Si existe la armonía, hasta la más triste de las temáticas abordadas en la creación visual brillan imperiosa como el sol.
El camino para que algo llegue a ser un arte es de años, necesitado de personalidades atrevidas, humildes y geniales que sepan dirigir el asunto con ideas, materiales y conceptos radicalmente nuevos –aunque apoyados siempre en lo mejor de la tradición, porque en arte esta es la estructura donde se forja y sustenta el conocimiento.
Es la inspiración la que nos lleva al “Arte”: así sean los rostros, componentes de la anatomía humana o tan solo el caer de las hojas, o el movimiento del agua, o el amanecer. El artista busca más que solo ver, quiere sentir su entorno. El artista crea un espacio tridimensional en aras a la creación de estímulos sensoriales: visuales, auditivos, táctiles.
Cada propuesta creativa de Abel me entusiasma; durante todo el intenso proceso creativo admiré su sencillez, su mirada limpia, fresca y atenta, su afabilidad al construir historias en procesos continuos e intensos. Parece poseer esa chispa, esas maneras atropelladas y quebradas del que se sabe dueño de una idea nueva que le quema y le urge en su mente. Es el atropello del que no tiene tiempo ni para defenderse ni para explicarse, sino solo para afrontar un trabajo abrumador.
Con la muestra Evocación disfrutamos de una exposición polisémica y diferente de otras exhibidas por el autor. Traer a su madre a la memoria inspira su imaginación a través de 76 piezas, capaces de acudir a las invocaciones o conjuros. Logra sacar a la luz esa poderosa fuerza de la innovación que da al traste con todo, aunque siempre, apoyada sobre ese todo que niega lo cursi, banal o grotesco. Su creación artístico-literaria encuentra la belleza de un mundo vivo que avanza a golpe de corazón. Siempre hacia adelante, imparable.
Su abundante obra plástica recrea el brillo intenso y elevado de una buena cultura. En su discurso creativo no olvida la alegría de la vida, la serenidad, la potencia de la salud, el sol radiante de la mañana, el cielo despejado del corazón humano cuando es compasivo. Esta decisión de vital evocación a Nanci, en arte, no es ni mejor ni peor camino, pero es su camino.
Al ofrecer esta creación plástica y poética, anímica de inspiración maternal, muestra su proceder, no solo en la vida sino a la hora de comprender la inevitable muerte. No se trata de penetrar la intimidad del asunto para tratar de aclarar y aclararse, deja que la razón vaya apareciendo pero a partir de lo que físicamente es, de aquello que actúa como una sustancia que lo impulsa hacia el presente.
Evocación es la muestra de arte contemporáneo más reciente exhibida en Vueltabajo. Propone en la galería Arturo Regueiro la oportunidad para intercambiar, proponer, propiciar un ambiente participativo, cuestionador y de compromiso con la diversidad cultural. Como vía para explorarse a sí mismo y a la propia realidad: Abel con un peculiar sentido de la observación y con una aguda sensibilidad traspasa los límites de lo anecdótico y lo descriptivo, al imprimirle a sus obras un elevado simbolismo.
A través de su originalidad creativa, en esta exposición personal el autor sigue una dirección imposible de encasillar desde los principios estéticos que rigen la organización de la práctica artística.
Desde una visión muy personal ha apostado por la tradición familiar, hurga en la distancia y el tiempo como núcleo de la existencia humana, y con una particular interpretación de que el tiempo es recuerdo, memoria de quien ya se fue. Las historias, las metáforas muchas veces parten del imaginario colectivo para volver, tras la curva de la parábola a la propia sabia de los pueblos. La realidad es más asombrosa que la fantasía, ha dicho García Márquez; pero la fantasía ayuda a construir la realidad, la hace más humana. Madre, patria y fortaleza. A medias, cuando nos falta, Para todos, Caridad y El aroma del hogar. La vida es una pelea. En la noche, un triste velo. Salud, amor y dinero. Al alba, canto y sabor. Lluvia y luz en armonía, Emanando arte y vida. Cuidando a su piedra fina. Aroma, luz y memoria. El amor se ha repartido. Vida arriba, abajo muerte. El regreso tras la espera. Tras la tempestad, la calma. A la vista, fe y acción. Constancia y adoración. Llegando al eterno hogar. La alegría y el pesar. Hasta el final batallando. Bajo doble situación. Tu rostro en la eternidad… Rojo intenso, púrpura, negro y aceituna. El equilibrio entre el sol, la luna y las estrellas: esto es el arte de Abel Morejón Galá.