Enero no es solo el primer mes del año, es la génesis de la aurora redentora, que a partir de 1959, trajo para Pinar del Río nuevos y mejores amaneceres.
En estas tierras, a pesar del tiempo, se recuerda la presencia vívida y gratificante, honorable y necesaria a un mismo tiempo del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Los predios vueltabajeros recibieron su andar en varios eneros luminosos. Hasta aquí llegó a los 17 días del triunfo revolucionario.
Cumplía así la promesa:
“No se preocupen, que a Pinar del Río no lo tenemos olvidado, a Pinar del Río iremos”.
Y vino Fidel y dialogó distendidamente con el pueblo pinareño, le explicó de la Revolución que acababa de triunfar y de los retos que había que vencer.
Es en Vueltabajo, donde el 24 de enero de 1960 inaugura la cooperativa Hermanos Saíz, en el municipio San Juan y Martínez.
El nombre de los jóvenes mártires sanjuaneros se levanta como estandarte, y es con toda su infraestructura, monumento erigido por la Revolución para la hornada de campesinos, obreros y profesionales que encontraron en este sitio rural asiento para sus vidas.
El 28 de enero de 1967 recibe a Fidel en los recónditos parajes de San Andrés de Caiguanabo, donde deja inaugurado un conjunto de obras de beneficio social, entre las que figuran cinco círculos infantiles, un seminternado con capacidad para 300 alumnos, carretera y todo un sistema de la agricultura cafetalera, entre otros intereses económico sociales.
La víspera del aniversario 125 del natalicio del Héroe Nacional José Martí, el 27 de enero de 1978, Fidel deja inaugurado el instituto preuniversitario vocacional de ciencias exactas Federico Engels, principal casa de estudios de nivel medio superior de la provincia, e institución que ha egresado a lo largo de estos años a más de 15 000 estudiantes.
El llamado a estudiar, a ser integrales seres humanos, revolucionarios y consecuentes con la Revolución está presente en sus palabras.
A ellas vuelve en el 2001 cuando el 17 de enero con un cariño tremendo deja reinaugurado el Palacio de Computación, centro dotado de laboratorios que responden a las nuevas exigencias tecnológicas. A los presentes les dijo:
”Ya se llama Palacio de Computación y ese es un nombre muy respetable, destinado a permanecer tantos años como permanezca la Revolución, es decir Siempre…”.
Las dificultades que enfrentó el Sistema Eléctrico Nacional obligó al país a realizar un estudio profundo y poner en práctica nuevas concepciones para el desarrollo de un sistema electroenergético nacional más eficiente y seguro.
Nacía así la Revolución Energética, y Pinar del Río tenía el mérito de ser la iniciadora. Acompañándonos estuvo Fidel, entre nosotros, ese 17 de enero del 2006 en la culminación del montaje de los grupos electrógenos.