río San Diego, una oportunidad de disfrutar los encantos de la naturaleza de La Güira en un periodo de tiempo breve, pues la caminata por sus espacios puede agotar al más apto físicamente.
Sin embargo, muchos se niegan al agotamiento para no perder un solo detalle y guardar en la memoria, en cámaras fotográficas o teléfonos celulares un recuerdo de la portada de piedras de los alrededores que aún conserva su imagen medieval, de los espaciosos jardines, las fuentes de variados estilos o animales enjaulados, todo fusionado con el ambiente montañoso de la zona.
Emblemáticos resultan el camino empinado que conduce a los restos de la vivienda de Cortina, víctima de un incendio en 1972, y la efigie popularizada como La dama y la cabra.
El complejo dispone, asimismo, de restaurantes, piscinas, anfiteatro, cabañas para el alojamiento, y brinda la posibilidad de conocer construcciones en las cuales se atesoran objetos y obras de arte de la cultura asiática pertenecientes a Cortina.
Eric y Rebeca, los monos macacos que ya tienen cría- los jóvenes Freddy y Yeni- también devienen motivaciones principalmente para los infantes que no dejan de indagar en cuestiones como la edad o hábitos alimenticios, y tratan de llamar su atención no sin los cuidados que demandan esos traviesos primates.
Hoy un equipo de guías acompaña a cuantos llegan a ese y otros parajes de La Güira e insisten en la protección del entorno natural para que así perdure el lugar, y siga siendo una opción de sano esparcimiento para las generaciones venideras.