Solo entre el último día de 2021 y los dos primeros de 2022, la provincia Pinar del Río reportó 278 casos positivos a la COVID-19, cifra que está lejos de los picos que tuvimos, de más de 2 000 confirmados en una jornada, pero que indudablemente enciende una alerta y muestra que no estamos tan bien como queremos.
Importante señalar que los confirmados en esos tres días representan más del 50 por ciento de los 15 días precedentes y que la diseminación es amplia, tanto en municipios como en consejos populares.
Algunos adoptan las poses de los monos sabios, nada ven, oyen o dicen, porque consideran que es mejor ignorar esos signos de que este retorno a la normalidad puede ser fugaz, y prefieren seguir con esos espacios conquistados para familias y amigos.
Preservarlos depende de que seamos capaces de reconocer el peligro y actuar en consecuencia, continuar protegiéndonos, atentos a las estadísticas y lejos de las aglomeraciones de personas, es esencial.
Mantener el trabajo a distancia siempre que sea posible, la higienización de los productos que adquirimos y traemos al hogar, el uso de las mascarillas, desinfección de manos y calzado y evitar tocar superficies innecesariamente prosiguen en la lista de medidas cuya puesta en práctica evita contagios.
Es cierto que estamos vacunados y que ello disminuye las probabilidades de padecer las manifestaciones más severas de la enfermedad, pero la sala de terapia del hospital León Cuervo Rubio ya tiene a pacientes y eso prueba que hay excepciones, que el riesgo para la vida no desapareció.
Y en este proceso de constante aprendizaje que se ha vuelto el enfrentamiento al SARS-Cov-2 aparece un nuevo término: Flurona, refiere la existencia de dos infecciones de forma simultánea, gripe y COVID-19.
Otro signo de alerta para eludir esas poses de exceso de confianza, es importante acudir al médico ante la aparición de síntomas y contar con un diagnóstico certero.
Si comienza a sentirse mal o sabe que estuvo en contacto con algún enfermo, actúe de forma responsable, no minimice las probabilidades del contagio y asuma el riesgo que representa para su salud y la de los demás.
En estos días de fiesta hubo mucho relajamiento con las medidas, ese mal ya está hecho y las cifras lo confirman, pero no demos rienda suelta a la avalancha y deje de usar excusas para justificar su indisciplina.
La economía del país, esa por la que todos padecemos, necesita abrir fronteras, la forma en que eso incide sobre su cuidado personal es una decisión individual, al igual que concurrir a centros gastronómicos, fiestas u otras celebraciones; igualmente importante es limitar reuniones y actos.
Para preservar la vitalidad social recobrada, que avance el curso escolar y que las actividades productivas se estabilicen precisamos convivir con la COVID-19, restándole protagonismo en la medida que seamos capaces de reducir la transmisión, con el apoyo de las vacunas, los controles sanitarios y el accionar de las autoridades de Salud Pública, pero todo ello será inútil si cada uno no se ocupa de protegerse.
Ya vivimos restricciones drásticas, tarjetas de movilidad, suspensión de servicios, puntos de control y mucho más… que según estadísticas oficiales 538 pinareños fallecieron a causa del virus en el 2021 y eso no deberíamos olvidarlo, bajo ninguna circunstancia.
Escuchemos, miremos y hablemos de lo mal que andamos, encabezando el número de contagios en el país y hagamos algo, pronto, para quitarnos el cartelito del “epicentro de la pandemia en Cuba”.
No basta con alarmarnos, cuestionar y criticar, eso es fácil, lo complicado es poner límites al modo de obrar, empezando por casa, evitando las salidas innecesarias y otras conductas que propician la propagación de la enfermedad. Estamos a tiempo de prevenir para no ahogarnos en lamentos, que a la postre nada solucionarán, es su salud, la mía, la de todos y bien sabemos que puede llegar a ser un asunto de vida o muerte, al menos yo, no estoy interesada en el juego de la ruleta rusa ni en que nadie me exponga a ello.