Se habla de porcientos de aumento de la violencia en Estados Unidos, pero la realidad supera a los números, y más cuando se producen hechos tan cruentos revelados por las páginas web de la prensa norteamericana.
Hombre que mata a tiros en plena calle una pareja de latinos delante de sus hijos, cadáveres de niños que ahogan y lanzan sus cuerpecitos al río, incremento de los tiroteos entre pandillas, aumento de la represión policial contra las protestas sociales, en fin, una debacle que puede ser presenciada en cualquier calle de Chicago, Miami y Nueva York, por sólo mencionar algunas pocas urbes.
Ante tanta magnitud y crecimiento de la violencia, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha esgrimido sus ambiciosas promesas de la campaña electoral para tratar der disminuirla, convertida desde hace años en el pan de cada día para cualquier norteamericano en cualquier lugar de la Unión.
No sé si pasará igual que con sus promesas de campaña incumplidas, y que los cubanos conocemos muy bien, tal como aseguró tres veces que levantaría las medidas coercitivas -243- adicionadas por el anterior presidente, Donald Trump, al bloqueo norteamericano, pero nada hizo, porque para él era más importante compromisos electorales con elementos políticos asociados contra la Revolución Cubana.
Ahora bien, esto de combatir el elevado uso de las armas ya había tratado infructuosamente por él, cuando era vicepresidente de Barack Obama, pero ahora, en la presidencia permitirá a estados usar fondos del paquete de estímulo para combatir la violencia armada, o sea, su plan asegura que los propios gobiernos locales serán los que deciden cómo utilizar los fondos federales.
En este contexto, Telemundo dio a conocer el proyecto presidencial de cinco puntos para combatir el aumento de la violencia armada en el país.
«Es una estrategia para combatir la epidemia de la violencia con armas que hemos visto por demasiado tiempo en el país y que ha repuntado desde que comenzó la pandemia», dijo Biden durante la presentación de la estrategia desde la Casa Blanca.
«Hay cosas que sabemos que funcionan para reducir la violencia y la criminalidad. Es importante la revisión de expedientes durante la compra de un arma. Nadie necesita un arma que puede disparar hasta 100 proyectiles. Necesitamos programas para proteger a las comunidades y mantener a los vecindarios sin problemas», aseguró.
De acuerdo a la Casa Blanca, el plan será inicialmente financiado por fondos del último paquete de estímulo de $1.9 billones, promulgado por el mismo Biden en marzo.
Como habíamos anunciado antes, permitirá a gobiernos estatales y locales desviar hasta 350 000 millones de dólares de los fondos del paquete de estímulo para que puedan ellos tomar rápidas acciones, incluyendo contratar a más policías, invertir en nuevos tipos de entrenamiento policial y adquirir tecnología que permita a los agentes responder de manera más rápida a incidentes con armas de fuego.
Biden explicó que, por ejemplo, las ciudades que están enfrentando un repunte en la violencia armada podrán utilizar fondos del plan para contratar policías, para reforzar el control de sus comunidades, entre otras estrategias.
Además, los estados podrán invertir en programas educativos destinados a prevenir la violencia y dirigidos a aquellas comunidades que, por razones sociales y económicas, tienen más probabilidades de verse envueltas en sucesos con armas de fuego, ya sea como víctimas o como victimarios.
También anunció una política de «tolerancia cero» contra aquellos comerciantes de armas que están acreditados a nivel federal y que incumplen la ley, por ejemplo, vendiendo una pistola en el mercado negro.
«Estos mercaderes de la muerte están quebrantando la ley con fines de lucro. Están vendiendo armas que matan a personas inocentes y eso es inaceptable», aseguró. «Le vamos a hacer frente a esta situación. Habrá cero tolerancias para ellos».
También anunció medidas para ayudar a la reinserción social de presos con el argumento de que eso ayudará a reducir la criminalidad.
Específicamente, el gobierno de Biden tiene previsto dar ayuda de vivienda a algunos ex reclusos y dar incentivos fiscales a empresas que contraten a un ex convicto en los primeros 12 meses de su salida de la cárcel.
OTRA COSA PIENSAN EN TEXAS
Pero al mismo tiempo que el mandatario daba a conocer su plan, el gobernador Greg Abbott firmaba una ley que permite el porte de armas sin licencia en Texas sin la verificación de antecedentes y sin la capacitación que la acompañan.
La Legislatura dominada por los republicanos aprobó la HB 1927 y se la envió al gobernador, quien la firmó, a pesar de las objeciones de los grupos policiales que dijeron que pondría en peligro al público y a los propios agentes.
Los grupos de control de armas también se opusieron a la medida, señalando la historia reciente de tiroteos masivos del estado, incluidos los de un Wal-Mart de El Paso, una iglesia en Sutherland Springs y una escuela secundaria en las afueras de Houston, aunque en cada uno de esos ataques, los asaltantes utilizaron principalmente rifles de asalto, no pistolas.
Texas tiene algunas de las leyes de armas más flexibles del país y más de 1,6 millones de titulares de licencias de armas de fuego.
Los partidarios de la ley dijeron que permitirá a los texanos defenderse mejor en público al tiempo que aboliría los impedimentos innecesarios al derecho constitucional a portar armas.
Con la firma del gobernador Abbott, Texas se une a casi dos docenas de otros estados que permiten alguna forma de porte no regulado de un arma de fuego.
Sin embargo, Texas es el más poblado de todos ellos.
Texas, además, permite llevar rifles en público sin una licencia. La medida firmada por Abbott entrará en vigor a partir del 1 de septiembre y permitirá a cualquier persona mayor de 21 años portar una pistola siempre que no tenga antecedentes penales por delitos violentos o alguna otra prohibición legal.
La ley no evitará que las empresas prohíban las armas en su propiedad y se mantendrán las verificaciones de antecedentes federales para algunas compras de armas. Texas no tiene restricciones estatales sobre la venta privada de armas.
Texas ha permitido que las personas porten armas de fuego desde 1995 y ha estado reduciendo el costo y los requisitos de capacitación para obtener una licencia durante la última década.
Biden no ha dicho nada al respecto, por lo cual puede mostrar otra flatulencia que obstaculice su programa, siempre producto del incumplimiento al que, lamentablemente, parece estar acostumbrado.