La Real Academia Española define el vocablo epidemia como una enfermedad que se propaga durante algún tiempo por un país o una región afectando simultáneamente a gran número de personas.
A lo largo de la historia se conocen muchos de estos flagelos que han puesto en riesgo a la especie humana, algunos incluso se han convertido en pandemia, y van desde la peste de Atenas en el año 430 a.C, el cólera, la influenza hasta la Covid-19 que aún sufrimos hoy.
Pero algunas epidemias no han sido tan mortales, sino curiosas al punto de que hoy continúan como un misterio para la ciencia.
Unas décadas después de que la peste negra arrasara en Europa con un saldo entre el 30 y 60 % de la población de la época, tuvo lugar otra epidemia con características muy singulares. Era el año 1374 cuando hombres y mujeres de varias ciudades alemanas se lanzaron a las calles en frenéticos bailes y pidiendo ser exorcizados.
Aquella epidemia danzaria, llamada también coreomanía, no fue la primera de la historia, sino que ya había tenido antecedentes, pues desde el siglo XI existían evidencias escritas de tal comportamiento que comenzaba en una persona y se volvía contagioso hasta convertirse en un espectáculo caótico e incontrolable. Muchos fallecieron a causa del cansancio y la fatiga.
Otro ejemplo, más cercano en el tiempo fue el de Tanganica, actual Tanzania. En 1962, tres jóvenes asistían a la escuela y de repente comenzaron a reírse sin parar. Muy pronto la risa se volvió contagiosa entre el resto de las niñas y más de la mitad del centro escolar reía o lloraba de manera histérica. Ese fue el inicio de lo que se conoce hoy como la epidemia de Tanganica que duró varios meses y afectó a miles de personas, incluso se extendió a varios poblados y hubo que cerrar escuelas.
Según estudios realizados por sociólogos y etnógrafos, aquel suceso es lo que se considera hoy como un ataque de histeria colectiva masiva y su propagación tienen mucho que ver con las neuronas espejo que tenemos en el organismo. Sin embargo, se aluden algunas causas relacionadas con la incipiente independencia que había logrado el país de Inglaterra y la sociedad se revolucionaba a gran velocidad.
Algo también curioso sucedió a finales de marzo y principios de abril de 1983 en Cisjordania y que investigadores han denominado histeria masiva. A pesar del trasfondo político y las acusaciones de los gobiernos palestino e israelí sobre posibles ataques con gases u otros productos químicos, un gran número de palestinos, sobre todo estudiantes de una escuela en Arrabah y una cantidad menor de mujeres soldados israelíes, sufrieron desmayos y mareos, lo que provocó 943 hospitalizaciones. Aún es una incógnita.
En el año 2018, en un artículo publicado en la revista médica Medisur, el doctor Alfredo D. Espinosa, del hospital universitario Dr. Gustavo Aldereguía Lima, de Cienfuegos, exponía un estudio sobre enfermedad sicógena masiva, a través del reporte de varios casos. En uno de ellos se describía que un grupo de mujeres que trabajaban en una zona de cultivos fueron remitidas al hospital local por una supuesta intoxicación por organoforsforados.
A las mujeres que habían sufrido pérdida de conocimiento se les realizó toda clase de exámenes, llegando a la conclusión de que se estaba ante un caso de histeria colectiva, síntomas que son desencadenados por rumores o suposición de amenazas vitales como que un avión había sobrevolado fumigando con paration.
Sean cuales hayan sido las causas de estas curiosas epidemias, lo cierto es que la mente humana puede llegar a lugares insospechados y que continúa siendo aún un misterio para la ciencia.
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Soy terapeuta, laboro en la Universidad de Ciencias Médicas de la Habana, Prof. Auxiliar y MSc en Didáctica para Profesionales dela Salud y en Bioética.
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