Estados Unidos estimuló históricamente la emigración irregular de los cubanos y en la actualidad incumple los acuerdos migratorios bilaterales y presiona a gobiernos regionales para exigir visas de tránsito.
Bajo pretextos infundados, la embajada de Washington en La Habana cerró sus servicios consulares y a pesar de un reciente anuncio de que los retomará progresivamente todavía se obstaculizan los nuevos visados.
Hace cinco años el gobierno estadounidense incumple el compromiso de otorgar 20 mil visas anuales en virtud de los acuerdos bilaterales y las pocas que otorga a través de terceros países tienen incluso limitantes como las que se otorgan en la categoría de visitante, que solo se concede para una entrada al país.
Al mismo tiempo, existen evidencias de presiones ejercidas a gobiernos de la región para que exijan visas a los cubanos en tránsito, lo cual genera un trato discriminatorio para los nacidos en la isla caribeña.
Alentados por la Ley de Ajuste Cubano, única de su tipo en el mundo, muchos ciudadanos se unen a rutas migratorias irregulares en Centroamérica en las que se exponen a violencia, estafas y la corrupción de grupos dedicados al narcotráfico o la trata de personas.
En lo que va de año fueron devueltos a la isla por vía marítima y aérea mil 680 ciudadanos desde Estados Unidos, México, Bahamas e Islas Caimán, según precisaron las autoridades cubanas.
Fuentes federales estadounidenses informaron recientemente que desde octubre de 2021 hasta finales de febrero de 2022 más de 46 mil cubanos llegaron por tierra a la frontera mexicana-estadounidense luego de viajar de forma irregular.
Mientras, la embajada en La Habana sigue con sus servicios limitados y el actual gobierno norteamericano mantiene vigentes otras medidas coercitivas que limitan los viajes, entre ellas, la restricción de los vuelos desde Estados Unidos únicamente a la capital cubana o la no renovación de licencias a compañías aéreas y marítimas.
Bajo el mandato de Donald Trump se aplicaron más de 200 medidas para recrudecer el bloqueo, alrededor de 60 en la etapa más crítica de impacto de la Covid-19, lo cual puso en tensión la economía cubana.
Como lo hizo en el pasado desde el triunfo de la Revolución, el gobierno estadounidense utiliza los motivos personales o económicos que constituyen los principales motivos para los migrantes cubanos, para manipular y desinformar como parte de una estrategia para provocar el caos social y el desánimo.
Con su actitud de manera irresponsable Washington crea condiciones que incitan a la migración pero cierra las puertas al ciudadano para que lo pueda hacer de manera regular.
Las autoridades cubanas declararon sucesivamente que apoyan una migración ordenada y segura, y la disposición al diálogo para que un proceso que constituye un derecho humano pueda ejercerse sin obstáculos ni manipulaciones.