En el año 2008, el huracán Gustav dejaba a la comunidad conocida como Central Sierra Maestra, del municipio Los Palacios, como una zona de desastre. A su paso por ese preciso lugar afectó el 94 por ciento de las viviendas. El panorama era desolador.
Aunque la recuperación ha sido lenta, al cabo de casi 14 años no solo se ha transformado el estado constructivo de las casas, sino que se percibe el cambio en la dinámica socioeconómica y cultural de la comunidad, una de las cuatro identificadas como vulnerables en Los Palacios.
DIAGNÓSTICO DETALLADO
Ubicada a nueve kilómetros del municipio cabecera, Sierra Maestra tiene una población de 816 habitantes en 401 viviendas y 320 núcleos. “Cuando el ciclón, aquí solo quedaron las casas tipología I. En esos hogares y también en la iglesia, el consultorio y la bodega logramos evacuar a los pobladores. El proceso ha sido lento, pero este año hay un impulso grande, ya que es una de las circunscripciones priorizadas del territorio.
“Cuando yo empecé aquí no existía diagnóstico. Me batía en todas las reuniones planteando problemas. A pesar de que nos queda mucho por hacer, damos seguimiento, de conjunto con la trabajadora social y el grupo de prevención, a los casos críticos y así hemos logrado insertar a muchos en la sociedad”, comenta Víctor Manuel Domínguez Pérez, quien funge como delegado desde 2008.
De acuerdo con José Ramón Cabrera Miranda, presidente de la Asamblea, existe un ambiente de satisfacción y aceptación en la comunidad. “Antes, en cuanto llegabas enseguida venían los pobladores con quejas e inquietudes. Ahora te das cuenta de que el panorama es otro. Y aunque la gente se ha vinculado bastante, tenemos que seguir trabajando en la participación popular”.
Del otrora central, hoy solo quedan algunos vestigios. Ya cuentan los pobladores con sala de lectura, bodega y consultorio renovados, placita, parque infantil, panadería, círculo social, farmacia…
Explica Domínguez Pérez que aún tienen 15 casos de piso de tierra y 18 madres con más de tres hijos, cuyas viviendas se encuentran en pésimo estado. En el mes de junio entregamos una casa a una de ellas. Tenemos un plan de inicio y desarrollo y otro de terminación. “No hemos podido llegar a todas, aquí todavía restan 75 de los 307 damnificados por el ciclón.
“Muchas veces no hemos estado de acuerdo por ejemplo, con el acabado de una zapata, queremos que se hagan las cosas con calidad, no por el simple hecho de cumplir un plan”.
EL ORGULLO DEL CENTRAL
“Es una maravilla, el orgullo del ‘Central’, la mejor del municipio”. Son las opiniones de los habitantes, de los alumnos y los profesores de la escuela primaria Ormani Arenado LLonch.
Con una matrícula de 69 estudiantes y un claustro de 12 docentes el centro fue restaurado luego de los ciclones Gustav y Ike. “Esto eran albergues de un contingente, las ventanas eran de madera, y todo se cambió por aluminio. Cada aula tiene su baño con su instalación de taza y lavamanos”, explica Maura Herrera Díaz, su directora desde 2008.
“El problema más difícil es el agua, la traen, pero siempre tengo que llamar cuando veo que queda poca. Para tenerla limpia como a mí me gusta necesito agua. Estamos constantemente tratando de mantener lo que hemos alcanzado. Aquí no trabajamos para visitas. Realmente es el centro de la comunidad”.
Julio Abreu Núñez es el jardinero, después de jubilado se recontrató en la escuelita. El proyecto Basal y la dirección de Educación le han dado implementos para mantener la vitalidad del bosque martiano y el jardín de plantas medicinales. Incluso cercaron para hacer una parcela y sembrar plátano y condimentos que usan para cocinar el almuerzo de los trabajadores.
“Los maestros aquí hacen una hazaña. La mayoría son del municipio cabecera y a las seis de la mañana están aquí, haya o no haya transporte. A esta directora no hay quien le falle”, remarca el presidente de la Asamblea.
COMUNIDAD ADENTRO
Yanauki Gutiérrez Febles vivió por mucho tiempo en un temporal en pésimas condiciones. Su esposo fue sancionado a prisión cuando ella tenía 33 semanas de embarazo y otro hijo que criar. Su hija nació con una catarata congénita bilateral central y tuvo la primera operación al mes de nacida. Fue a los cuatro años cuando comenzó a ver.
Las constantes intervenciones quirúrgicas que siguieron, incluso en La Habana hasta que la niña mejorara le limitaban el tiempo para ocuparse de los trámites de su vivienda. “A veces tenía que trabajar en casas para mantener a los niños. Me desenvolvía en lo que podía. A los 12 años mi hijo varón debutó con un problema en la sangre, además de que tiene un retraso en el desarrollo óseo y una estrechez uretral”.
A Yanauki le aprobaron la construcción de una vivienda, pero entre los problemas de salud de sus hijos y situaciones con el presupuesto tuvo que esperar cuatro años. Hoy ya ve avanzada su casa de tres cuartos. Su esposo, Humberto Hernández Román, cumplió la sanción y se ha insertado a la sociedad, ayuda en la construcción de su hogar e incluso se enorgullecen de lo que han logrado en un pedazo de tierra aledaño que antes estaba baldío y con muy mal aspecto.
“Aquí sembramos maní, yuca, boniato, habichuela, melón, calabaza, y tenemos también una colmena, además de que criamos pollos, curieles, cerdos, conejos. De todo lo que producimos le damos a la comunidad, para ayudar siempre a quien lo necesite”, narra.
DE PROBLEMAS Y SOLUCIONES
El día de nuestra visita, en la farmacia de Sierra Maestra había un variado surtido de medicamentos que reciben quincenalmente. Al ser una comunidad más apartada se tomó la alternativa de que no reciben recetas de otro lugar, solo las emitidas por el médico de la zona.
“Hay excepciones por supuesto, pero lo acuña y autoriza el doctor de aquí. Gracias a eso es que los pacientes pueden adquirir medicamentos, también regulamos la cantidad que se expende”, dice Marlenys Reymond Martínez, dependienta de la farmacia.
Con ella conocimos de uno de los problemas que más aqueja a la comunidad. Ella vive en Paso Quemado y para trasladarse cada día hasta Sierra Maestra es una odisea. “Aquí entra y sale una sola guagua, que funciona como recorrido para los estudiantes y en horarios que no coinciden con el de muchos trabajadores. Cuando se rompe no hay nada más. Casi siempre tengo que salir en algún “riquimbili” que me recoge de favor y eso es hasta Los Palacios, de allí a Paso Quemado es difícil también”.
Otro de los problemas que aún afecta a los pobladores es el abasto de agua, debido a los salideros. Según el presidente de la Asamblea ya tienen un proyecto para sustituir un grupo de redes en mal estado. Quieren hacer dos zonas de distribución, que una parte reciba un día y el otro al siguiente.
En Sierra Maestra existen 195 personas sin vínculo laboral, la mayoría mujeres que luego de terminar el noveno grado se convirtieron en amas de casa. En el caso de los hombres, como es una comunidad arrocera y ganadera mayormente, a raíz de la disminución de áreas para sembrar por problemas de insumos, no se genera fuerza de trabajo.
“Ya me aprobaron tres plazas en Comunales, y así poco a poco tratamos de incorporar a la gente al trabajo. Aquí nuestra estrategia es irle arriba al problema. Se han solucionado algunos, pero nos faltan muchas cosas, porque siempre surgen nuevas situaciones. Esto es una batalla de todos los días”, refiere el delegado.