Los hombres y las mujeres de bien hablan lenguaje común: el humanista. Y como andan siempre sumergidos en lo esencial, asumen las fronteras que tiene el mundo como simples líneas administrativas, como un simulacro de mapa al cual no atienden porque el sufrimiento o la felicidad del ser humano es para ellos un asunto único en cualquier confín del planeta; porque se está con la especie humana, o en contra de ella.
En esa cuerda profunda y estremecedora tuvo lugar un histórico encuentro entre el Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y la Brigada estadounidense de Jóvenes “Let Cuba Live” de la Asamblea Internacional de los Pueblos. Los miembros de ese grupo habían llegado al archipiélago y ya habían navegado por las venas populares del país, durante una semana, acopiando vivencias de las que luego conversaron con el mandatario.
“Teníamos que llegar a Cuba para encontrarnos con nosotros mismos y con nuestra propia lucha”, dijo el joven Manolo de los Santos, director del People’sForum y líder social estadounidense, quien con ideas hermosísimas moderó un intercambio de dos horas en el Salón Portocarrero del Palacio de la Revolución -cuyo contenido conforma la próxima emisión del espacio comunicacional Desde la Presidencia-.
“¡Abajo el bloqueo! ¡El mundo socialista es el mundo que queremos!”. Con ese clamor los jóvenes visitantes habían recibido en el recinto al Jefe de Estado, quien llegó con sus compañera Lis Cuesta Peraza y se sumó a una conversación llevada por preguntas muy interesantes, hechas por los estudiantes, y a la cual concurrieron la primera secretaria del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), Meyvis Estévez Echavarría, el Presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), Fernando González Llord, así como dirigentes estudiantiles, del Partido Comunista, y del Gobierno de la Mayor de las Antillas.
Sentados en orden nada protocolar, solo acomodados por el interés del entendimiento y de la posibilidad de las verdades compartidas, los visitantes escucharon decir al dignatario: “Para nosotros es un placer compartir con jóvenes norteamericanos”. Díaz-Canel quiso expresarles antes de comenzar el encuentro: “Nosotros los admiramos mucho”.
Así lo afirmó porque, en su opinión, ellos han generado un movimiento social y político en Estados Unidos, “muy singular”; y porque ellos son expresión de cómo en temas tan complicados pueden abrirse paso los buenos sentimientos, los de justicia, libertad y emancipación; esos sentimientos que están presentes en la sociedad norteamericana a través de los jóvenes estudiantes.
El movimiento que se ha puesto en marcha -reflexionó el mandatario- tiene como referentes a hombres como Malcolm X y Martin Luther King. El Jefe de Estado reflexionó que en una sociedad tan injusta, con un gobierno que acude a la guerra como solución a grandes problemas, jóvenes como los que arribaron a Cuba son “las personas más importantes” con las cuales puede contar un país.
Recuerdos
Díaz-Canel comentó a sus interlocutores que nunca olvidará “el apoyo que nos dieron jóvenes como ustedes en Nueva York”, escenario donde tantas veces Cuba ha denunciado el bloqueo imperial que la atenaza. Y volvió a las horas de septiembre del 2023, cuando él salió a la esquina de Lexington y 38 -frente a la misión cubana en la ciudad neoyorkina- para exigir, en medio de una manifestación de jóvenes estadounidenses, el cese del bloqueo.
“Ustedes todos los días estuvieron en las calles”, reconoció el mandatario al hacer referencia a la compañía de una juventud valiente. Y otro momento emergió con fuerza y nitidez en la memoria del dignatario: un sábado de aquella jornada de septiembre del 2023, una noche lluviosa en la Sociedad de Nueva York para Cultura Ética, donde se congregaron cientos de amigos en apoyo a una nación que resiste.
Fue allí donde el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista -en un recinto bello y de altos puntales- enunció que Cuba tiende abrazos al pueblo estadounidense y a todos los hermanos del mundo, a todos los que sueñan con que ese mundo sea mejor. Poder compartir en aquella noche con los amigos fue -y así lo dijo el dignatario en el Salón Portocarrero- una “experiencia extraordinaria”.
El comienzo de una inolvidable conversación
“Bienvenidos al Palacio de la Revolución, y conversemos como lo hacen ustedes los jóvenes”, dijo el Presidente a sus valiosos interlocutores en los minutos iniciales del encuentro. Y Manolo de los Santos, quien fue presentando a cada estudiante que habló, fue enfático: “Estamos sumamente agradecidos al pueblo de Cuba por recibirnos en estos tiempos”.
