“Con la llegada de los instructores de arte se consolida la escuela como la institución cultural más importante de la comunidad. Los resultados de su labor se reflejarán en el seno de la familia. El trabajo de estos profesionales se proyectará más allá de la institución escolar y dependerá del vínculo con el resto de las instituciones culturales y sociales de la comunidad”, precisó el Comandante en Jefe en el acto de graduación del primer curso de las Escuelas de Instructores de Arte, en la plaza Ernesto Che Guevara, de Santa Clara, el 20 de octubre de 2004, ocasión en que un numeroso grupo de jóvenes se titularon en Teatro, Danza y Artes Plásticas –los de Música lo hicieron un año después por ser más extenso el plan de estudios de esta especialidad–, según se cita en el portal digital Cubarte hace justamente un año.
Así se resumen las perspectivas que sobre la labor de los instructores tenía el líder de la Revolución, cuando en el 2000 orientó la creación de las nuevas Escuelas de Instructores de Arte, cuyo antecedente era la primera escuela con carácter nacional, fundada por él en abril de 1961.
Fue en esa primera graduación que se habló de la brigada de instructores de arte José Martí, concebida para funcionar como un movimiento juvenil y un ejército de la cultura, que debería actuar en los centros educacionales y en la comunidad, siempre de la mano del movimiento artístico profesional del país.
El próximo 18 de febrero se celebra el Día del Instructor de Arte, fecha que rinde homenaje al natalicio de Olga Alonso, joven teatrista graduada de la primera generación de la Escuela Nacional de Instructores de Arte y que perdió la vida en un accidente automovilístico a la edad de 19 años, en 1964.
Sobre el papel del instructor de arte en la actualidad, su función como educador, creador y promotor, Guerrillero dialoga con Yudian Padrón Pérez, de la especialidad de Teatro, egresado de la séptima graduación y presidente de la brigada José Martí desde 2021.
¿Cómo llega la Brigada de Instructores de Arte a esta fecha?
“Enfrentando disímiles retos impuestos por el contexto político y social, razón por la que hemos tenido un crecimiento no solo como artistas sino también como seres humanos, que conlleva a buscar novedosas formas de hacer; entre ellas hemos estimulado la competencia en aras de perfeccionar nuestra labor profesional. Este año también fue de superación y perfeccionamiento para los instructores de arte.
“Hemos trabajado para no perder el contacto con los niños, los adolescentes y el público en general; para no dejar que nuestro movimiento pierda la esencia, que se mantenga intacta y que se impulse la creación con pasos firmes allí donde se hace más necesaria la labor artística o de orientación cultural”.
En Pinar del Río la brigada cuenta con una fuerza técnica de 910 instructores de arte, de ellos 736 laboran en el sector educacional y 174 en casas de cultura.
¿Se corresponde en estos momentos su función con la idea fundacional?
“En estos momentos el trabajo del instructor de arte va encaminado a la formación integral de niños, niñas, adolescentes y público en general. Estimula, promueve y desarrolla procesos participativos de apreciación y creación en todas las manifestaciones artísticas en escuelas y en la comunidad. Igualmente crea y fomenta unidades artísticas del movimiento de aficionados, con el objetivo de satisfacer un bien espiritual que solo la cultura y el arte pueden brindar.
“Y creo que sí, que se corresponde con la idea fundacional de los instructores de arte, porque como decía nuestro Comandante en Jefe, somos los abanderados de la cultura y el humanismo. Somos los médicos del alma”.
¿Qué rol desempeñan en la formación de los más pequeños? ¿Cómo inculcar en ellos un gusto estético y una inclinación por lo más auténtico de la cultura cubana?
“Jugamos, sin dudas, un papel preponderante en la formación de las nuevas generaciones, ya que desde las escuelas, comunidades y las Casas les enseñamos el amor por las artes, el interés por el rescate de las tradiciones culturales, de la identidad. Inculcamos valores como la sensibilidad, en aras de transformar conductas y modos de actuación.
“Somos nosotros quienes desde las escuelas dignificamos, abogamos la capacidad de crear, de construir proyectos de vida de manera creativa e imaginaria; descubrimos, además, que en el trabajo con los niños hay un campo de pedagogía que nos enriquece como artistas y como seres humanos. En nuestro trabajo no hay discriminación, no hay rechazo, todo lo contrario, hay una inclusión permanente, un trabajo grupal que encamina su accionar de acuerdo con los principios de la política cultural de la Revolución para encauzar y prestigiar nuestra labor social, y así formar, desde edades tempranas, ese gusto estético por lo más auténtico de la cultura, sin olvidar jamás que aquello que les enseñamos debe ir acompañado de calidad y ser fiel a las esencias”.
¿Cómo crees que deban trabajar los instructores de arte para contribuir a salvaguardar y a la vez promover la cultura?
“Para salvaguardar y a la vez promover la cultura cubana debemos ser capaces de integrarnos. Urge usar mejor las casas de cultura, los espacios caracterizados, las iniciativas y proyectos comunitarios, fortalecer el movimiento de artistas aficionados, así como los diferentes sitios que hoy son generados desde cada territorio por nuestro movimiento y otras instituciones y organizaciones afines que forman parte de ese resultado creador de la vanguardia artística.
“Ello será factible siempre y cuando se presenten con calidad, con un gusto estético y que genere un pensamiento transformador, en función de apoyar los principios de la política cultural en nuestra programación”.
¿Cuánto defiende un instructor de arte las tradiciones?
“Tienen dentro de sus principales objetivos defender las tradiciones culturales. Trabajamos día a día para defenderlas, promoverlas, enaltecerlas, y cultivarlas, y lo hacemos desde el primer momento en el que nos sentamos y proponemos la idea creativa”.
Muchos jóvenes instructores finalmente tomaron otros caminos…
“No pocos jóvenes instructores de arte ya graduados optaron por diversos senderos profesionales como la psicología, el periodismo, el derecho. Otros no están con nosotros por disímiles razones, cada cual es libre de elegir sus propios caminos. Los que hoy están aman y defienden lo que hacemos y se sienten identificados con esta labor. Los que seguimos como instructores apostamos por formar jóvenes en los principios de la verdad, el honor, la integridad y la pureza, en un grado superlativo de excelencia”.
¿Se logran cubrir las necesidades de las casas de cultura y centros educacionales?
“Todavía no estamos satisfechos, pues no logramos cubrir todas las necesidades en casas de cultura e instituciones educativas. Hoy existe una gran demanda de la educación artística en el país, por lo que seguiremos inmersos en el proceso de retorno que hemos llamado Contigo somos más fuertes, encaminado a fortalecer la membresía y así poder cumplir con el encargo social”.
¿Qué importancia le concedes a los instructores de arte como parte activa de la sociedad cubana?
“Somos nosotros esos jóvenes que no vamos a permitir nunca que exista un apagón cultural, porque siempre habrá una tarea para la cual convocarnos, con la cual comprometernos, porque en nuestras manos está salvaguardar la cultura y fortalecer y enriquecer la parte espiritual del pueblo desde las artes”.