El bebé de Elizabeth García pareciera que esperaba por la leche de su mamá para enfrentarse con ganas a la vida. Después de nacer bajo determinadas complicaciones, tanto él como ella, pasados los 26 días en el hospital clínico quirúrgico docente Abel Santamaría Cuadrado, de Pinar del Río, finalmente ven las luces. Todo gracias a la leche materna que resultó ser, como ya es probado, la mejor medicina de un recién nacido, el bebe ya se encuentra bien.
No pudo lactar desde el momento cero, pero hoy, extraedera en mano, olvida la incomodidad, los dolores y piensa que es el mejor alimento que le proporciona a su pequeñín, medicina equivalente a fuerzas para continuar viaje y empinarse, así lo cuenta esta joven madre que valora y conoce las ventajas de la Lactancia Materna Exclusiva (LME), pues significa, sobre todas las cosas, salud para toda la vida.
UN PRÁCTICA QUE APORTA
La LME es un tipo de alimentación recibida por el niño al nacer y se extiende, meramente, hasta los seis primeros meses de edad. Cuba se unió hace unos días a la semana mundial de la LME, abogando, desde cada territorio, a un vínculo más poderoso entre madres e hijos, un propósito perseguido con más ahínco desde el primero al siete de agosto en más de 170 países.
Justo al lugar donde se resguarda esta primera dosis de aliento, llegó Guerrillero para presenciar cómo, por diferentes razones, las madres pinareñas ofrecen su sangre blanca, como también se le conoce; nos referimos al banco de leche humana Gotita de Vida, segundo creado en el país, según Nubia Suárez García, especialista en Neonatología.
Dos enfermeras, la doctora jefa del departamento y una asistente de Enfermería del Banco de Leche Humana, son las máximas responsables de promover hoy en día la LME, ambos se complementan y no por separado, de conjunto promueven el beneficio desprendido de cada gota.
“Este ‘banco’ cuenta con importantes resultados, trabaja ininterrumpidamente para mantener su funcionamiento, con el objetivo de garantizar la nutrición natural a los recién nacidos más vulnerables como los prematuros, recién nacidos con retardo del crecimiento intrauterino CIUR, con morbilidades graves, quirúrgicos, hijos de madres con morbilidad grave, VIH, entre otras razones.
En tanto, la leche materna es el mejor alimento “pues aporta al niño los nutrientes, minerales, proteínas, vitaminas necesarios para el desarrollo y el crecimiento durante toda su vida; soluciona muchos problemas cuando el niño se enferma porque va directamente al bebé, el hecho de no manipularla evita la transmisión de enfermedades”, así lo explica Elayne Páez Suárez, especialista en Enfermería Materno Infantil de dicho banco.
El mismo cumple con su misión de promover, proteger y fomentar la lactancia materna, así como contribuir a la reducción de la morbilidad y mortalidad infantil, a pesar de las restricciones actuales, apuntaron ambas trabajadoras del centro.
Durante el 2021, unos 390 niños fueron beneficiados con el consumo de aproximadamente 270 000 mililitros de leche en condiciones óptimas, donada por más de 190 madres. Mientras, en lo que va de 2022, suman ya más de 130 las donantes y se recolectan casi 90 000 mililitros. Todos estos resultados, asegura Suárez García, contribuyen al desarrollo de la neonatología y su impacto en garantizar la nutrición de los niños graves.
La doctora promueve la práctica de la lactancia materna y su importancia y la posibilidad de que cada madre sana, con un excedente de leche, pueda donar a otros niños que la necesitan, pues quienes la reciben, aumentan los efectos positivos desde el punto de vista metabólico y de reducción de enfermedades crónicas como la hipertensión, la diabetes o la obesidad.
UNA CURA PARA TODA LA VIDA
Por una puerta del segundo piso del centro hospitalario vimos entrar también a Maikiely Soto Izquierdo, quien supo allí sobre la protección inmediata y la estimulación del sistema inmunológico que ofrece la leche materna, ella, a diferencia de Elizabeth, dejó a su bebita en la sala, satisfecha, para donar unas pocas onzas del preciado líquido, ella es de esas madres que salvan con un noble gesto.
“Tu niño nunca dejó de recibir leche los primeros días, sé tú ahora la que alimente a esos que sus mamitas no pueden hacerlo”, es la petición de Elayne, quien reiteradamente, con voz maternal también transmite a sus pacientes que la lactancia es un acto natural y un comportamiento aprendido.
Esta enfermera, quien considera a la LME como la primera vacuna del bebé, le explica a Maikiely y a cada una de las madres que llegan por primera vez a donar su leche, sobre los beneficios que ello implica, tanto para ellas desde la involución uterina como para los niños que la recibirán en la prevención de enfermedades futuras.
Con criterio especializado se supo que cada mililitro de leche recolectada pasa por un proceso de análisis físico-químico y por un control microbiológico, después se pasteuriza y se almacena hasta seis meses después.
“Igualmente va destinada a niños con una estadía muy larga que necesitan una leche en dependencia de sus calorías, por ejemplo, en los primeros días de nacido el bebe, la leche que lleva es el calostro; a otros de más días de nacidos, pero con muy bajo peso, se les da una leche más madura, que es a partir de los 20 días, con más grasa y así clasificamos según los parámetros, dígase tiempo de transcurrido el parto de la mamá, la acidez del producto, la grasa, las quilocalorías, entre otras”.
Este alimento es considerado ideal para el crecimiento y desarrollo sano de cada lactante, a la vez que es un elemento importante del proceso reproductivo, con repercusión trascendente en el bienestar de la madre.
Por lo tanto, la administración de la leche materna, durante los primeros seis meses, sin el acompañamiento de ningún otro alimento, es la mejor forma de proporcionar nutrientes al niño, posteriormente, recibirán alimentos complementarios, pero sin abandonar la lactancia hasta los dos años.