El joven resaltó que, aunque son tiempos difíciles, el pueblo de Cuba no ha dejado de ser solidario, no solo con ellos sino también con el mundo entero.
“Ha sido una semana intensa -dijo Manolo sobre la estancia del grupo en la Mayor de las Antillas-, donde hemos reconocido la habilidad del pueblo cubano de hablar de todos los temas. De todo. Hemos estado hasta tarde en la noche, discutiendo (sobre) democracia, derechos humanos, economía, filosofía, cultura, de todo. Y por supuesto, bailando un poco con los cubanos y las cubanas”.
“Eso lo hacemos muy bien”, comentó sonriente el Presidente Díaz-Canel. Y Manolo compartió otra idea: “Qué rara esta oportunidad, de jóvenes norteamericanos, de poder reunirse con un Presidente…. Llevamos meses movilizándonos en Estados Unidos, demandando que nuestro Presidente nos escuche, y hoy amanecimos viendo una Casa Blanca rodeada, cercada, imposible de llegar a ella; pero aquí llegamos a Cuba y un Presidente revolucionario, socialista, honesto, humano, nos recibe abiertamente y quiere escuchar nuestras preguntas”.
“El mundo no se puede quedar callado”, resaltó en los momentos iniciales el mandatario cubano. Lo hizo categóricamente y ante la evidencia del holocausto que sufre el pueblo palestino. Y en esos minutos de pórtico estuvo la entrada hacia un camino de preguntas con sus respuestas.
¿Es la misma Revolución?
Pregunten, pueden criticar también alguna cosa que consideren que está mal. Fue la invitación hecha por el Jefe de Estado a los estudiantes, a quienes también dijo que “para el pueblo cubano va a ser muy bueno conocer cómo piensan jóvenes como ustedes”.
“Esta es una nación pequeña pero muy resiliente”, dijo la estudiante CelineQussiny. Para ella el bloqueo imperial provoca que Cuba enfrente muchos problemas. Es un cerco, denunció, armado por el mismo gobierno que ataca a Palestina.
El siguiente paso fue una primera interrogante presentada por el grupo amigo: Esta Revolución -que no comienza en 1959 sino mucho antes-, ¿cómo ha ido evolucionando? Los estudiantes quisieron saber al respecto, particularmente en lo que concierne a la etapa de los últimos 60 años.
Entendiendo la envergadura de lo planteado el Presidente Díaz-Canel dijo que la respuesta podía ser, o muy larga, o muy corta, pero que él se esmeraría en darla desde un punto intermedio. Ahí comenzó su viaje a los inicios de la nacionalidad cubana, incluso a etapas precedentes, cuando Colón llegó a América y abrió las puertas a encontronazos de identidad, a posteriores exterminios de las poblaciones originarias, al bochornoso capítulo de la trata negrera, al surgimiento del criollo que empieza a sentirse cubano y no español, al nacimiento de un afán independentista que siempre ha estado muy unido al surgimiento mismo de la identidad nacional.
Recorrió el Presidente etapas como las guerras mambisas; como todo lo hecho por el país caribeño -ya en el siglo XX- en aras de las causas independentistas en África, porque ese compromiso con el continente-madre tiene que ver con la reivindicación de los esclavos que llegaron a tierra cubana amarrados en barcos y cuyas sangres fluyen por las venas de los cubanos de hoy.
Díaz-Canel habló de nuestro Martí; de Antonio Maceo y su protesta en Mangos de Baraguá; de la Generación del Centenario con Fidel al frente; del asalto al Cuartel Moncada; de la prisión y el exilio en México; de la incorporación del Che Guevara al grupo de quienes después desembarcarían en el Yate Granma; de Fidel diciendo, con solo siete fusiles en mano, que entonces sí ganarían la guerra contra un ejército armado hasta los dientes.
Sobre ese último episodio el mandatario recordó que Cuba, en una línea con sabor a destino, ha solido ir de adversidad en adversidad, y de triunfo en triunfo, siempre sin perder de su horizonte una convicción fidelista, heredada de todas las luchas anteriores: “Lo que no puede haber nunca es rendición”, conceptualizó Díaz-Canel.
