El campo avala a primera vista las referencias que nos llevaron hasta su vega: es el mejor productor de frutabomba del municipio de La Palma. Debajo del follaje de cada planta, sobre el tronco se amontonan unas sobre otras, y aunque técnicamente no conforman un racimo, se ven como tal.
La finca Los Pérez es manejada por Marcial Pérez Cruz, asociado a la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Froilán Carrasco. Las poco más de tres hectáreas que cultiva son propiedad de su suegra; el esplendor de sus plantaciones le enorgullece; no obstante, valora dejar de sembrarlas.
SATISFACCIÓN VS. NECESIDAD
“Los precios no están acorde a como están las cosas en la calle. Hay cultivos que llevan menos y otros más, la frutabomba es de los más costosos y lo que pagan no se corresponde con lo que hay que emplear y el sacrificio que exige”, asegura Marcial.
Añade que actualmente se cotiza por debajo de la yuca, que es dócil, exige poca mano de obra, recursos, y a veces duplica su tarifa comparada con la de la frutabomba.
“Desde que está en el vivero tienes que dedicarle tiempo, ponerle abono y otros químicos. La industria paga a 1 000 pesos el quintal y Fruta Selecta a 2 200; lleva muchas labores agrícolas, fumigación cada siete días, herbicidas, no puede tener hierba la planta debajo porque eso es refugio para los insectos.
“La yuca, el boniato, la calabaza tienen precios similares; creo que por eso es que no hay mucha fruta; sin embargo, esta sirve para compota, jugos, para la comida de los enfermos en hospitales… sé que los precios están muy acelerados en todo, pero es algo que hay tener en cuenta, analizar el costo por peso. La vida del campesino es muy dura, no puedo sembrar y salir perdiendo”.
Este hombre es un entendido en la materia. Considera que lo primero es la adecuada selección del suelo y de las variedades, él trabaja con la Marador y la Taíno; insiste en que es muy importante sembrar en noviembre, para tener mejores rendimientos y que “cuaje” en abril, porque en mayo o junio la humedad relativa es muy alta y no “cuaja igual la parición”.
Defiende que ese rigor se debe tener con cualquier cultivo, es su práctica cotidiana con el resto de las plantaciones que habitualmente tiene en la vega: “El frijol tengo que sembrarlo en septiembre, porque estas tierras son muy secas y así aprovecho el tiempo de agua”.
CONOCIMIENTO Y AMOR
A su juicio, el éxito de cualquier campesino está en el conocimiento y el amor; el primero para hacer las cosas bien, el segundo para ponerle dedicación y esmero. “La situación está mala, es difícil hasta tener las cosas con qué trabajar, pero si vas a hacer algo, hazlo bien”.
Y esa es la máxima que espera que también se aplique a la conformación de precios, para que exista una paridad entre el esfuerzo y el beneficio económico.