Hace solo unas pocas semanas se estrenó en el festival de la cultura pinareña Nosotros el corto animado Era Nomeolvides, inspirado en el libro Fernanda Digital de la escritora pinareña Marcia Jiménez Arce, autora del proyecto y una de sus guionistas.
Era Nomeolvides está dirigido por Carlos Rodríguez Almora y Romel Deulofeu Hernández, el diseño de personajes le pertenece al propio Carlos y a Cesar Núñez. La escenografía a Yanet Pérez Rosas. Mientras que la música corre a cargo de Piq Montano, Ricardo Pérez y Toques del Río; y el guion lo escribió Marcia junto Amaury García Macías y Carlos Rodríguez Almora.
El comité provincial de la Uneac en Pinar del Río produjo el proyecto, cuyo argumento describe a una joven agobiada por la frialdad de una sociedad tecnológica, hasta que finalmente encuentra la amistad o el amor y ese añorado vínculo interpersonal, más allá del universo digital.
Con planos americanos, generales, cortos, incluso planos en detalle, el montaje lineal muestra no solo una escenografía que alude a un Pinar del Río futurista, sino que hace énfasis en el dramatismo del personaje.
Los efectos sonoros dan voz a la ciudad con su tráfico. La música, primero en las cuerdas de la guitarra, luego en la interpretación de Piq Montano, protagoniza la comunicación, porque no hay diálogo. No hace falta. La música es el mejor lenguaje en un material audiovisual tan breve.
Por eso, la narrativa del corto es visual, los planos cinematográficos y las expresiones de los personajes también comunican, como lo hace la representación de la ciudad en blanco y negro, y cuyo color aparecerá en dependencia del ánimo de Fernanda.
Llamo la atención sobre la escenografía, porque el diseño de una ciudad futurista seduce nuestra curiosidad. Como consumidores y residentes vueltabajeros estamos habituados a un contexto en el que prima la arquitectura decimonónica, pero Yanet Pérez Rosas ha logrado una armonía loable entre los viejos códigos y el futuro, donde no deja de reconocerse nuestra urbe.
Era Nomeolvides tiene un argumento crítico, muy actual. Aborda cómo las personas hoy están sumergidas en sus teléfonos entre redes sociales y navegación online, y como ello desemboca en carencias emocionales. Este tema atañe a todos, pero en especial a los adolescentes y no es un fenómeno nacional, sino internacional.
De ahí que este material, que circulará en un soporte que ha venido a sustituir al libro en el gusto del público joven, sea muy pertinente (porque la forma en que leen los jóvenes está cambiando hacia lo audiovisual).
Era Nomeolvides ha vencido dos grandes retos: primero, trabajar el género desde una provincia que no tiene antecedentes sólidos en el campo de la animación; segundo: trabajar con un equipo joven, que aprendió sobre la marcha y lo hizo muy bien.
En Cuba debe estimularse la realización de cortos animados, sobre todo a partir de obras literarias como es el caso. Insertar cortos animados en la promoción de textos literarios es una estrategia que asegurará públicos y crítica. Los libros no pasarán desapercibidos en los estantes y eso mucha falta nos hace.
Esperemos entonces que el tan necesario Era Nomeolvides inicie un periodo fecundo para la animación en la provincia.