Como también dejó definido el Comandante en Jefe Fidel Castro en su momento -y así lo recordó el Jefe de Estado- la Revolución cubana es una sola, desde los mambises hasta hoy.
Cuando esa Revolución triunfó, dijo, eso fue motivo de gran preocupación para Estados Unidos. Y en cuanto a tal acontecimiento -bloqueado por el imperio desde hace tanto tiempo-, el mandatario destacó que las revoluciones pueden dar el ejemplo pero no pueden ser exportadas, porque “las revoluciones las hacen los pueblos”. De ahí que, enfatizó a los estudiantes, a ellos nadie los puede influenciar, nadie los orienta en las convicciones que eligen.
“Nosotros no somos perfectos ni queremos que ustedes nos idealicen”, dijo Díaz-Canel a los jóvenes; y añadió que los revolucionarios cubanos lo que sí tienen es una enorme vocación por la perfección.
En cuanto a la juventud del país caribeño, el dignatario expresó que ella está presente en todos los sucesos y procesos importantes de la sociedad. Enumeró varios ejemplos al respecto; y afirmó que la Revolución es una historia de continuidad de generaciones que están unidas en los principios; que pueden estar alejadas entre sí, por obra del tiempo, pero que se sustentan mutuamente por una unidad de esencias.
“¡Vamos a hacer ese mundo mejor, muchachos!”
¿Cómo Cuba ve el proceso de liberación de Palestina?, preguntaron los estudiantes. Y ese fue el punto de partida para que el Presidente afirmara que el mundo ha despertado en este momento de la historia, a partir de la causa palestina.
Es como si -reflexionó- el mercado hubiese tendido una manta de idiotez sobre las sociedades. Así habló en torno a un mundo marcado por la incertidumbre, por la adversa situación climática, por las desigualdades acrecentadas luego de la COVID-19, por las guerras…
Y más de una pregunta sirvió entonces para invitar a la reflexión de todos: A propósito de Palestina que sufre una guerra de más de 70 años, ¿por qué no hablan de ella y solo preocupa tanto Ucrania? ¿Por qué los grandes medios no van a las causas profundas del conflicto en Europa? ¿Quién causó ese conflicto en Ucrania? ¿Quién fabricó esa guerra? ¿Quién sale beneficiado de ella?
Sobre lo que sucede con el pueblo palestino, el Presidente Díaz-Canel meditó sobre cómo han muerto tantos seres humanos en tan poco tiempo. Dedicó especial atención al martirio de las mujeres y de los niños; y se preguntó en voz alta: ¿Qué puede haber en la conciencia de quienes han hecho esa guerra?
Palestina duele, nos tiene que doler, dijo, para aseverar que en esa tierra sus hijos están defendiendo la dignidad humana. “Creo que todo lo que hagamos por Palestina es poco”, subrayó; e imaginó el momento en que esa nación deba ser reconstruida, y habló sobre el dolor de las familias rotas, de las madres y de los padres que han vivido la experiencia terrible de ver morir a sus retoños.
Palestina abrió un espacio importante de conciencia; y en eso las protestas de los estudiantes estadounidenses han sido muy importantes. Así lo valoró Díaz-Canel Bermúdez, quien no pasó por alto que desde los días de las protestas contra la guerra en Vietnam no se vivían en Norteamérica manifestaciones tan intensas.
El mandatario confesó a los jóvenes que él estuvo entre los idealistas que imaginaron un mundo mejor después del desgarramiento que significó la COVID-19, porque los sistemas “se quebraron tanto…”. Pero tristemente -reparó el mandatario- el mundo fue a la guerra, se recrudecieron los bloqueos, y gobiernos como el israelí se han manifestado de manera brutal contra el pueblo palestino.
Queremos un mundo mejor, donde haya más igualdad, un mundo más justo; ese mundo es posible, lo que hay que hacer es defenderlo. Así reflexionó el Jefe de Estado, quien añadió que al mundo se le defiende como lo hacen los cubanos día a día, a pesar del bloqueo; y como también lo hace el pueblo palestino.
“¡Vamos a hacer ese mundo mejor, muchachos!”, convocó con firmeza y optimismo el mandatario.
