Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de la República de Cuba, envió una misiva al Secretario general de la ONU, Antonio Gutérres, en ocasión del aniversario 75 de la Carta de las Naciones Unidas (ONU), en la que expresa que los problemas globales exigen soluciones mancomunadas, publica hoy el periódico Granma.
«Enfrentamos múltiples crisis como consecuencia de la pandemia de la COVID-19, cuyos demoledores efectos, visibles en todas las esferas de la sociedad, avizoran ser perdurables y se suman a los desafíos globales pendientes», expresó el mandatario cubano, con motivo de esta efeméride.
«El escenario internacional es cada vez más complejo. Proliferan los conflictos y la carrera armamentista. Se intensifican las guerras no convencionales con fines de dominación, los actos de agresión, las medidas coercitivas unilaterales, la manipulación y politización de los derechos humanos y el irrespeto a la libre determinación de los pueblos. Se ataca el multilateralismo, se desconocen acuerdos internacionales y se descalifica el papel de organizaciones como la ONU y la Organización Mundial de la Salud», señaló el Jefe de Estado.
Frente a este panorama, destacó que la comunidad internacional debe «dejar de lado las diferencias políticas y buscar soluciones mancomunadas a los problemas globales, mediante la cooperación internacional». Así la ONU cumplirá fielmente sus objetivos y responderá a los retos actuales del planeta, sin egoísmos ni hegemonismos, en aras de un orden mundial justo, democrático y equitativo.
El 26 de junio de 1945, representantes de varios Estados suscribieron, en San Francisco, la Carta de las Naciones Unidas, cuando el planeta sufría aún las terribles secuelas de la Segunda Guerra Mundial. Los firmantes, mediante ese acto, establecieron una organización internacional bajo el nombre de Naciones Unidas (ONU), con los nobles propósitos de mantener la paz y la seguridad en el planeta, fomentar entre los países relaciones de amistad y realizar la cooperación internacional en la solución de problemas mundiales.
Setenta y cinco años después de este histórico acontecimiento, el orbe afronta urgentes y peligrosos desafíos como el hambre, la desigualdad, la contaminación, el cambio climático, el acceso al agua potable, los conflictos bélicos, entre otros, que demandan respuestas más efectivas de la ONU en la preservación del mundo de hoy y del mañana, como una organización moderna, dinámica y verdaderamente multilateral. Tales problemas de la humanidad se han acrecentado, recientemente, a niveles alarmantes.