“Aquí se lucha todos los días”
¿Cómo usted enfrenta el pesimismo; cómo inventar el optimismo en temas tan difíciles?, preguntó Manolo de los Santos al Presidente Díaz-Canel. Y esa fue la rampa de lanzamiento para que el dignatario enumerase muchos de los problemas que golpean la vida en Cuba; entre ellos, la falta de medicamentos y de alimentos, los apagones, las carencias de todo tipo…
“Y uno dice: hay que dar la cara, hay que estar en la calle”, expresó el Jefe de Estado, para seguidamente fundamentar por qué en “la historia de nuestro país están las respuestas a todos nuestros problemas”.
La esencia de su fundamentación fue que hay que “creer en la historia”, porque la historia cubana ha sido y es la lucha contra toda adversidad y en medio de ataques permanentes.
El otro camino del cual habló el Presidente para dar respuesta a los desafíos actuales es la ética –“hay que explicar la verdad”, dijo-; y el tercer elemento -subrayó- es lo justo, el Derecho.
La lógica imperialista que se sustenta en la asfixia económica y en la mediática también fue explicada al detalle por el dignatario, quien expresó que “aquí se lucha todos los días”, y que al plan del adversario se antepone la lógica de la construcción socialista, consistente en saltar por encima del bloqueo con esfuerzo y talento propios, con la filosofía de la resistencia creativa, que consiste en ir más allá de la resistencia para aspirar al crecimiento.
Las prioridades del Partido y del Gobierno para los tiempos que corren; la historia inolvidable de cómo los científicos cubanos salvaron a todo un pueblo de la COVID-19 -y lo hicieron con vacunas propias-; los procesos normativos sociedad adentro. Sobre tales experiencias conversó el mandatario con los jóvenes; y cuando Manolo de los Santos le preguntó cómo él explica al pueblo lo complicado de estos momentos, fue rotundo:
“Con la verdad, Manolo, con la verdad”. Y en ese punto del intercambio explicó que el Gobierno no tiene en sus propósitos molestar al pueblo con todas las dificultades que gravitan sobre la vida del día a día, y que no hay fórmula más efectiva que el intercambio “tú a tú”, como han enseñado Fidel y el General de Ejército Raúl Castro Ruz.
Preguntas sobre la esperanza
¿Cómo lograr que el futuro forme parte de la esperanza de los jóvenes en Cuba? ¿Cuáles son los temas principales que se debaten hoy en los ámbitos del Partido Comunista y del Gobierno?
A partir de esas preguntas hechas por los estudiantes, el Jefe de Estado siguió compartiendo reflexiones alusivas al valor de las ideas, y a todo el esfuerzo desplegado por la Revolución en los proyectos sociales; y entre los temas esenciales que se discuten, dijo, está el de la continuidad generacional.
Sobre lo último, Díaz-Canel Bermúdez hizo referencia al reto de mantener la continuidad a pesar de que las generaciones actuales ya están alejadas, en la línea del tiempo, del Primero de Enero de 1959. Y habló de otros retos cardinales: “¿Cómo lograr que Fidel permanezca siempre entre nosotros?”; ¿Cómo lograr que toda la epopeya revolucionaria, toda la grandeza, no se pierdan?
“Podemos vencer, pero nos lo tenemos que creer”, dijo el Presidente cubano en otro momento del encuentro, y también advirtió que se trata de una lucha larga, y que incluso habrá generaciones que no verán los frutos del esfuerzo, pero que habrán creado las condiciones para el triunfo de las generaciones venideras.
La tarde en el Salón Portocarrero -el mismo espacio donde tantas veces Fidel dio sus largos pasos-, estuvo llena de emociones y de verdades muy útiles. Entre otras tantas certezas, Díaz-Canel expresó que “lo que los pueblos defienden es lo que triunfa”.
Manolo de los Santos -quien ya había llamado “genocidio silencioso” al bloqueo que sufre Cuba, contó a los anfitriones en el Palacio de la Revolución sobre una semana llena de emociones, sobre diálogos con jóvenes cubanos que “no son robots”, que tienen un discurso muy crítico. Y contó sobre la experiencia de haber caminado por las calles y de haber podido saborear la sensación de la libertad.
“Cuba para nosotros es también lo que significa Palestina. Es la bandera de nuestra generación”, afirmó el director del People’sForum, quien no dejó pasar la jornada sin antes dar, muy sentidamente, las gracias. El líder social aseguró que con ellos -los jóvenes que han sido titulares en el mundo por sus protestas y por el modo en que se les ha maltratado- podrán contar Cuba, la Revolución y sus dirigentes. Y que así será hoy, mañana, y siempre.